Actualmente las científicas como Katalin Karikó o Özlem Türeci están en el punto de mira gracias a sus aportaciones para el desarrollo de las vacunas contra la Covid-19. Por suerte tanto los medios como los gremios científicos les están dedicando un espacio del que las mujeres carecían durante muchos siglos. No debe ser destacado que se dé visibilidad a una mujer por sus logros científicos. Sin embargo, no hace demasiado, mujeres inventoras tenían que firmar con nombres masculinos, con sus iniciales o dejar que su pareja se pusiera la medalla por sus logros.
Muchos inventos importantes fueron realizados por una mujer, y aunque en su día no les reconocieron sus éxitos, nunca es tarde para reconocérselos. Dos de estas mujeres fueron Ada Lovelace y Hedy Lamarr, ambas olvidados durante décadas como muchas otras de su género.
Tanto Ada Lovelace como Hedy Lamarr eran pioneras en sus respectivas épocas. La primera nacida en 1815 inventó el primer programa para un ordenador. La segunda se considera como la madre del WiFi tal como lo conocemos hoy en día. Han sido las primeras en colocar una piedra, aunque el camino está lejos de haberse terminado.
La vida e historia de Ada Lovelace
Ada Lovelace nació como única hija legítima del poeta romántico Lord Byron, pero su madre, Annabella Milbanke, abandonó a su marido a las pocas semanas de nacer la niña. Se escapó con la pequeña de madrugada en un carruaje debido a las relaciones extramatrimoniales de Byron.
Ada jamás volvió a ver a su padre, ya que su madre procuró mantenerle alejada de cualquier contacto con él o sus inclinaciones artísticas. Así que desde pequeña recibió una estricta formación en matemáticas y ciencias. En aquel entonces era un privilegio de los hombres y algunas mujeres de clase alta. Contó con tutores de renombre como Mary Sommerville, científica escocesa, que se convirtió en su mentora.
En una velada conoció a Chales Babbage, que estaba presentando un modelo de su máquina diferencial para calcular secuencias de números. Ada quedó impresionada de su trabajo y más tarde empezó a colaborar con él.
Ada Lovelace y la máquina analítica
En 1842 la revista Scientific Memoirs encargó a Ada la traducción de un artículo científico en francés sobre la máquina analítica de Babbage. Aparte de la traducción, ella empezó a añadir notas propias sobre el funcionamiento de la máquina. Estas notas más tarde se publicaron bajo las iniciales AAL, para no dar a entender que fueron escritas por una mujer.
¿Por qué hoy en día se considera una pionera de su época? Porque, por un lado, era la primera persona en describir un algoritmo informático. Ella se basó en los números de Bernoulli (una serie infinita de números) para explicar cómo la máquina de Babbage podría calcularlos. Por el otro lado, fue la primera en idear conceptos como “bucle” o “subrutina”.
Además, esbozó el concepto de la máquina universal, una maquina capaz de programarse y llevar a cabo distintas tareas. A pesar de su confianza en las capacidades del invento de Babbage, el Gobierno británico no invirtió en la máquina.
La vida e historia de Hedy Lamarr
Hedy Lamarr, nacida el 9 de noviembre de 1914 en Austria como Hedwig Eva Maria Kiesler, hija de un banquero judío y una pianista, destacó desde pequeña por su inteligencia. Empezó a estudiar ingeniería, que pronto dejó para convertirse en actriz. Su sueño se vio interrumpido, cuando sus padres le obligaron a casarse con el magnate armamentístico Fritz Mandl. Éste, tras celebrar el matrimonio, la encerró en su mansión.
En las reuniones a las que asistía con su marido, aprovechó para recabar informaciones acerca de la tecnología armamentística nazi. Al final logró escapar de su celoso marido, huyendo de sus guardaespaldas en coche primero a Paris, luego a Londres. Después cogió un barco rumbo a Estados Unidos.
Antes de llegar a tierra firme ya había firmado un contrato con el productor de películas Louis B. Mayer. Al llegar a Hollywood se convirtió en una de las grandes estrellas del cine de los años treinta.
Hedy Lamarr y la trasmisión en espectro ensanchado
En medio de la Segunda Guerra Mundial, ofreció sus conocimientos científicos a las autoridades estadunidenses, que rechazaron su oferta. Pero lejos de darse por vencida, empezó a interesarse por los sistemas de trasmisión de mensajes u órdenes fraccionados en pequeñas frecuencias bajo un patrón pseudoaleatorio.
Hoy este sistema se conoce como “transmisión en espectro ensanchado por salto de frecuencia”. Hedy inventó el sistema y diseño los componentes electromecánicos. Conjuntamente con el pianista George Antheil, que se ocupaba de la parte de la sincronización, patentaron en 1942 su “Sistema Secreto de Comunicación”.
Aunque su sistema interesó a la marina de los EE. UU., no llegaron a emplearlo hasta 1962 cuando la fuerza naval utilizó la conmutación de frecuencias para controlar de forma remota boyas rastreadoras en Cuba. Hoy en día, muchos sistemas orientados a la trasmisión de voz y datos usan sistemas de espectro ensanchado. Ejemplos son todas las tecnologías inalámbricas como el WiFi o el BlueTooth. Sin embargo, Hedy Lamarr fue ignorada durante años como inventora. Debido a ello y su declive como actriz, así como varios escándalos, se reclutó en su casa de Miami para pasar sus últimos días allí. Aunque aún en vida le querían homenajear y conceder varios premios por su invento, ella no acudió a los actos, sino zanjó el asunto con un simple “Ya era hora”.
El legado de las primeras mujeres inventoras
Como hemos visto gracias a Hedy Lamarr se inventó el sistema que sirvió como base para las comunicaciones inalámbricas como el WiFi tal como lo conocemos hoy en día. Empezando con la trasmisión de sistemas de espectro ensanchado hemos llegado a desarrollar tecnologías que en su día eran imposibles de imaginar. Un ejemplo es el Smart WiFi de Movistar, que gracias al Router Smart WiFi, la App móvil Smart WiFi y la Living App Smart WiFi representan un conjunto muy avanzado en términos de conectividad. Bajo el lema mejor conectado ofrece lo que Hedy ya estaba ideando, un sistema de comunicación seguro sin interferencias.
Los estudios de Ada Lovelace, por el otro lado, tenían una gran influencia en los trabajos de informáticos como Alan Turing, que conocemos como uno de los padres de la Inteligencia Artificial. Muchos años más tarde retomó los principios que ya había ideado Ada en su momento. Gracias a todas estas personas como Ada Lovelace, luego Turing o Marvin Minsky al final se ha logrado que hoy en día contamos con asistentes virtuales como Aura. Nos permite comunicarnos con los dispositivos o aplicaciones con un lenguaje natural y de forma sencilla para sacar mayor provecho a la relación con Movistar. No solo tocar música, como se había imaginado Ada.
Cada vez queda más en evidencia que, aunque hayan pasado muchas décadas desde que Ada Lovelace y Hedy Lamarr trabajaron en sus estudios de la máquina analítica o el sistema de trasmisión de datos, el porcentaje de mujeres dentro del mundo de la tecnología sigue siendo escaso. Por ello, en la Living App de Movistar Campus hay contenidos como los de CodeOp que apoyan el estudio y la participación de mujeres en las carreras STEM. Aunque el camino no está hecho, ¡es por mujeres inventoras como Ada y Hedy, que cada vez la participación de las mujeres en la ciencia y tecnología gana más importancia!