Tecnologías para las Smart Cities

En un post anterior hablaba de las principales características, fuentes de valor y servicios que componen una ciudad inteligente. En este nuevo post el objetivo es profundizar un poco más en el concepto.

Una Smart City es, sin duda, un ecosistema muy complejo en el que intervienen numerosas tecnologías y múltiples agentes que las implementan, operan y usan. Estas tecnologías se enfrentan además, a retos como los de escalabilidad, capacidad, movilidad y gestión de la seguridad y privacidad de la información. Por ello, para entender bien la cadena de valor de los servicios propuestos en el marco de la ciudad inteligente hay que entender también qué es lo que la tecnología puede ofrecer.

La  creación de una ciudad inteligente es algo mucho más que la provisión de ciertos servicios de forma individual. Desplegar una Smart City lleva asociado la creación de una serie de infraestructuras así como disponer de mecanismos de gestión de la información y diferentes plataformas. Y todo ello integrado bajo una perspectiva global.

De manera sintética se pueden definir en cinco, los pasos de la que podríamos denominar cadena de valor tecnológica de la Smart City:

  • En primer lugar se encuentra la etapa de recolección de datos de la ciudad. Esta tarea se realiza utilizando sensores, actuadores y diferentes dispositivos, entre los que hay que incluir a los propios móviles de las personas, a diferentes aparatos del entorno del hogar, a los vehículos así como a los dispositivos de medida situados en infraestructuras fijas, como en mobiliario urbano, en edificios, en sistemas de canalización y tuberías, en estaciones metereológicas y así un largo etcétera.

 

  • En segundo lugar se realiza la transmisión de los datos recopilados de la ciudad a través de las redes de comunicación. Esto se lleva a cabo mediante una combinación de infraestructura inalámbrica, móvil y fija dependiendo de las necesidades de movilidad, ancho de banda y latencia de la aplicación en concreto. En algunos casos las redes inalámbricas y móviles serán las únicas de las que se disponga. La arquitectura de esta red será muy variada. Por regla general, los sensores transmitirán la información a través de protocolos ligeros a coordinadores o gateways que a su vez enrutarán los datos a través de líneas móviles o fijas y lo harán llegar a las bases de datos y plataformas que faciliten la provisión de los servicios.

En esta arquitectura hay que destacar que, en algunas ocasiones, los propios sistemas de sensado van provistos de cierta inteligencia y son     capaces de actuar de manera autónoma para proveer ciertos servicios o partes del servicio sin la necesidad de conectar con el servidor central. Un ejemplo en este sentido podría ser el de los sistemas de riego, que podrían activarse con una programación horaria que también tuviera en cuenta la humedad del ambiente, por lo que cierta parte del servicio, con su lógica o inteligencia, podría funcionar de manera autónoma sin necesidad de conectar con un servidor central. De manera adicional el sistema podría ser activado remotamente, o reportar datos al sistema central con el fin de, posteriormente, ser utilizarlos para analizar la manera de optimizar el mantenimiento de los jardines, aprender del uso, etc. Por lo que en cualquier caso, el hecho de disponer de la conectividad a la red es lo que le dotaría de toda la funcionalidad “smart”.

  • Una tercera fase comprende el almacenamiento y el análisis de los datos: se trata de almacenar en una plataforma central los datos recopilados en el entorno de la ciudad al mismo tiempo que se facilita su procesamiento posterior mediante diferentes sistemas analíticos.  Para ello, el repositorio de información no ha de ser volátil,  permitiendo además el uso posterior de los datos por parte de aplicaciones y servicios.
  • En cuarto lugar, los datos alimentan una Plataforma de provisión de servicios: esta plataforma facilita la prestación de los servicios en el ámbito de la Smart City y está formada a su vez por módulos que permiten, por ejemplo, gestionar el precio, facturar, gestionar las relaciones con el cliente, etc. A su vez, esta plataforma tiene interfaces que serán utilizadas para implementar los servicios que serán entregados a los clientes finales.
  • Finalmente se encuentran los Servicios de la Smart City, que podrán ser desarrollados por los mismos agentes involucrados en el resto de la cadena de valor tecnológica o  por otros agentes, en muchos de los casos, los agentes ya involucrados en la provisión de cada servicio en concreto en el ámbito de la ciudad pertenecientes a los diferentes sectores y ámbitos económicos.

La provisión de los servicios en el marco Smart City va a implicar necesariamente la participación de numerosos agentes, de diferente naturaleza y carácter que desempeñarán roles diversos. No existe un modelo único de ecosistema. Hay múltiples posibilidades y múltiples modelos e incluso en implementaciones diferentes de ciudad los mismos agentes pueden desempeñar roles distintos. Los principales agentes seránlos Ayuntamientos, las Consultoras TIC especializadas, los integradores TIC y proveedores de middleware, los proveedores de aplicaciones, las operadoras de Telecomunicación, las Utilities y las constructoras.

Un Smart City es pues un sistema complejo, un ecosistema en el que intervienen múltiples agentes, en el que co-existen muchos procesos íntimamente ligados y que resultan difíciles de abordar de forma individualizada. Un ecosistema en el que sus agentes habrán de contar con un elemento esencial: el compromiso a largo plazo, algo que sin duda, tendrá su recompensa.

 

Imagen portada|Made in Zaragoza

Imagen interior|Domenico

 

 

 

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