A 8 días de la presentación del nuevo iPhone, el funcionamiento de la interfaz es uno de los aspectos más desconocidos, aunque los gestos serán protagonistas. Y eso no siempre es bueno.
Sin que todavía se haya confirmado nada sobre el nuevo iPhone, ni siquiera su nombre, hay evidencia de que a estas alturas ofrece prácticamente todos los detalles que veremos en el terminal que Apple presentará el próximo día 12. Por una parte, ya hemos hablado de que el firmware del HomePod entregó a los desarrolladores uno de sus tesoros más preciados: información sobre un iPhone no lanzado. Por otra, Mark Gurman, el mayor filtrador que existe sobre Apple, ha contado en Bloomberg que el iPhone funcionará con gestos.
Los gestos no son inéditos en iOS. En software se considera gesto a cualquier interacción que se realiza sobre el sistema sin que se produzca sobre un elemento visible a simple vista, como sería un botón físico, o uno de software dibujado en pantalla, como ocurre en Android desde el Samsung Galaxy Nexus. En el sistema operativo móvil de Apple siempre han tenido una presencia importante, pero el mayor problema es que muchos de ellos son desconocidos. Por ejemplo, cuando Apple presentó Copiar y Pegar en iPhone OS 3, la compañía mostró que agitar el iPhone permite deshacer la acción de pegar del portapapeles.
Dado que el sistema no explica que el gesto existe, que no es demasiado cómodo, y que Apple no lo recuerda, ha caído en el olvido. Otros, como el de multitarea, que supone hacer doble click en el botón de inicio, tampoco se conocieron mucho al principio, pese a que la función que traen a la pantalla era de las más demandadas en el sistema. Si un usuario acostumbra a usar un sistema sin multitarea, que ésta llegue y nada cambie, aparentemente hará que en su comportamiento con el terminal. Tienen que ser elementos externos los que informen sobre la novedad, y no es ideal. Lo mismo ocurre con los gestos de iPad, que al requerir varios dedos ni se pasan por la cabeza ni se ejecutan accidentalmente.
En este sentido, han existido sistemas operativos cuya única forma de interacción se basaba en gestos. El mayor exponente es probablemente el de la BlackBerry PlayBook. Quien esto escribe aún recuerda los fríos sudores que provocaba desbloquear y utilizar la interfaz de la tablet, pues no había indicaciones y la intuición por sí sola no funcionaba. Palm lo hizo mucho mejor con webOS, y usar la Palm Pre era mucho más intuitivo.
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¿Qué pasa con los gestos de iOS 11 en el nuevo iPhone? Por los vídeos encontrados en el HomePod, y por lo contado con Mark Gurman, se sabe que por ejemplo la multitarea se invocará deslizando el dedo desde la parte inferior de la pantalla hacia arriba, tal y como ahora se hacía con Control Center. El botón de inicio, el más icónico e importante del sistema, desaparece para sustituirse por una línea inferior, que es desde la que se desliza.
Tendremos que esperar a ver cómo Apple explica el funcionamiento, pero lo más interesante será ver cómo los gestos funcionan por sí mismos, sin contar con la aclaración en el momento en que se active el terminal. El iPhone siempre ha sido un referente en comodidad y comprensión de uso por parte del usuario, y eso podría cambiar pronto. La tecla física es el botón rojo al que acudir en caso de problemas, y en accesibilidad siempre ayuda.
El deseo de todos es que nada cambie, y que de haber cambios, estos mantengan la esencia. Las experiencias anteriores muestran que emplear únicamente gestos ha sido una decisión controvertida hasta ahora, con la gran diferencia de que el iPhone es el dispositivo móvil más vendido y lo otro eran dispositivos menores o con un número de usuarios muy inferior. Que los usuarios no sepan cómo usar el sistema tiene fuertes implicaciones. El progreso no es malo si llega con sentido, y es lo que Apple debe desvelar el día 12.