Luego del lanzamiento de Google Glass, la llamada tecnología wearable, vestible o ponible se viene enfocando sobre todo en el registro de la actividad física. Si se amplían los desarrollos, quizá pronto tengamos ropa que se seque automáticamente o unos zapatos como los de Marty McFly.
Mucho se está hablando de las prendas de vestir y accesorios que incorporan sensores y tecnología, para darles cierta interactividad. No obstante, esta tendencia conocida como “wearable technology” o tecnología vestible –o ponible, en su traducción aceptada por la Fundación del Español Urgente– presenta todavía una oferta limitada: anteojos, relojes y pulseras.
Se espera mucho más de este tipo de desarrollos, por ahora restringidos mayormente a la interacción con los teléfonos móviles, para registrar actividades deportivas o hacer seguimiento de signos vitales.
La “tecnología wareable” tiene por objetivo llevar la computadora personal más allá del escritorio y explorar espacios, algunos nuevos y otros ya examinados. Como antecedente de los relojes inteligentes estuvieron los modelos Casio, equipados con una calculadora en la década del 80, cuando eran una joya preciada de los nerds.
La nueva generación de dispositivos wearable trabaja en su gran mayoría de forma conjunta con algún teléfono inteligente, tableta o computadora. No son completamente autónomos, y aún padecen la gran limitante de la actual industria tecnológica: la autonomía de las baterías.
En los últimos dos años, esta tendencia tomó fuerza sobre todo de la mano de Google Glass. Los anteojos causaron furor durante su lanzamiento. Con un diseño de armazón estilizado, equipado con una pequeña batería y un sistema de conexión inalámbrico a un smartphone, su seña distintiva estaba en la pequeña pantalla montada en la parte frontal. Sus creadores presumían de una novedosa forma de registrar fotos, videos y de interactuar con las aplicaciones presentes en el teléfono móvil.
Con este dispositivo, Google pretendía tomar la delantera y revolucionar la forma de interactuar con las computadoras, más allá del ratón, en los equipos personales, y de las pantallas táctiles, en los teléfonos inteligentes y tabletas.
Aunque actualmente hay algunos modelos disponibles para la venta, lo cierto es que los anteojos electrónicos de Google aún no están maduros; continúan en un largo período de experimentación, sin una fecha concreta de salida al mercado.
Si Google pretendía acaparar la interacción con la tecnología, el equipo detrás del reloj inteligente Pebble buscaba algo mucho más simple: ser una segunda pantalla para las notificaciones de los teléfonos inteligentes. Sus creadores lo lograron con un movimiento inusual: el financiamiento colectivo a través de Kickstarter, que obtuvo la mayor recaudación de la plataforma, con 10 millones de dólares.
Así, Pebble pretende que, sin sacar el smartphone del bolsillo, con solo un leve giro del brazo, el usuario pueda contar con las notificaciones de las redes sociales, los mensajes de correo electrónico y otras funciones adicionales.
No son los únicos en la escena. Sony ya dispone de varios modelos de Smartwatch wareable, un preciado nombre que la compañía japonesa se apropió para su línea de relojes inteligentes. Asimismo, el gigante surcoreano Samsung tiene dos versiones del Galaxy Gear, con cámara de fotos y un micrófono para enviar órdenes de voz al teléfono.
En la carrera por ocupar la muñeca de los usuarios, los fabricantes también lanzaron unos accesorios muy específicos: las smartbands, pulseras usadas por los aficionados al running, que complementan con las aplicaciones móviles de monitoreo de actividad física. De vuelta, tanto Sony como Samsung y LG presentaron sus últimos modelos wearable.
http://youtu.be/3CMiSK7ENlA
Google tampoco quiso quedarse al margen y presentó su plataforma Android Wear, una versión de su popular sistema operativo móvil que ahora busca posicionarse en el segmento de la “tecnología wearable”.
Los relojes inteligentes que lo utilicen tendrán una modalidad de uso unificada y un diseño inédito en este tipo de accesorios: una pantalla redonda, como el Moto 360 de Motorola, uno de los primeros smartwatches en elegir este formato y sistema operativo.
http://youtu.be/dnerqDWwVgg
Samsung planea extender estas herramientas al ámbito médico, con pulseras de monitoreo del estado de la salud, algo que también prevé llevar a cabo Intel con diversas iniciativas de “wearable technology”.
Aún queda mucho camino por recorrer. Sin tantas pretensiones y focalizados en ofrecer soluciones prácticas para el uso diario de la indumentaria, tal vez en un futuro cercano tengamos ropa que se seque automáticamente, y calzado autoajustable como los que utilizaba Marty McFly en Back to the Future.
Imagen vía GoogleGlass