No se detecta la impresora. Este mensaje produce sudores fríos, en especial si necesitas imprimir algo de inmediato. Veamos cómo resolverlo.
Nuestra relación con la impresora suele pasar del amor al odio constantemente. Se trata de un periférico al que exigimos fidelidad constante y, en especial, cuando vamos mal de tiempo. Sin embargo, no siempre es posible que la impresora esté en condiciones, en especial si la usamos poco.
A lo largo de los años, la impresora es el periférico que más disgustos nos da, en casa y en el trabajo. De ahí que no esté de más hacer una lista de las soluciones a problemas frecuentes con la impresora, desde las más básicas, pero no por ello menos prácticas.
Y junto a estas soluciones, conviene también un poco de paciencia y armarse de valor. No porque la impresora huela nuestro miedo, sino porque en el peor de los casos necesitaremos ayuda externa.
Comprobar las conexiones
El problema más drástico que podemos encontrarnos es que la impresora no se encienda o que nuestro ordenador o dispositivo de control no detecte la impresora.
Parece una tontería, pero un cable mal colocado o que ha sido movido sin darnos cuenta puede dejar de hacer contacto y que tu PC no lo detecte.
En el caso de impresoras inalámbricas, conviene comprobar que la conexión Wi-Fi de impresora y dispositivo controlador están activadas en ambos. Puede que la hayamos desconectado para ahorrar batería o sin darnos cuenta.
Apagar y encender
En ocasiones, la impresora no es reconocida por motivos desconocidos durante el arranque de la misma o del ordenador. Algo tan sencillo como apagar la impresora y volverla a encender al cabo de unos segundos puede ser de ayuda. Tan simple como parece.
Lo mismo ocurre con la propia computadora o dispositivo controlador. Apagarlo y volverlo a encender tal vez ayude a detectar el periférico correctamente.
Comprobar los controladores
Puede que aparezca la impresora como detectada pero que no responda a nuestras peticiones de imprimir algo. En estos casos, si las soluciones anteriores no han funcionado, probemos a actualizar los controladores.
Normalmente, los controladores por defecto del sistema operativo son suficientes. Con todo, cada fabricante tiene su propio software de impresión que, además, viene con controladores. Los controladores oficiales los encontraremos en la página de soporte del fabricante. Sabiendo el modelo de tu impresora encontrarás los controladores más recientes.
Para encontrar la página de soporte basta con buscar en Internet el nombre del fabricante y soporte. Como ejemplos, Epson, Xerox, HP o Canon.
Una vez instalados, el periférico debería llevarse bien con tu computadora.
Reinstalar la impresora
Otra solución que podemos aplicar si la impresora no nos hace caso al imprimir es volverla a instalar en el sistema operativo. Es decir, eliminamos la impresora del apartado Impresoras de Windows o macOS y luego volvemos a lanzar el asistente para que detecte de nuevo la impresora.
El proceso es relativamente rápido, así que en pocos minutos deberíamos volver a tener el periférico conectado y disponible para imprimir, esta vez sin problemas.
Tareas de mantenimiento
Hay problemas frecuentes que no siempre tienen solución. Suele tratarse de impresiones incorrectas, bien porque se salta líneas o porque las líneas de impresión no están bien alineadas.
En estos casos, cada fabricante ofrece soluciones de mantenimiento a través de sus propias aplicaciones o software de impresión. Las soluciones habituales suelen ser limpiar los cabezales de impresión o alinear los cabezales.
La limpieza suele durar unos pocos minutos y, al finalizar, el problema debería estar resuelto. Alinear los cabezales es un proceso más complicado ya que requiere que nosotros tomemos decisiones a partir de un patrón que hemos impreso previamente.
Si tras realizar estas operaciones no logramos resolver el problema de impresión y sigue imprimiendo mal, la única solución será acudir al soporte técnico del fabricante de la impresora.
Los cartuchos de tinta
Otro de los problemas frecuentes tiene que ver con la ausencia de tinta. En ocasiones, sacar y volver a colocar el cartucho que da problemas sirve para resolver el problema. En otros casos, la única solución es cambiar dicho cartucho.
Lamentablemente, según la impresora y el fabricante nos encontraremos con impedimentos difíciles de resolver por nuestra cuenta, como que la impresora sólo admita cartuchos oficiales o que los cabezales estén obstruidos.