Los móviles no son sólo potencia de cálculo y resolución de pantalla en el bolsillo, su equipamiento los convierte cada vez más en smartphones sensoriales.
Hoy en día los smartphones están equipados con una variedad de sensores que complementan el hardware básico que constituía un ordenador. Son múltiples los usos que se les puede dar a estos complementos, a veces más circunstanciales y otras veces esenciales para el funcionamiento de los dispositivos. Pero de momento, tanto fabricantes como desarrolladores y otros actores involucrados sólo han llegado a la superficie de lo que puede conseguirse. Tanta importancia se le ha dado a este aspecto que Apple, punta de lanza en la innovación móvil, ha dedicado un coprocesador en su último iPhone para gestionar todos los datos que generan los sensores.
Por si no estaba clara la importancia de los sensores en los móviles, tales como el GPS, giroscopio, sensor de proximidad o acelerómetro, Apple marcó el camino al revelar las características del iPhone 5s. A la unidad central de procesamiento A7 le acompaña otro coprocesador, el M7, destinado a recopilar datos de los sensores. La firma de Cupertino ha puesto especial énfasis en este componente en previsión de una gran afluencia de información o tal vez pensando que ésta, independientemente de la cantidad, tendrá una gran importancia.
Entre los beneficios que se cantan del M7 está el ahorro de batería gracias a un consumo inteligente. Pero su principal misión parece tener que ver con el uso de aplicaciones relativas a la salud y al ejercicio físico, pues el procesamiento de los datos será más efectivo. Como no podía ser de otra manera, Samsung también ha visto el potencial de este campo.
El Galaxy S4 ya incluye termómetro, sensor de humedad y barómetro, además de los sensores habituales. Éstos se conectan con la aplicación S Health, también una forma de centralizar los datos que se recogen a través de estos medios y aprovecharlos en software relativo a la salud. Pero no sólo los terminales más punteros destacan en este campo, hoy en día cualquier dispositivo de gama media está equipado sensorialmente.
Sin embargo, lo que está por venir podría ser bastante más complejo y con muchas más posibilidades. Se prevé que los smartphones sensoriales del futuro tengan la capacidad de medir la calidad del agua o algunos parámetros médicos. La reducción del tamaño del hardware también hace pensar en que un móvil podrá albergar radar y sónar en su interior. Incluso se está hablando de que podrán detectar las emociones del usuario.
Además, la cámara de un smartphone moderno permite ver cosas que un usuario no ve a simple vista, lo que es básicamente el concepto de la realidad aumentada. Al hilo de esto ya se está construyendo un gadget capaz de escanear los alimentos, mostrando su información al detalle en la pantalla del terminal móvil. Cabe pensar que dentro de poco este tipo de iniciativas estarán ligadas al sensor fotográfico del dispositivo.
Imagen: samsungtomorrow