Hay algo en lo que probablemente estaremos todos de acuerdo: vivimos muy felices sin recordar el momento de nuestro propio parto. Igual hasta nos daría grima poder recordarlo y revivirlo.
Sin embargo, ya somos más los que levantaríamos la mano cuando nos preguntaran si nos gustaría recordar el día de nuestro primer aniversario. O nuestros primeros pasos. O la primera vez que algo nos hizo reír. Sin embargo, ninguno de nosotros puede recordar esos momentos, por algo llamado amnesia infantil.
Pues vaya rollo, pensará alguien, ya que no es algo que se pueda curar (de hecho ni siquiera es una enfermedad). Es simplemente un paso más en el proceso de formación de nuestra capacidad de almacenar recuerdos, que se va formando durante los primeros años de vida.
Además, tampoco tiene sentido intentar recordar esos años (que van del momento en el que nacimos hasta que cumplimos entre 3 y 5 años) a través de álbumes de fotos, ya que los álbumes no dejan de ser recopilatorios de momentos sin contexto, sin explicarnos qué pasaba ese día o por qué sonreíamos o llorábamos en esa foto.
«Pues si nadie vendrá a nosotros para devolvernos esos recuerdos, igual deberíamos hacer algo para que nuestros hijos y sobrinos sí que tuvieran la capacidad de revivir sus primeros años». Esto es lo que pensamos hace un año cuando un grupito de personas con Anna Cejudo (CEO y madre) a la cabeza decidimos empezar a crear lo que acabaría siendo «StepsLife».
StepsLife es una start-up pensada para guardar los recuerdos de los primeros años de los niños. ¿Y como hacer tal cosa? Pues a partir de «momentos» que mandamos y organizamos a través de una app (para Android e iOS). Cada «momento» es un mensaje privado, dirigido al niño/a donde le explicamos historias, anécdotas o cosas que le pasan y que nos gustaría que recordase. Y claro, cada momento puede ir acompañado de vídeos, fotos, audios…
Además, la idea es no hacerlo solos. Cada niño tiene su «cápsula del tiempo» StepsLife y sus padres deciden quién puede escribirles y quién no. Y algún día, cuando crezcan y sean mayores y puedan valorarlo, podremos entregarles todos esos mensajes para que puedan revivir esos años.
Hace menos de un mes que nacimos, y estamos ya descubriendo muchas cosas interesantes: los padres les envían mensajes a sus hijos sobre todo entre las 19 y las 22h: justo después de poner a dormir a los niños. En cambio, el resto de la familia y los amigos prefieren hacerlo durante el día.
Más cosas: las madres son las que envían más mensajes. Bastantes más que todo el resto de personas juntos, de hecho. Evidentemente, después de la madre suele venir el padre en número de mensajes, pero vuelve a ser curioso ver que después del padre viene las abuelas y después las tías. En resumen: ellas tienen más cosas que contarle al niño que ellos… o simplemente se preocupan más de que puedan recordar todo lo que les envían.
Con todo esto, está claro que no podemos curar la amnesia infantil o modificar la estructura del cerebro para que los niños recuerden todo desde el primer día. Pero tampoco se trata de eso. Lo que buscamos es otra cosa: es conseguir que en cualquier momento de nuestra vida adulta podamos hacer un viaje a esos momentos de felicidad absoluta de cuando éramos niños y poder hacerlo, además, de la mano de todas las personas que nos querían. Y eso sí que mola.
