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Virus y cáncer: el bueno, el feo y el malo

Los virus pueden tener un efecto médico negativo, provocando la aparición de tumores malignos. Un estudio demuestra que también tienen un lado positivo.

Como si de la famosa película protagonizada por Clint Eastwood en 1966 se tratase, los virus ejercen un papel diverso en el origen de una de las enfermedades con mayor impacto médico, social y personal de nuestro siglo: el cáncer. A día de hoy se considera que entre el 10-15% de los tumores se originan a partir de una infección vírica. Sin embargo, los virus también podrían servir en el tratamiento de estos pacientes.

De esta manera, haciendo una comparación con la película El bueno, el feo y el malo, estos agentes infecciosos e invisibles a simple vista pueden servir como herramientas terapéuticas, tras una reciente investigación realizada en la Clínica Mayo de Estados Unidos. Por otro lado, no debemos olvidar su papel oncogénico, como en el caso del virus del papiloma humano (asociado con el cáncer de cuello de útero) o el virus de Epstein–Barr (relacionado con el linfoma de Burkitt).

El bueno: virus del sarampión contra mieloma múltiple

Investigadores de la Clínica Mayo de Estados Unidos lograron recientemente demostrar la eficacia clínica en un estudio preliminar de cepas modificadas del virus del sarampión. En este estudio, dos pacientes recibieron la conocida como viroterapia, un tratamiento con el cual los científicos querían combatir el mieloma múltiple que padecían, un tipo de cáncer de la médula ósea.

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Los resultados obtenidos demuestran que la administración de cepas víricas modificadas podría ayudar en el tratamiento del cáncer. La aplicación de una dosis 10.000 veces mayor que la vacuna tradicional contra el sarampión permitió la desaparición de los tumores.

Ésta es la primera vez que se demuestra la eficacia de la inyección intravenosa de virus contra el cáncer, una idea largamente estudiada. En los próximos meses se continuarán estos ensayos clínicos preliminares para comprobar si, efectivamente, estamos ante el «lado bueno» de las partículas víricas en el área de la oncología.

El feo y el malo: los virus que provocan cáncer

A pesar de este gran avance de la mano de científicos estadounidenses, no todos los virus tienen esa cara positiva. Como comentábamos al principio, muchos agentes infecciosos están relacionados con la formación de tumores malignos. Uno de los ejemplos más famosos, sin duda, es el del virus del papiloma humano. Bajo esta denominación se esconden en realidad más de 150 tipos de virus, que en la mayor parte de ocasiones origina molestas verrugas, que pueden llegar a desaparecer en 1 ó 2 años.

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El lado feo del virus del papiloma humano puede convertirse en terriblemente dañino cuando nos encontramos con los conocidos tipos 16 y 18. Éstos son denominados virus oncogénicos, ya que son responsables del 70% de los casos de cáncer cervical. Otros tumores, localizados en la orofaringe y otras zonas del sistema reproductor (además del cuello de útero), también se asocian con la aparición de este temido virus.

En resumen, la relación entre virus y cáncer es cuanto menos compleja. La biología todavía trata de entender los mecanismos de infección y su relación con la aparición de neoplasias malignas, con el objetivo de frenar estos tipos de cáncer. Estudios como el realizado en Estados Unidos demuestran, por último, que los agentes víricos también pueden tener un «lado positivo» en medicina.

Imágenes | KGH (Wikimedia), PAHO/WHO (Flickr)

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