El transporte eléctrico en China no deja de crecer. Los vehículos eléctricos solo son la parte principal del puzle, pero la tendencia también alcanza a los barcos.
China es el país de peso internacional que más apuesta por el transporte eléctrico. Casos singulares como el de Noruega, muy avanzado en este ámbito, palidecen ante la magnitud de los cambios que está impulsando el gigante asiático.
Los coches eléctricos están teniendo un asiento fabuloso en China. El país ha aumentado considerablemente su red de carga de estaciones eléctricas y lo ha hecho como previsión. El objetivo es crear un sustrato que permita acoger la futura demanda de estos vehículos.
Aunque tampoco habrá que esperar a un futuro lejano para que los coches eléctricos afloren a las calles chinas. La preparación de la infraestructura va en consonancia con la adopción. En 2017 el país fabricó 595.000 coches eléctricos, según el International Council on Clean Transportation. Es más de la mitad de la producción mundial (que se calculó en 1,1 millones). En comparación, Estados Unidos fabricó 200.000 vehículos.
El transporte eléctrico en China rueda a buen ritmo por sus calles. El pasado año China vendió la totalidad de su producción de eléctricos, al contrario que otros países, como Alemania.
Pero también el transporte público importa. China ha puesto en circulación una gran cantidad de autobuses eléctricos. Solo en la ciudad de Shenzhen introdujo 16.000 unidades el pasado año. Y no es el único caso. Tanto es así que la Agencia Internacional de la Energía estimaba ya en 2016 que el país contaba con 300.000 autobuses eléctricos. Las propias autoridades chinas han previsto que para 2025 la cifra ascienda a 1,2 millones.
Más estimaciones que conforman una imagen general: Bloomberg New Energy Finance calcula que el 99% de los autobuses eléctricos del mundo está en China. Según sus datos, el país asiático se estaría ahorrando unos 279.000 barriles de petróleo diarios gracias a estos vehículos.
El transporte eléctrico por mar y aire
Aparte del ámbito terrestre, existen otros espacios a conquistar. El transporte eléctrico en China también alcanza a los mares e incluso a los cielos. Es todavía muy incipiente, pero el camino parece ya marcado.
En 2017, China logró el hito de botar el primer buque de carga eléctrico del mundo. Esta monstruosidad de 1.000 baterías, que se cargan en solo dos horas, pesa 2.000 toneladas. Mide 70,5 metros de largo y tiene una autonomía de 80 kilómetros. Es, evidentemente, una primera prueba. Llevará a cabo tareas de transporte a nivel local, pero podría ser el primero de una flotilla eléctrica.
Los puertos de China son muy activos, y el hecho de que el país se haya lanzado a probar un barco eléctrico es un indicador de sus interese en este campo. Pero es que también al aire ha llegado el transporte eléctrico. Así lo reflejan las pruebas realizadas por la startup china Ehang, que ha fabricado un modelo de taxi-dron viable. Las autoridades chinas se muestran proclives a este tipo de experimentos. Más aún, han llegado a acuerdos para que fabricantes extranjeros de avionetas eléctricas entren en el mercado nacional. Es todo un arsenal para cambiar el modelo de transporte.
Imágenes: Remko Tanis, II