El desempleo es sin lugar a dudas uno de los problemas más urgentes de la actual situación económica. Dentro de esta cuestión global es especialmente preocupante, por su carácter estructural, la elevada tasa de paro juvenil. Si la generación que ahora tiene menos de 30 años no acumula experiencia profesional, dentro de un tiempo el problema se agudizará aún más.
En este contexto el reciente anuncio, durante el Foro Económico de Davos, de Telefónica, de que serán creadas más de 1.000 startups en Europa para 2015, a través de su aceleradora Wayra, marca uno de los caminos a seguir en la lucha contra el desempleo que afecta a los más jóvenes. La puesta en marcha de empresas constituye un incentivo para dinamizar la economía a nivel general.
En estos momentos, una de las necesidades de las sociedades europeas son los nuevos proyectos que den impulso y lideren el crecimiento económico. La creación de empresas digitales contribuye a mejorar las perspectivas: se generan puestos de trabajo de calidad, más difíciles de ser destruidos o, en todo caso, lo suficientemente versátiles como para que el empleado no tenga problemas en reconvertirse posteriormente. Por otra parte, los productos surgidos de este tipo de proyectos pueden ser clave para afrontar amenazas globales, como el cambio climático.
El nacimiento de startups constituye una forma activa de combatir el desempleo juvenil. Los gobiernos han tomado algunas medidas, como incentivos de tipo fiscal, para paliar esta situación. Pero resulta complicado animar a las empresas a contratar cuando están reduciendo gastos.
Sin embargo, con el respaldo de organizaciones experimentadas, es posible crear empresas y nutrirlas de jóvenes profesionales. El programa Talentum beca a cientos de chicos y chicas con el fin de aportarles formación y acceso a recursos para llevar a cabo su propio proyecto. Se trata de inculcarles el espíritu emprendedor. El objetivo es que de ellos salgan nuevas startups, que en un futuro podrán generar empleo.
La puesta en marcha de startups ya está probando su eficacia contra el desempleo juvenil en algunos lugares. Londres ha visto cómo sus jóvenes se quedaban parados, sin importar la educación o la clase social. Pero durante 2013 está previsto un ligero crecimiento del empleo. El motivo se puede buscar en el empuje de su ecosistema emprendedor, que se ha concentrado –junto a las empresas digitales– en una zona de la ciudad, llamada Silicon Roundabout.
Formación adaptada al mercado laboral
No sólo la creación de empresas está implicada en la lucha contra el paro juvenil. La labor se gesta a una escala mucho más extensa. Para que el modelo funcione, la formación es determinante. La educación universitaria y otros tipos de enseñanza superior no siempre cumplen con el objetivo de preparar a los jóvenes para la tarea que van a desarrollar en el mercado laboral.
El consultor McKinsey, citado por The Economist, estudió en profundidad nueve países, entre ellos dos europeos (Reino Unido y Alemania) , y señalaba que únicamente el 43% de las empresas afirmaban poder encontrar empleados junior suficientemente cualificados. Según su opinión, una gran parte del problema es el distanciamiento que existe entre los centros de enseñanza y el segmento empresarial.
La solución pasa por una relación más cercana entre los centros educativos y las empresas, con el fin de estrechar lazos entre la oferta formativa y las necesidades del mercado laboral. Sin embargo, ¿qué ocurre con los que ya han acabado su ciclo de enseñanza pero necesitan completarla con conocimientos adicionales?
Las 1.000 startups que saldrán de las academias de Wayra hasta 2015 son un ejemplo de cómo aprovechar el talento de los más jóvenes. El lanzamiento de estos proyectos vendrá respaldado por un proceso de aprendizaje continuo, que completará la formación anterior de los emprendedores.
Cifras alarmantes
El desempleo juvenil afecta a la propia estructura económica. Por un lado, habrá una generación de profesionales sin experiencia laboral, cuyos integrantes lo tendrán difícil para reengancharse a la dinámica del mercado de trabajo. Pero también impactará en las empresas del futuro, que llegado un momento sufrirán un vacío para ciertos puestos de trabajo, ya que no encontrarán personal capacitado para cubrir las vacantes que vaya dejando la generación anterior.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ya alertó a finales del pasado año de los riesgos que conlleva una elevada tasa de paro juvenil. Junto con el Banco Mundial (BM), señaló que el ritmo de crecimiento global no asegura todos los puestos de trabajo que se necesitan en todo el mundo.
Según datos de octubre de 2012, el desempleo juvenil (contabilizado como la población menor de 25 años) alcanzaba el 21,9% en la Unión Europea, con un crecimiento del 0,7% respecto al año anterior. En España, ejemplo que citó el FMI cuando se refirió a la situación de los jóvenes, había un 55,9% de paro en este segmento. El único país que está por encima es Grecia, con un 57%.
Imagen: Phil and Pam