sexto sentido

El sexto sentido que escondía el corazón

¿Puede albergar el corazón un sexto sentido? Una reciente investigación descubre receptores del gusto en el tejido cardíaco de ratones y humanos. Éste es el sorprendente hallazgo.

En 1999, la historia del pequeño Cole conmovió a todos los espectadores que vieron en la gran pantalla la interpretación de Haley Joel Osment. Atormentado por sus poderes sobrenaturales, el niño le contaba al psicólogo encarnado por Bruce Willis que poseía una especie de sexto sentido.

Los poderes sobrenaturales de Cole, por los que puede ver a gente ya fallecida caminando de forma normal, intrigan a Willis, que trata de resolver el caso clínico. Su trabajo no sólo ayuda al niño, sino que también le sirve para reconstruir su propia historia autobiográfica. El sexto sentido, aclamada por la crítica y el público, recibió seis nominaciones a los Premios Oscar.

La película, dirigida por el realizador M. Night Shyamalan, pertenece al género del suspense y logró conformar un guión coherente sobre una percepción, la del sexto sentido, más cercana al terreno de la ciencia ficción que de la realidad. Y es que los estudios en biología han permitido describir por ahora sólo cinco sentidos: el gusto, la visión, el oído, el olfato y el tacto.

sexto sentido

En los cinco casos, nuestro sistema nervioso utiliza receptores sensibles a diferentes estímulos, que varían en función de la modalidad, la duración, la intensidad y la localización. Por ejemplo, a través del sentido de la vista recibimos estímulos luminosos, transformados en impulsos eléctricos gracias a los conos y bastones de la retina, que a su vez enviarán dicha información al cerebro.

De este modo, el organismo puede percibir lo que ocurre a nuestro alrededor a través de los mecanismos fisiológicos sensoriales. Si hablamos de recibir estímulos luminosos, nos referiremos al sentido de la vista antes mencionado, pero si nos centramos en los olores o el sabor, tendremos que analizar los receptores olfativos y del gusto que se encuentran en la nariz y la boca, respectivamente.

Podríamos pensar que estos mecanismos fisiológicos están completamente estudiados y definidos. Sin embargo, la ciencia nos da en ocasiones sorpresas. Un reciente estudio realizado en la Universidad de Queensland ha demostrado que existen receptores del gusto, particularmente aquellos relacionados con la percepción del sabor amargo, expresados en el corazón.

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El descubrimiento inicial se realizó en el tejido cardíaco de ratones, donde vieron que había receptores del gusto y del olfato. Sorprendidos por el hallazgo, los científicos decidieron probar qué ocurría si activaban los receptores del corazón. Al hacerlo, vieron que la contracción del corazón se detenía. Al examinar el tejido cardíaco de origen humano, descubrieron que también había receptores específicos del gusto.

Este particular sexto sentido, más que poseer una función relacionada con la percepción sensorial, podría estar implicado en problemas cardíacos. Es decir, estos receptores biológicos no tendrían las mismas funciones que poseen en la nariz o en la boca, sino que serían proteínas implicadas, por ejemplo, en fallos del corazón cuando deja de latir. Al igual que ocurrió en 1999 con la famosa película, este hallazgo tiene un regusto sorprendente y, sin duda, dará que hablar en los próximos años.

Imágenes | Nerthuz (Shutterstock), Unsplash (Pixabay), Mammela (Pixabay)

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