Servicios de reconocimiento musical como Shazam sirven para, aparte de identificar lo que está sonando, conocer de forma previa los temas que formarán parte de las listas de éxitos.
Abres el menú: de primer plato datos, de segundo datos y de postre te recomiendan más datos. A diferencia de otras etapas de la raza humana, vivimos en una era en la que la información lo rodea todo, una especie de oxígeno que es necesario para vivir y que a veces puede acabar asfixiando. Llevar en nuestros bolsillos una herramienta que nos abre las puertas hacia el conocimiento casi infinito, ha propiciado que los lapsus sobre ciertos temas en bares se conviertan en un duelo de «cowboys digitales» que luchan por saber quién desenfunda y llega a la respuesta correcta primero. Esta escena se repite mucho con cuestiones musicales. Ejemplo gráfico: estás en un determinado local y suena una canción. De repente tu cerebro intenta recordar de qué artista se trata y, ya que no va a aparecer ningún locutor para recordárnoslo (hilo musical), recurrimos a nuestro smartphone para descubrirlo.
Shazam es la aplicación por excelencia para analizar qué es lo que está sonando. Una vez que la abrimos, empieza a escuchar un fragmento de la canción, ofreciéndonos el resultado y dónde podemos encontrarla. Esta información es bidireccional, de manera que esta compañía puede saber qué artistas, singles, etc. serán los próximos éxitos, conectando las consultas de millones de usuarios a través del mundo. El Big Data al servicio de las plataformas. Otro ejemplo: existe una herramienta de rastreo creada por Google que utilizaron para encontrar los diferentes brotes de gripe porcina en México, analizando las búsquedas sobre dicha enfermedad y así deducir donde podría estar apareciendo un nuevo brote.
Cada día, Shazam atiende 15 millones de búsquedas, una cifra que da una dimensión real de toda la información que procesan, la cual podría ser utilizada de muchos modos diferentes: desde medir qué determinados artistas o estilos funcionan en diferentes áreas del globo, a erigirse como oráculos de las listas de éxitos. Obviamente, la plataforma sirve para descubrir aquellas canciones «desconocidas», funcionalidad que combinada con ubicación y temporalidad, nos ofrece la posibilidad de saber qué canciones están generando más interés y podrían llegar a ser el próximo «bombazo».
Como siempre suele decirse en este tipo de casos: «si no pagas por el producto, el producto eres tú«. El uso de este tipo de herramientas gratuitas nos permite acceder muy fácilmente a la información que posee la plataforma, pero al mismo tiempo pasamos a formar parte de ella. Esto «no debería» alimentar pensamientos paranoicos sobre el uso de nuestras consultas, pero sirve para comprender cómo todo este mundo hiperconectado se fagocita de si mismo, consumiendo y generando información sin ningún tipo de control.