La tecnología de Google y Aclima se alía para realizar un mapeo del nivel de agentes contaminantes en el aire de las principales ciudades, en tiempo real
No es ningún secreto para la gran mayoría de ciudadanos que el aire que respiramos en las ciudades presenta contaminantes en cantidades superiores a los límites tolerados por el ser humano. Un problema generado por el crecimiento y desarrollo incontrolado de los centros de población que está provocando desequilibrios ecológicos que afectan seriamente a la salud y el bienestar de los ciudadanos. Por eso Google se ha asociado con una startup, para estudiar contaminación ambiental de la ciudad de Denver con sensores ambientales instalados en tres de sus coches de Street View.
El pasado 29 de julio, la startup medioambiental con sede en San Francisco, Aclima, y el gigante de Internet, hicieron públicos los resultados de un proyecto experimental para recopilar datos sobre nueve contaminantes diferentes presentes en el aire de la ciudad de Denver. Para ello se equiparon tres unidades de sus coches de Street View con multi-sensores ambientales fabricados por Aclima, con el propósito de recorrer las calles de la ciudad durante un mes para obtener un mapa virtual de la calidad del aire y detectar posibles nodos de alta concentración de contaminantes.
Con esta experiencia pionera, en la que también participa la EPA, el Fondo para la Defensa del Medio Ambiente –FED– y el Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley, se sentarán las bases para una futura red mundial de sensores de calidad del aire. Una base de datos abierta que permitirá a cualquier ciudadano consultar en tiempo real los lugares menos contaminados o donde se concentran los mayores niveles de polución a cualquier hora del día.
En vista de los buenos resultados obtenidos en 2014, cuando el FED se asoció con Google para implementar detectores de metano en sus vehículos para olfatear posibles fugas en las infraestructuras de las ciudades de Boston, Indianápolis y Nueva York, la startup medioambiental decidió contar la tecnología de Google para entrenar su software y mejorar ciertos desajustes de precisión en la lectura de sus sensores.
Sin embargo, la viabilidad para el despliegue de una red nacional de sensores medioambientales cuenta con un hándicap importante. Hay que tener en cuenta que los niveles de contaminantes en el aire son muy sensibles a los cambios de viento, temperatura y humedad, dando lugar a una gran fluctuabilidad a lo largo del día. Esta circunstancia requiere el uso de sensores de gran precisión para cada uno de los contaminantes existentes en el aire y que, por lo general, suelen ser bastante caros de implementar a nivel global.
La ventaja que ofrece la tecnología de Aclima es que su plataforma de multi-sensores permite detectar la gran mayoría de contaminantes presentes en el aire de las ciudades con una sola unidad. Esta circunstancia abarata en gran medida el coste de implementación de la red de sensores medioambientales, pero aun así los costes de fabricación de uno solo de estos multi-sensores mediambientales siguen siendo elevados, al menos por el momento. Por eso la startup trabaja de forma conjunta con el Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley para desarrollar una versión mejorada de sus sensores medioambientales, mucho más pequeños, eficientes y económicos.
Para la compañía Google, su participación en los programas de medición de niveles de metano y contaminantes atmosféricos forma parte también de un proyecto llamado Google Earth Outreach. Se trata de una base de datos de carácter divulgativo y científico a disposición de gobiernos locales y estatales, con el objetivo de contribuir a mejorar la calidad del aire de las ciudades.
Hasta ahora, todos los datos recopilados serán almacenados en servidores en la nube, para luego ser validados por científicos medioambientales de Aclima. Por el momento, estos datos no estarán disponibles para su descarga, pero una vez se vaya completando el mapeo de la calidad del aire en tiempo real de las ciudades estudiadas, formará parte de una futura base de datos de libre acceso que podría extenderse a otras ciudades del mundo.
Imágenes | vía Aclima