Durante las décadas de los años 20 y 30 el paisaje cambió en España. El tendido telefónico se empezaba a instalar también en las zonas rurales y los lugareños miraban, a ratos desconfiados, a ratos intrigados, cómo los peones levantaban los postes y el entramado de cables que servirían para conectar miles de casas a través del invento de Graham Bell.
El aparato que podéis ver sobre estas líneas era utilizado por Telefónica durante los años 30. Era un teléfono móvil, en el más literal de los sentidos, que se utilizaba enganchándolo a los postes de telefonía. Los operarios lo llevaban encima, subían y conectaban el artilugio para comunicarse a través de él con la centralita. Es tal vez una forma precaria de conexión pero poco más podía hacerse a esas alturas del siglo, cuando todavía quedaban 40 años para ver los primeros teléfonos móviles en los coches de las grandes ciudades españolas.
Una anécdota que cuenta Juan Manuel de Prada en el libro conmemorativo de los primeros 75 años de vida de Telefónica hace referencia la desconocimiento sobre las telecomunicaciones que tenían los lugareños de los pueblos donde los postes de teléfono empezaban a aparecer. En un pueblo de Zamora, un peón avispado llamado Baldomero se hacía pasar por adivino acercando el oído a un poste y contando a sus vecinos historias (inventadas) de las altas esferas del país.
El teléfono sin cables de Eve
Pero si el de Telefónica os parece sorprendente, en otras partes del mundo también hacían sus pinitos en terminales móviles antes de los años 30. A continuación, podéis ver a unas adelantadas a su tiempo llamando por teléfono sin necesidad de cables, algo tan común hoy en día como extravagante en su época.
El vídeo fue rescatado gracias a la compañía British Pathé, que recoge el nombre de los hermanos Pathé, unos de los pioneros del desarrollo del cine del mundo. Se llama Eve’s Wireless y nadie debería perdérselo:
El vídeo muestra a dos mujeres jóvenes, vestidas a la moda de los años 20, que pasean por la calle con un aparato, probablemente una radio, que conectan a una boca de riego. Lo hacen porque necesitaba tener una toma de tierra para funcionar.
Si hasta ahí las imágenes ya eran curiosas, lo que ocurre después es de lo más sorprendente. Una de ellas saca un paraguas y, al abrirlo, descubrimos que lleva un cable dispuesto en espiral: se trata de la antena que permitirá la conexión con la central, donde una telefonista acerca un micrófono a un tocadiscos para transmitir un mensaje de vuelta para Eve.
Los inicios son siempre difíciles y, en el caso de la tecnología móvil, dejan estampas para el recuerdo como estas.