Baterías más potentes, sistemas de geolocalización o pantallas táctiles son algunos de los extraordinarios resultados de la investigación para mejorar nuestros teléfonos móviles. Ésta es la ciencia que se esconde detrás de tu smartphone.
A finales de 2014, casi 2.000 millones de personas de todo el mundo tendrán un smartphone. Este dispositivo se ha convertido en una herramienta habitual, casi podríamos decir que imprescindible, en nuestro trabajo, comunicación o incluso en los ratos de ocio. Gracias al teléfono podemos consultar correos electrónicos en cualquier parte del mundo, organizar nuestras actividades en vacaciones o monitorizar nuestra actividad física diaria.
Detrás del smartphone que vemos en nuestros bolsillos se esconde una enorme cantidad de proyectos de investigación. Y es que cada una de las partes de nuestro teléfono ha sido estudiada al milímetro para que no sólo funcione a la perfección, sino que también tenga las dimensiones adecuadas. Baterías, procesadores y pantallas táctiles son algunos de los ejemplos de la ciencia que hay detrás de nuestro smartphone.
Primera parada, la batería
Nuestro smartphone no sería el mismo sin las contribuciones de John B. Goodenough, un físico experto en ciencia e ingeniería de materiales. Su trabajó permitió desarrollar los cátodos utilizados en baterías de ión-litio recargables. Sorprendentemente, tras dejar su investigación en la Universidad de Oxford, se mudó a la Universidad de Texas, donde continúa trabajando con 92 años.
Su última gran investigación fue publicada hace sólo dos años, cuando identificó un «material cerámico de ánodo para una célula de combustible de óxido sólido que funciona con gas natural», como explican en Technology Review. El material del cátodo que descubrió Goodenough se encuentra en multitud de dispositivos que usamos a diario, no sólo en nuestro smartphone. Sus contribuciones han sido tan importantes, que Estados Unidos le otorgó el Premio Enrico Fermi.
El GPS llegó durante la Guerra Fría
Hacer check-in en tu restaurante favorito, localizar una calle y conocer las indicaciones para llegar o ver la ruta que has hecho corriendo. Tres tareas tan cotidianas que no serían lo mismo sin la invención de un gran avance tecnológico, el GPS. ¿Desde cuándo no tenemos por qué perdernos? ¿Quiénes fueron los culpables de su descubrimiento?
En la década de los sesenta, el Departamento de Defensa de Estados Unidos comenzó a barajar la idea de desarrollar un sistema de posicionamiento y navegación de alta precisión. Su creación no sólo permitiría un ahorro económico, sino que también podría ser aplicado con fines militares y de aviación. La primera aproximación la realizó el investigador Richard Kirschner en su laboratorio de la Universidad John Hopkins.
Su trabajo, realizado en estrecha colaboración con la NASA, permitió el desarrollo del sistema Transit (también conocido como NavSat), usado por la marina estadounidense para rastrear el lanzamiento de misiles submarinos y guiar la navegación de barcos. Transit llegaría a la sociedad civil en 1967, una década antes de que los primeros GPS fueran implementados.
Un pequeño ordenador en nuestro smartphone
Hay quien dice que el desarrollo y las mejoras tecnológicas en nuestro smartphone han posibilitado que cada uno de nosotros pueda llevar un pequeño ordenador en nuestro bolsillo. Razón no les falta. ¿Quiénes han sido los responsables de estos avances? Por un lado, la primera CPU fue obra del trabajo de tres científicos, John Atanasoff, John Mauchly y J. Presper Eckert.
Su investigación permitió el lanzamiento de ENIAC en 1946, una máquina de 30 toneladas de peso que servía inicialmente en los cálculos de disparos de proyectiles. Resulta curioso pensar que aquella primera computadora ocupaba 167 metros cuadrados, mientras que nuestros teléfonos móviles, con CPU más potentes, son capaces de caber en unos pocos centímetros.
¿Y qué hay de los procesadores? Los de tipo multicore o multinúcleo fueron desarrollados inicialmente por el grupo de investigación de Kunle Olukotun en la Universidad de Stanford. Este tipo de procesadores combina dos o más microprocesadores independientes en un solo paquete, lo que permite tener un mejor rendimiento sin que se genere más calor.
Por último, no podríamos entender la evolución de los smartphones sin seguir atentamente el desarrollo de las pantallas táctiles. Porque no todo ha sido una mejora sustancial a nivel computacional, sino que también debemos recordar la mejora en la interfaz de usuario. En 1971, Samuel C. Hurst inventaba la primera interfaz electrónica táctil, que no llegaría a implementarse en un ordenador comercial hasta 1983, con la creación del HP-150.
Tuvieron que pasar cerca de tres décadas para que las pantallas táctiles se hicieran un hueco en nuestros dispositivos móviles. Gran parte de la culpa la tuvieron dos investigadores, Wayne Westerman y John Elias, que crearían la compañía FingerWorks a partir de sus trabajos en la University of Delaware. Posteriormente esta empresa fue adquirida por Apple, marcando un punto de inflexión en la historia de la telefonía móvil.
Estos ejemplos ayudan, sin duda, a repasar la evolución e historia de nuestro smartphone, en las que la investigación del sector público y la industria privada han permitido realizar extraordinarias mejoras y avances. ¿Quién nos iba a decir que detrás de cada teléfono móvil se escondía tantísima ciencia?
Imágenes | Pixabay, University of Texas, U.S. Army