La compañía se implica en la preservación del entorno anunciando su respaldo hacia el Acuerdo de París en sus objetivos de Energía y Cambio Climático para 2020. Telefónica ya había destacado por sus soluciones de Internet de las Cosas y Big Data para reducir la huella de carbono. La puesta en marcha de proyectos que promuevan la sostenibilidad ambiental reportarán a la multinacional un ahorro de 90 millones de euros.
Decía Gandhi que no hay caminos para la paz, la paz es el camino en sí mismo. Esta idea introducida por el pensador indio y que tanta ayuda aportó a la humanidad se podría aplicar igualmente a la preservación del medio ambiente: no se trata de una meta como tal, sino de la senda a seguir. Es indudable que la necesidad de proteger la Tierra es uno de los asuntos más urgentes y primordiales que el hombre debe confrontar en el siglo XXI. La magnitud de la cuestión reside en la importancia de conservar los recursos naturales que sustentan la vida del planeta, así como los paisajes y ecosistemas que nos rodean, de modo que la Tierra continúe siendo un lugar habitable.
El pasado 4 de noviembre entró en vigor el Acuerdo de París, un pacto histórico en la lucha contra el cambio climático que abre un camino, reconociendo la gravedad del problema y la responsabilidad de los seres humanos al respecto. 195 países determinaron en la Cumbre del Clima celebrada en la capital francesa que la temperatura del planeta no supere los 2 grados a finales de este siglo en relación a los niveles preindustriales. Los expertos estiman que una temperatura por encima de la que se convino tendría consecuencias desastrosas para el medio ambiente. IPCC, el grupo que asesora a la ONU en esta materia, reveló en su último informe que si las emisiones de gases efecto invernadero continuasen como hasta ahora, la temperatura media global aumentaría entre 3,7 y 4,8 grados en 2100 respecto al nivel preindustrial. Este incremento del calentamiento global afectaría a los fenómenos climáticos extremos, intensificando las inundaciones, sequías y ciclones, además de afectar gravemente al nivel del mar.
Compromiso mundial
Por ello, todos los sectores de la sociedad deben colaborar en la conservación del entorno, alineándose con el compromiso mundial que se adoptó en París en diciembre del año pasado. Así pues, coincidiendo con la Conferencia de la Organización de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP22), celebrada recientemente en Marrakech, Telefónica ha mostrado su respaldo hacia el acuerdo en el anuncio de sus objetivos globales de Energía y Cambio Climático para 2020. La multinacional apostará por energías renovables, como fuente sostenible para el negocio, y se compromete a que el 50% de la electricidad utilizada en sus operaciones provenga de fuentes limpias en 2020 y el 100% en 2030. La compañía reducirá a la mitad el consumo de energía por unidad de tráfico y disminuirá en un 5% en términos absolutos las emisiones de gases de efecto invernadero. En consecuencia, la puesta en marcha de proyectos de eficiencia energética y la utilización de renovables le reportará a la entidad un ahorro de 90 millones de euros.
En este sentido, José María Álvarez-Pallete, Presidente de Telefónica, ha afirmado que “estos objetivos responden perfectamente a la estrategia de crecimiento y despliegue de red de Telefónica: hacer más con menos y tener la Red más eficiente y limpia del sector en términos de energía y carbono. Y lo queremos porque esto es bueno para nuestra cuenta de resultados, para nuestros clientes, para sus familias, y para las generaciones futuras”.
Telefónica cumplirá sus nuevos compromisos apoyándose en una Política global de Gestión Energética y potenciando su Programa de Eficiencia Energética, el cual fue reconocido y obtuvo la distinción “GSMA Glomo 2016”en el pasado Mobile World Congress de Barcelona por sus destacados resultados en iniciativas de eficiencia energética y disminución de emisiones de GEI. Asimismo, la entidad propone ahora impulsar nuevas reducciones de combustible, la transformación de su red con las tecnologías más avanzadas y el uso de las energías limpias.
Además, en la cumbre de Marrakech, la organización Global e-Sustainability Initiative (GeSI) presentó la nueva“SMARTer2030 Action Coalition”, grupo del que Telefónica forma parte, y que pretende apoyar el Acuerdo de París con iniciativas concretas que permitan a los sectores industriales reducir sus emisiones de CO2 a través de las TIC. Según GeSI, las emisiones que se pueden evitar con las soluciones digitales son casi diez veces superiores a las generadas por el despliegue de estas tecnologías.
El compromiso de Telefónica con el entorno viene cumpliéndose desde hace tiempo. La multinacional ya ha destacado en el pasado por sus soluciones de Internet de las Cosas (IoT) y Big Data para reducir la huella de carbono de otros sectores como el transporte, la energía, el agua o los residuos. Tampoco es la primera vez que la compañía se une a proyecto de esta índole, habiendo participado anteriormente en programas como “Un millón de compromisos por el Clima-Camino a la COP21 de París” que pretendía involucrar a todos los ciudadanos en la lucha contra el cambio climático y potenciar la Conferencia de París que se le celebró en diciembre del año pasado.
De esta forma, Telefónica también pretende mantenerse en la “Lista A del Clima” de empresas líderes por su estrategia, gestión transparente e iniciativas en respuesta al cambio climático, según CDP, la organización sin ánimo de lucro que anualmente recopila y distribuye esta información para inversores, corporaciones y gobiernos.
En definitiva, con esta iniciativa Telefónica avanza en la eficiencia energética, un reto que desde la misma compañía consideran acuciante y obligatorio, y que evidencia que promoviendo la sostenibilidad ambiental de las operaciones, clientes y ciudades, se consigue generar nuevos ingresos y reducir costes. Tan sólo se trata de un paso más en el camino de la lucha contra el cambio climático, que sin embargo nos permite seguir el ejemplo de Gandhi y lograr así que la conservación del medio ambiente pase de ser un fin a un hábito.