Adiós a la energía solar: los paneles flexibles la suben de nivel

Los paneles solares flexibles darán un salto cualitativo a la energía procedente del sol, aunque aún están en la fase de investigación.

La tecnología de paneles solares flexibles, impulsada por el MIT, no sólo se adapta a las superficies, aunque éstas no sean rígidas o planas, sino que aumenta la eficiencia de las placas tradicionales descomunalmente. El sistema fotovoltaico puede ser montado sobre papel, en lugar de cristal u otros materiales, lo que reduce increíblemente el coste final y aporta ligereza al conjunto. Así, cuando la tecnología esté madura, permitiría incorporar paneles a la ropa, que a su vez podrían servir para cargar dispositivos móviles como smartphones.

Un equipo de investigadores del Massachusetts Institute of Technology (MIT), pionero en el terreno de los paneles solares flexibles, desarrolló un ejemplo de este tipo de placas formadas sobre papel que encierra un abanico de posibilidades. Se trata de circuitos fotovoltaicos orgánicos, que se obtienen utilizando el proceso de deposición química de vapor, frecuente en el tratamiento de semiconductores.

Cuando tenga una madurez suficiente esta tecnología se podrá utilizar incluso para empapelar paredes y absorber energía de la luz eléctrica en habitaciones cerradas. La adaptabilidad de estos  paneles permitirá acoplarlos en todo tipo de superficies, desde tejados a objetos de consumo. Su incorporación a las tejas será más fácil y se reducirán los costes. Además, para igualar la cantidad de electricidad generada por placas solares avanzadas flexibles habría que instalar cuatro veces más superficie de paneles tradicionales.

El funcionamiento de las placas solares depende de sus celdas, unidades individuales conectadas entre sí, constituidas cada una de ellas por un material semiconductor que absorbe fotones. Para hacer hueco a estas partículas lumínicas se desplazan electrones y este movimiento genera corriente eléctrica.

paneles solares flexibles

Este fenómeno fotovoltaico depende de la capacidad de absorción de luz del material semiconductor; cuanto más delgado sea éste mayor será aquella. Los paneles solares flexibles han avanzado hasta el punto de reducirse a un grosor de una micra, mientras que las placas tradicionales oscilan entre 120 y 200 micras.

Las tripas de una celda solar

Un panel solar consta de multitud de celdas solares y cada una se compone de varias capas que hacen posible el efecto fotovoltaico. La parte más exterior es un elemento antireflectante, que sirve para reducir el reflejo de la luz y aumentar la eficiencia. Lo siguiente es un metal que conecta la primera capa con el material semiconductor, colocado a continuación y la pieza clave para convertir la energía del sol en electricidad.

El material semiconductor puede estar compuesto por silicio modificado y otros materiales especialmente preparados para absorber luz. Tras él se encuentra una capa que actúa de reflectante, pues envía de vuelta los fotones que no han sido absorbidos. Por último, la celda se sustenta en una parte de plástico protectora.

Imagen: Rusty Russ,  Wayne National Forest

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