Telstar 1, el primer satélite comercial de comunicaciones de la historia, realizó su primera emisión de TV el 23 de julio de 1962.
Aunque la mayor parte de la información que intercambiamos a diario viaja a través de grandes cables de fibra óptica, e incluso gracias a FTTH la fibra óptica llega a nuestros hogares, las comunicaciones por satélite siguen teniendo un papel muy relevante hoy en día. Gracias a los satélites de comunicaciones, por ejemplo, podemos proveer de acceso a Internet o de servicios de telefonía móvil a lugares recónditos donde no hay infraestructuras desplegadas y, por supuesto, también son la base sobre la que se apoyan muchas retransmisiones en directo, por ejemplo, la televisión.
Recibir multitud de canales de televisión vía satélite o, por ejemplo, ver en un informativo una conexión en directo con un reportero destacado al otro lado del mundo nos resulta algo cotidiano y dentro de lo normal; sin embargo, conseguir todos estos servicios y la flexibilidad que nos pueden llegar a ofrecer no fue un camino fácil y requirió bastantes esfuerzos y grandes proyectos de cooperación y colaboración internacional.
Precisamente, el mes de julio es un mes muy especial para las comunicaciones por satélite puesto que el 10 de julio de 1962 se lanzó el Telstar 1 que se convirtió en el primer satélite de comunicaciones comerciales de la historia, todo un hito tecnológico que causó un gran impacto en aquel entonces hasta el punto de que uno de los primeros programas de televisión emitidos vía satélite fue una intervención en directo del Presidente de Estados Unidos John F. Kennedy, un hecho que tuvo lugar el 23 de julio de 1962, hace justo 51 años.
El contexto del proyecto
En octubre de 1957, la Unión Soviética había tomado la delantera en la carrera espacial con el lanzamiento del Sputnik I; un lanzamiento al que seguirían otros más con nuevos satélites Sputnik que, además de demostrar la ventaja técnica del país, tenía como objetivo recopilar datos y enviarlos a la Tierra (es decir, telemetría). Estas primeras comunicaciones vía satélite eran unidireccionales puesto que los satélites recopilaban datos y los enviaban a la Tierra, un aspecto que se iría mejorando en diversos proyectos experimentales y que, por ejemplo, Estados Unidos desarrolló para proyectos destinados a la Armada y el Ejército del país.
A finales de los años 50 y principios de los 60, tanto en Europa como en Estados Unidos se vivió un gran auge de la radio y la televisión así como de los abonados a la red telefónica; evidentemente el aumento de la demanda originó que se plantease el despliegue de nuevas infraestructuras y también el desarrollo de nuevos servicios que pudiesen aportar valor a la oferta existente (por ejemplo, aumentar los contenidos disponibles o poder ofrecer emisiones en directo desde otros lugares del mundo).
La NASA estaba ya trabajando en un sistema de comunicaciones por satélite así que para impulsar el proyecto se unieron algunas empresas y organismos que, mediante la colaboración público-privada pudiese desarrollar un sistema de comunicaciones por satélite comercial para su uso en la difusión de señales de radio y televisión así como en telefonía fija. Al proyecto de la NASA se sumaría American Telephone and Telegraph Corporation (AT&T) que lideraría el proyecto y aportaría su centro de investigación (los Laboratorios Bell) y también sería la propietaria del satélite dejando a la NASA a cargo del lanzamiento (por lo que percibió 3 millones de libras esterlinas de la época por cada lanzamiento) y, desde el lado de Europa, Francia y Reino Unido tendrían presencia en el proyecto a través del Servicio de Correos Británico y la Oficina Postal de Francia.
El proyecto se desarrolló en el seno de los Laboratorios Bell y John Robinson Pierce se encargó de la dirección del mismo junto a Rudolf Kompfner (responsable del sistema de comunicaciones) y James M. Early (encargado de los sistemas electrónicos: diseñó los transistores y también las placas solares que alimentaban el satélite).
Características del Telstar 1
El satélite tenía forma esférica (con diámetro de 87,6 centímetros) y pesaba alrededor de 77 kilogramos; un tamaño que no era casual puesto que eran unos parámetros de diseño que había que cumplir para poder alojarlos dentro de los cohetes Delta de la NASA y lanzarlos al espacio.
El Telstar 1 era capaz de transmitir una señal de televisión y cursar hasta 600 llamadas telefónicas gracias a su receptor de señal en la banda de 6 GHz y su equipo de transmisiones en 4 GHz. El satélite funcionaba a modo de repetidor; recibía señales a 6 GHz, las bajaba a 4 GHz, las amplificaba y volvía a transmitir la señal a una frecuencia más baja para minimizar las pérdidas de señal (hay que tener en cuenta que el satélite solamente podía emitir señales de 14 vatios de potencia porque sus placas solares no podían aportar más energía).
El control de las comunicaciones se ejercía desde tierra en tres estaciones situadas en Estados Unidos (Andover en el Estado de Maine), Francia (Pleumeur-Bodou) e Inglaterra (Goonhilly Downs) y dada la escasa potencia que tenía el Telstar a la hora de transmitir, las antenas de estas estaciones ocupaban una superficie de más de 300 metros cuadrados.
El lanzamiento del Telstar 1
El lanzamiento tuvo lugar el 10 de julio de 1962 en un cohete Delata que situó al satélite en una órbita elíptica con una inclinación de unos 45 grados, un perigeo de 945 kilómetros y un apogeo de alrededor de 5.600 kilómetros. El Telstar 1 tardaba unas dos horas y media en dar una vuelta completa a la Tierra y solamente podía usarse unos 30 minutos porque ese era el tiempo en el que estaba sobre el Océano Atlántico y, por tanto, podía actuar de enlace entre Europa y Estados Unidos.
Tras su puesta en órbita, el 11 de julio de 1962 se realizó la primera emisión de televisión pro satélite y se envió una imagen de una bandera de Estados Unidos filmada en la Estación de Andover. Sin embargo, la inauguración oficial se reservó para el 23 de julio de 1962, día en el que se realizó la primera retransmisión de televisión vía satélite de la historia entre las cadenas NBC y CBS de Estados Unidos y la BBC de Reino Unido. En esta primera emisión los afortunados televidentes pudieron ver unas imágenes de la Estatua de la Libertad, unas secuencias de un partido de béisbol y una rueda de prensa del presidente Kennedy:
Las conexiones solamente duraban 30 minutos y había que esperar dos horas y media para poder realizar una nueva conexión; con estas restricciones no era posible realizar programaciones continuas. Tras la rueda de prensa del presidente Kennedy, en la siguiente pasada del satélite, las estaciones Europeas de Inglaterra y Francia emitieron a Estados Unidos imágenes del Big Ben, la Torre Eiffel, la Capilla Sixtina y algunas imágenes del ártico y, además, también se pusieron en marcha las primeras llamadas telefónicas entre Europa y Estados Unidos a través del satélite.
La continuidad del programa
Justo el día anterior al lanzamiento del Telstar 1, Estados Unidos hizo estallar en el espacio una bomba nuclear lo cual provocó alteraciones en los Cinturones de Van Hallen que se siguieron sucediendo con otras pruebas nucleares de Estados Unidos y la Unión Soviética. Esta actividad anormal provocó una gran avería en el Telstar 1 en diciembre de 1962 y el satélite quedó inoperativo hasta enero de 1963 aunque volvería a averiarse en 21 de febrero de 1963 sin posibilidad de reparación (lo cual puso fin a su vida operativa).
El fin del Telstar 1 no supuso el fin del programa puesto que se lanzaría el 7 de mayo de 1963 el Telstar 2 y, además, se pondrían en marcha otros proyectos para construir nuevos satélites de comunicaciones como el Syncom o los satélites Relay.
El impacto del Telstar 1
El Telstar 1 marcó un punto de inflexión en la historia de las comunicaciones y abrió las comunicaciones por satélite, que estaban enmarcadas en proyectos militares y también en la carrera espacial, a las operaciones comerciales. Curiosamente, tanto el Telstar 1 como el Telstar 2 siguen en el espacio aunque, eso sí, fuera de servicio tras sus averías así que ambos satélites pioneros hoy en día son considerados basura espacial al no estar operativos.
A los aficionados al fútbol quizás el nombre de Telstar les resulte familiar y es que ese fue el nombre que recibió el balón que la firma Adidas diseñó para la Copa de Europa de 1968 y el primer balón que Adidas puso a disposición de la FIFA para ser utilizado en el Mundial de Fútbol de México de 1970 (y también se utilizaría en 1974 en el Mundial de Fútbol de Alemania). Su diseño de icosaedro truncado conformado por 20 hexágonos blancos y 12 pentágonos negros, además de convertirlo en una imagen clásica del fútbol, tenía cierto parecido con la forma del Telstar 1 (que estaba forrado por paneles solares negros) y, precisamente, en homenaje a este primer satélite comercial recibiría su nombre.