Filósofos para una tecnología ética

La filosofía es, literalmente, el amor a la sabiduría. Y hay quien la considera el arte de pensar. En realidad, es una disciplina académica que, aunque denostada por algunos planes académicos, debería estar en primera línea. Y es que en cualquier ciencia o área de investigación hay algo de filosofía. O dicho de otra forma. Grandes científicos fueron también filósofos. De ahí la importancia de la tecnología ética o de ligar la ética a la tecnología.

La ética es la parte de la filosofía que analiza la conducta humana desde el punto de vista de si lo que hacemos es bueno o malo, admirable y virtuoso o reprochable y condenable. De manera que mientras la ciencia y la tecnología responden a preguntas que se hace el ser humano y a algunas de sus necesidades y curiosidades, la ética es la responsable de preguntarnos el por qué de determinadas tecnologías y cómo se deberían gestionar por el bien de todos y no por el de unos pocos. Por poner un ejemplo.

Precisamente, en temas tan candentes como la inteligencia artificial, la robótica o los algoritmos, la tecnología ética es imprescindible. La ética tiene un papel importante para prevenirnos de que la tecnología se utilice con fines reprochables en vez de fomentar su utilización para beneficiarnos y hacernos prosperar como sociedad del conocimiento y de la información.

Precisamente, sobre esta cuestión, y otras muchas, se debatió en el EnlightED 2022. El encuentro anual sobre el nuevo paradigma de la educación en su conjunción con la tecnología.

Los derechos humanos por encima de todo

Gracias a sus libros y, sobre todo, a sus adaptaciones al cine y a la televisión, muchos conocen las leyes de la robótica de Asimov. Sus tres leyes, que aparecen en muchas de sus historias de ciencia ficción, son un gran ejemplo de cómo la ética debe incidir en la tecnología. Y es que por encima de cualquier innovación o avance, deben prevalecer los derechos de los seres humanos. 

Dicho de otra forma. La tecnología debe hacer nuestras vidas más llevaderas, cómodas y satisfactorias. Y si no es así, los filósofos deben avisarnos de que no vamos en el buen camino. A partir de ahí, que les hagamos más o menos caso dependerá de nosotros. Y de los responsables de esas tecnologías. Y es que en ocasiones adoptamos innovaciones sin pararnos a pensar en si realmente nos ayudan o, en realidad, están ayudando al bolsillo de algunos.

Un buen ejemplo práctico son los constantes avisos que científicos, pensadores, filósofos y expertos en distintos ámbitos hacen sobre la utilización de la inteligencia artificial para uso militar. Hace años, se divulgó una carta abierta alertando del peligro de unir robótica e inteligencia artificial para aplicarlos en armamento. Entre los firmantes destacaban figuras importantes como Stephen Hawking o Steve Wozniak.

La ciencia ficción ya ha hablado largo y tendido de los peligros que entrañan las armas autónomas. Pero entonces quedaban lejos los robots que pudieran empuñar un arma. Hoy en día es una realidad. Por un lado, se trabaja con robots terrestres que incorporan armas automáticas o explosivos. Y también se entrenan a drones autónomos para que realicen tareas de vigilancia. El siguiente paso sería que pudieran lanzar misiles, algo que ya ocurre bajo supervisión humana a kilómetros de distancia.

La tecnología ética debe pensar en las personas por encima de las tecnologías
Fuente: Brand Factory Telefónica

Máquinas humanas y el papel de la tecnología ética

Hace unos años, Microsoft se encontró con uno de los peligros que pueden generar inteligencias artificiales mal programadas. Lanzó un bot en Twitter, es decir, un programa informático para conversar, que debía aprender a comunicarse de manera natural con otros usuarios humanos. El resultado fue que en pocas horas se volvió racista y xenófobo.

De los errores se aprende. Y en este tema en concreto, los investigadores que trabajan con inteligencia artificial son muy conscientes de la importancia de entrenar a estos programas informático evitando que adquieran actitudes o comportamientos que no tienen cabida en nuestra sociedad. Y esto puede aplicarse a un algoritmo de conversación o a un programa que se encargue de valorar el trabajo de los empleados de una empresa o la salud de unos pacientes en un centro hospitalario.

Como comenté antes, toda la vida ha habido una estrecha relación entre filósofos y científicos, dándose casos de perfiles de filósofos científicos y científicos filósofos. Lo mismo ocurre en las distintas disciplinas tecnológicas. Y hoy en día cada vez es más frecuente encontrar perfiles de este tipo en empresas tecnológicas o instituciones dedicadas a ofrecer asesoramiento sobre ética u otras disciplinas filosóficas aplicadas a la ciencia y la tecnología.

Los filósofos actuales tienen mucho trabajo por hacer. Y la tecnología ética debe hacer frente a delicadas cuestiones. Algunas de ellas ya presentes en el mundo real. Por ejemplo, ¿debe una inteligencia artificial ser la presidenta de una empresa, con miles de personas bajo su mando? ¿Una IA debería tener capacidad de elegir qué vidas son más valiosas que otras como hacen los profesionales de la sanidad en situaciones extremas? ¿Cómo nos afecta la constante exposición a las redes sociales?

RELACIONADOS

GPTs Custom

Cómo hacer GPTs Custom

Hace unos meses, OpenAI presentó una nueva función para ChatGPT, el popular chatbot de la compañía que funciona gracias a GPT-4, su modelo de...