Coches eléctricos

El verdadero visionario de los coches eléctricos está en China

Ex ministro de Ciencia y Tecnología de China, Wan Gang apostó fuerte por los coches eléctricos cuando nadie lo hacía.

Se puede pensar que la meca de los coches eléctricos es California, por la inestimable huella de Tesla. Pero si se tienen en cuenta todos los factores que conforman un sector industrial, la región está lejos de serlo. Al menos lo está si se la compara con China. El gigante asiático es, hoy por hoy, quien más coches produce y vende en su territorio. Tantos que superan a los fabricados por la suman del resto de países.

El sector de los coches eléctricos en China hizo que salieran de las fábricas del país 595.000 unidades en 2017. Casi el mismo número de automóviles se vende dentro de las fronteras, lo que no ocurre en otros países, que son netamente exportadores. El artífice de esta máquina industrial es Wan Gang , ex ministro chino de Ciencia y Tecnología, ahora retirado en un think tank con 66 años.

Hace dos décadas Wan Gang convenció al Consejo de Estado de China de volcar el peso de las autoridades para apostar por una tecnología nueva. Se trataba de los coches eléctricos, que por aquellas fechas no habían obtenido aún reconocimiento, ni social ni económico. Tras su paso por la Universidad Tecnológica de Clausthal, en Alemania, y por el fabricante Audi, Wan bregó en China por usar fondos gubernamentales para nutrir una nueva industria en el país , con subsidios y apoyo a la investigación.

Wan entró en contacto con el Ministerio de Ciencia y Tecnología de China y vendió su idea al ministro de aquel entonces, en el año 2000. El país no podía competir en la industria tradicional del motor con los fabricantes de Japón, Alemania o Estados Unidos. Pero sí podría hacerse un hueco en el mercado con una nueva tecnología.

Coches de gasolina y diésel

En aquel momento se trazaron planes para ofrecer estímulos a la investigación de vehículos con energías alternativas. Para 2007 Wan ya era ministro de Ciencia y Tecnología y redobló los esfuerzos. Un caudal de financiación se encaminó a la investigación y desarrollo en vehículos eléctricos.

Wan impuso metas escalonadas, que sirvieran como estímulo. Primero lanzó el reto de construir una flota de autobuses eléctricos para Pekín 2008, después quiso poner 1.000 coches eléctricos en cada gran ciudad del país. Al mismo tiempo los incentivos para los fabricantes de este tipo de vehículos crecían.

La punta de lanza industrial de la movilidad eléctrica

Hoy hay en China compañías enormes, como BYD, y startups, como NIO, que surten al mercado nacional. Pero no solo los coches se han vuelto eléctricos en China. La China Association of Automobile Manufacturers registró 777.000 ventas de vehículos eléctricos en 2017. Para 2018 se espera que la producción llegue al millón.

Y es que también las scooters cuentan, las bicis, los patinetes. Pero la transformación de la movilidad va más allá. El país ya ha probado barcos eléctricos y el sector privado trabaja en los taxi-dron.

Aunque en este escenario lo que más destaca, con el permiso de los coches, son los autobuses. China ha logrado una verdadera proeza en este ámbito. La ciudad de Shenzhen es atravesada diariamente por una flota miles de autobuses eléctricos y es solo la primera piedra. Para hacerse una idea de su importancia basta un dato: el ahorro en consumo de petróleo por estos vehículos es de 279.000 barriles al día.

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