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Susan David: la agilidad emocional y cómo convivir con nuestras emociones

Las emociones son un pilar fundamental en el bienestar y es importante aprender de ellas para establecer relaciones saludables con nosotros mismos. El desarrollo de las habilidades emocionales es un punto débil en la sociedad. No es habitual trabajar las emociones para que los niños puedan ser flexibles en un mundo frágil y cambiante por lo que debemos sacar el máximo partido a nuestros sentimientos.

Sobre ello ha podido hablar en enlightED, el evento mundial sobre educación, la psicóloga Susan David, autora del bestseller Emotional Agility, considerada una de las pensadoras de gestión más influyentes del mundo.

¿Qué es la agilidad emocional?

El mundo en el que vivimos y por nuestra experiencia emocional nos cuesta hablar de la muerte. En el caso de Susan, fue tras la muerte de su padre, con tan solo 15 años, cuando Susan realmente aprendió acerca de la negación y empezó a interesarse por el tema de las emociones. A partir de su propia experiencia comprendió que la sociedad no está preparada para desarrollar las capacidades más esenciales que nos hacen ser ágiles emocionalmente.

Susan David desarrolló este concepto refiriéndose a la capacidad de conectar con nuestro mundo interior, es decir, con nuestros pensamientos, emociones y recuerdos. En otras palabras, es la capacidad para obtener información cuando enfrentamos situaciones en las que nacen sensaciones y sentimientos que nos lleven a tomar buenas decisiones.

Esta capacidad de poder convivir con nuestro mundo interior nos permitirá vivir de forma coherente con nuestros valores. El objetivo de este concepto es conectar con nosotros mismos para poder avanzar en nuestra vida hacia la persona que queremos ser. En el libro Emotional Agility se describen 4 practicas centrales a la agilidad emocional que son fundamentales para interiorizar el nivel de bienestar esencial.

Normalmente las personas se quedan bloqueadas por recuerdos que pueden conducir a sufrir depresión, ansiedad, etc. Susan define esto como rigidez emocional que sería el término contrario a agilidad emocional. Esta rigidez surge cuando nuestros pensamientos, emociones y recuerdos nos impiden avanzar. En esta situación se entra en dinámicas personales en las que se siguen patrones que no ayudan a avanzar como, por ejemplo, una conversación en pareja que se convierte siempre en discusión. Según Susan, esta forma de actuar no corresponde a nuestra sabiduría interior.

Agilidad emocional vs. inteligencia emocional

Daniel Goleman, considerado el padre de la inteligencia emocional, describe esta como la capacidad de una persona para manejar sus sentimientos de manera que esos sentimientos se expresan de manera adecuada y efectiva. Susan explica que, una persona puede ser inteligente emocionalmente entendiendo bien sus emociones y las del resto, usando esto para hacer el bien o para hacer el mal. Sin embargo, la idea detrás de la inteligencia emocional es que no se planteó como un concepto relacionado con los valores o con quien queremos ser en el mundo.

La inteligencia emocional focaliza en el control de las emociones. Tras numerosas investigaciones, Susan David llegó a la conclusión de que controlar nuestras emociones puede ser contraproducente, produciéndose un fenómeno que los psicólogos llaman amplificación. Las personas que intentan controlar sus emociones provocan que estas vuelvan y, cuando lo hacen, vuelven fortalecidas y llevan a actuar de una manera que no era la que se pretendía.

Por otro lado, la agilidad emocional consiste en estar abierto a las emociones, aceptarlas y ser compasivos con nosotros mismos. Si aprendemos de nuestras emociones y entendemos lo que quieren decirnos podremos usar esta información de manera útil en nuestras vidas. Por ejemplo, cuando no queremos pensar en algo, aparece en nuestra cabeza de manera más recurrente. Susan lo que plantea es establecer una relación saludable con nuestras emociones.

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Imagen de Brand Factory.

Las estrategias para lidiar con nuestras emociones

Las dos estrategias que Susan considera que tendemos a usar para lidiar con nuestras emociones las llama embotellar e incubar. Aunque ambas estrategias parezcan muy diferentes, afectan muy negativamente en nuestra salud, nuestro bienestar y todos los aspectos de nuestra vida.

Embotellar las emociones

Los humanos no tenemos suficientemente desarrolladas las habilidades de agilidad emocional. Estamos acostumbrados por la sociedad en la que vivimos a forzarnos a ser positivos con todo lo que nos ocurre. De manera que, cuando surgen dificultades las personas tendemos a apartar las emociones y a no gestionarlas de una manera saludable.

Susan sostiene que hacer esto de vez en cuando no es algo malo. Por ejemplo, si has tenido una discusión con un amigo justo antes de entrar a una reunión es normal que dejes las emociones a un lado. El problema es cuando se desarrollan tendencias alrededor de esa emoción, así como, “si estoy triste aparto esa emoción”. Una de las consecuencias de embotellar emociones es que suele estar asociado a altos niveles de depresión y de ansiedad y, por ende, afecta a nuestra capacidad de solucionar problemas eficazmente.

Incubar

En muchas situaciones no tomamos una distancia saludable entre nosotros y lo que sentimos. Nuestras emociones se convierten en el centro de nuestro universo. Los efectos de esto son similares a los de embotellar, como una mayor tendencia a la ansiedad y depresión, además de poder afectar a nuestras relaciones personales. Estas prácticas se producen porque de algún modo es lo que nos han enseñado. La clave de la agilidad emocional es exteriorizar nuestras emociones y aceptarlas en su esencia.

Consejos para conectar con nosotros mismos

Muchos estudios afirman que cuanto más se centran las personas en ser felices más infelices son. Una investigación llevada a cabo por la Dra. Iris B. Mauss, profesora de la Universidad de Denver, para comprender cómo funciona la felicidad en las personas, llegó a la conclusión de que aquellas personas que valoran y persiguen más intensamente la felicidad tienden a sentirse peor que aquellas que tienen una actitud menos exigente.

Susan David establece que cada emoción difícil, tiene en su interior un valor que nos importa. El malestar es el precio que hay que pagar para tener una vida plena. Estos son algunos de los consejos para poder ser ágil emocionalmente que ella propone:

  • Exteriorizar y aceptar cómo te sientes, es importante ser amable con uno mismo y tener compasión con nuestras emociones.
  • Ser curioso con las emociones, preguntarte cual es el valor que está debajo de cada emoción, que te quiere decir esa emoción sobre lo que es importante para ti.
  • Etiquetar las emociones, una buena forma es escribir sobre ellas de manera que tomemos conciencia de lo que sentimos para poder gestionarlo.
  • Conocer cuáles son nuestros valores, ya que a diario tomamos cientos de decisiones que nos acercan o alejan de nuestros ellos. Esto, lleva a saber cuáles son tus valores, tus elecciones y que aspectos podrías cambiar para sentir mayor bienestar.
  • Establecer un momento en tu día en el que conectes con tus valores.

La clave no es ser positivos todo el tiempo, sino conectar con nuestros pensamientos, emociones y recuerdos, no apartarlos sino aprender de ellos. Las emociones son datos, no ordenes, por lo que cada uno decide la decisión que toma y si se aleja o no de nuestros valores.

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