Una nueva investigación del subsuelo marino en la costa nordeste de los Estados Unidos ha sacado a relucir un impactante descubrimiento. Un descomunal acuífero de agua dulce atrapado bajo los sedimentos del océano Atlántico.
El equipo de geólogos de la Universidad de Columbia a cargo del estudio ha determinado que se trata de la formación de agua de este tipo más grande en todo el mundo de la que se tiene constancia hasta la fecha. La revista Scientific Reports recoge los resultados de la investigación.
Se ha determinado que la extensión del acuífero comprende como mínimo la distancia que existe entre Nueva Jersey y Massachusetts a lo largo de la costa. Para poner en contexto la magnitud del descubrimiento: si una acumulación de agua de este tipo se encontrara en la superficie del océano, estaríamos hablando de un lago con una extensión de más de 40.000 kilómetros cuadrados.
La formación se expande continuamente
La consistencia de los datos recopilados ha permitido confirmar casi con total seguridad que los sedimentos de agua dulce se expanden continuamente hacia las costas de Rhode Island, Connecticut y Nueva York.
“Sabíamos que había agua dulce allí abajo en lugares aislados, pero no éramos capaces de determinar su extensión ni su geometría exacta”, declaró Chloe Gustafson, el autor principal del estudio. Para solventar este problema, los investigadores recurrieron a un innovador sistema de medición basado en ondas electromagnéticas para mapear la reserva de agua que hasta el momento había permanecido oculta.
¿Cuál es el origen de los acuíferos?
Los científicos se han remontado hasta el final de la última era glacial, entre unos 15.000 y 20.000 años atrás, cuando el nivel del mar era mucho más bajo y una gran parte del agua del mundo estaba congelada en grandes acumulaciones de hielo.
Una vez iniciado el deshielo masivo, el agua helada se transformó en ríos que comenzaron a fluir, permitiendo que una parte se filtrara hacia cavidades subterráneas formando acuíferos como el que protagoniza el reciente descubrimiento.
Otra de la explicaciones planteadas por el profesor Kerry Key tiene un origen mucho más actual. Así, se ha planteado que los acuíferos subterráneos podrían haber surgido a partir de filtraciones del agua de lluvia, desde la superficie hasta la cavidades interiores, a través de sedimentos en la tierra.
Los científicos han confirmado que los hallazgos podrían tener innumerables aplicaciones en la comunidad científica. La información podría resultar crucial para mejorar el estudio de los procesos glaciales, eustáticos, tectónicos y geomórficos. Además, podría suponer una gran fuente de abastecimiento para zonas con escasez de recursos, ya que requeriría un procesamiento mucho menos costoso que el agua del mar.