Saúl Craviotto: de la piragua a la élite mundial del deporte

Saúl Craviotto es uno de los grandes referentes del deporte español. Su trayectoria resume la evolución de un niño que creció en una piragua hasta convertirse en campeón olímpico y figura clave del piragüismo internacional. Pero también es la historia de alguien que ha aprendido a convivir con la presión, gestionar el error y entender que la salud mental en el deporte de élite es tan importante como cualquier entrenamiento físico. Una historia que recorremos en Mejor Conectados, una iniciativa de Telefónica que pone de relieve el valor de las conexiones humanas para conseguir nuestros logros.

El vínculo de Saúl con el piragüismo comenzó antes de que pudiera caminar. Su padre lo subió a una piragua con apenas unos meses y, desde entonces, el río se convirtió en su lugar natural. Mientras otros niños jugaban en tierra firme, él se dormía sobre la embarcación, envuelto por la tranquilidad del agua. Ese contacto temprano marcó su carácter y estableció una base sólida: disciplina, esfuerzo y una relación íntima con el deporte desde la infancia.

En sus primeras competiciones locales ya destacaba por su resistencia y técnica. El salto a las pruebas internacionales llegó de forma casi natural. Craviotto tenía claro desde pequeño que algún día quería competir en los Juegos Olímpicos, y llegó a ellos a base de constancia, dedicación y una rutina de entrenamiento marcada por la exigencia. Ese enfoque le permitió cumplir su sueño y empezar a construir una carrera deportiva que lo llevaría a sumar medallas en Pekín, Londres, Río y Tokio.

Medallas Saul Craviotto

Superando momentos complicados

Uno de los momentos que más lo marcó no fue un éxito, sino un fracaso. En el Mundial de 2015, presionado por clasificarse para Río 2016 y con el objetivo añadido de proclamarse campeón del mundo, falló. Aquella competición se convirtió en un punto de inflexión. Durante días, se aisló con la sensación de haber fallado a su equipo y a sí mismo. Esa derrota lo llevó a una etapa de tristeza profunda y le hizo replantearse su manera de entender el deporte. Craviotto ha repetido en varias ocasiones que fracasar no significa caer para siempre, sino aprender a levantarse de otra manera.

El episodio de 2015 puso de relieve una realidad habitual en el deporte de alto rendimiento: la presión afecta al cuerpo, pero también a la mente. Craviotto reconoce que vivió una etapa de depresión marcada por la vergüenza y el silencio, un periodo en el que no sabía cómo gestionar lo que le estaba ocurriendo. Su recuperación llegó gracias al apoyo de su familia y a la decisión de pedir ayuda, algo que hoy defiende sin estigmas. Su testimonio se ha convertido en un ejemplo necesario para hablar de salud mental en el deporte, especialmente entre los jóvenes atletas que crecen bajo la exigencia de un rendimiento constante.

Superar aquel bache no fue rápido. Craviotto tuvo que reconstruirse, ajustar sus expectativas y volver a entrenar con determinación. Transformó la presión en motivación y el miedo en energía. La resiliencia se convirtió en su herramienta principal para recuperar su nivel y volver a situarse entre los mejores del mundo. Ese enfoque lo acompañó en los años posteriores y resultó clave para preparar sus quintos Juegos Olímpicos, los de París 2024.

Saul Craviotto

Con la experiencia acumulada, Saúl llegó a París con una prioridad clara: disfrutar del camino, exprimir lo aprendido y aportar al piragüismo español todo lo que había recibido del deporte. Más allá del resultado, para él estos Juegos significaron cerrar un ciclo y demostrar que el rendimiento sostenido depende tanto del estado físico como del equilibrio emocional.

Hoy, además de competir, Craviotto comparte su experiencia en charlas y entrevistas, transmitiendo mensajes sobre constancia, salud mental y gestión de la presión. Su historia recuerda que el deporte no solo forma campeones: también construye personas capaces de levantarse, reinventarse y seguir avanzando. Saúl Craviotto es más que un medallista olímpico; es un ejemplo de resiliencia y una voz imprescindible para entender el deporte de élite desde una perspectiva más humana.

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