Un grupo de investigadores han detectado varias acumulaciones de agua helada en la superficie de la Luna. Este descubrimiento, que hasta hoy era una incógnita, es clave para el planteamiento de las próximas misiones lunares y el conocimiento del satélite.
¿Hay agua en la Luna? Esta era la pregunta del millón sobre nuestro querido satélite y, tras una larga investigación, por fin ha sido resuelta. La prestigiosa revista Proceedings of the National Academy of Sciences publicó en agosto un informe de la NASA que confirmaba la presencia de agua helada en la Luna. Estas grandes acumulaciones de hielo se encuentran en el fondo de los cráteres situados en los polos norte y sur, la parte más oscura y fría del satélite.
La clave de este descubrimiento han sido los datos recogidos por la sonda Chandrayaan-1, que fue lanzada en 2008 para investigar la superficie lunar. Esta información ha sido recogida gracias al instrumento llamado ‘Mineralogy Mapper’ (M3). Una tecnología que estaba instalada en la sonda y que ha sido creada precisamente para buscar hielo y distinguirlo de agua líquida.
El trabajo de recolección de datos lo ha realizado un grupo de investigadores de la Universidad de Hawai dirigidos por Shuai Li. Además, también han colaborado científicos de la Universidad de Brown y el Centro de Investigación Ames de la NASA.
«La mayor parte de este hielo de agua en la Luna yace en las sombras de los cráteres cerca de los polos, donde las temperaturas más cálidas nunca alcanzan los -121 °C«, señaló Thomas Zurbuchen, administrador asociado de la Dirección de Misiones Científicas de la NASA, tras el anuncio del descubrimiento.
El agua helada ayudará colonizar la Luna
El oxígeno lo llevamos nosotros, pero el agua es más complicado. Este hallazgo ha abierto las puertas de par en par a la posibilidad de crear una colonia en la Luna. El agua helada representa mucho más que la posibilidad de beber, también puede servir para crear combustible. Dividir el agua en hidrógeno y oxígeno podría utilizarse para alimentar cohetes o estaciones que se encuentren en la superficie lunar.
Sin duda, se trata de un descubrimiento que, unido todas las tecnologías vanguardistas y avances para colonizar planetas, se convierte en una pieza clave para empezar a construir el proyecto de volver a la Luna y colonizarla.
