El número de personas con discapacidad en España ascendía a 3,8 millones, casi el 9% de la población, en 2007. Las cifras no han sido actualizadas en más de diez años, pero sí que podemos saber que en 2020 el número de personas ocupadas con discapacidad aumentó en 30.400 (un 6,3%), según recoge el Instituto Nacional de Estadística (INE).
En toda sociedad, una persona está integrada en la misma cuando dispone de un trabajo, donde se relaciona con más personas y se siente realizada consigo misma. De manera que, integrar en el ámbito laboral y en el día a día a personas con discapacidad es una necesidad. Una necesidad de la que todos debemos formar parte, no solo familias, amigos, voluntarios y, por supuesto, las personas que lo viven, sino que es una labor que nos incumbe a todos.
Catalina Trevijano Herrero, Gabinete de Presidencia de Telefónica, y Juan Fernández-Durán, experto en RRPP y Eventos de la compañía, son voluntarios de Telefónica que conectaron hace varios años por temas de trabajo. Poco a poco comenzaron a establecer más relación y entre charla y charla se dieron cuenta de que tenían muchas personas en común, casi todas ellas, con un mismo interés: el voluntariado.
Una realidad que incumbe a todas las personas
El año pasado, Catalina y Juan presentaron su primera iniciativa, junto con la Fundación Prodis, dentro de la Convocatoria de actividades al voluntariado 2021 promovida por la Fundación Telefónica. Prodis es una entidad, sin ánimo de lucro, que trabaja para mejorar la calidad de la vida de personas con discapacidad intelectual y sus familias, integrándolas en el ámbito laboral y promoviendo su inclusión en una sociedad justa.
Juan lleva cerca de 20 años peregrinando a Lourdes (Francia) con personas con discapacidad, gracias a ello conectó con la gente de la Fundación Prodis. «Llegas ahí y eres consciente de que hay personas que no tienen nada y son mucho más felices… Sus sonrisas te dan un golpe en la cara y te hacen aterrizar«, confiesa a Think Big.
Por su parte, Catalina conoce la entidad desde hace muchos años, «el hermano de una amiga tiene discapacidad y en Prodis le han ayudado a encontrar su sitio», explica a Think Big. Ambos son un ejemplo de que cuando conectamos podemos llegar a hacer cosas increíbles. Ellos son la personificación de las ganas y la honestidad para acercar a la sociedad una realidad que vive entre nosotros y que ellos quieren acercar a los 110.000 trabajadores de Telefónica y a sus familias.
Talleres para acercar la digitalización a todas las personas
En 2021, ambos, presentaron dos propuestas diferentes a la convocatoria de actividades de voluntariado. Por un lado, Catalina iba de la mano del Centro Especial de Empleo (CEE) de Prodis; mientras que, Juan lo hacía directamente con la Fundación Prodis. Con el paso de las semanas decidieron que era mejor unir esfuerzos para lograr un mayor impacto. Y lo consiguieron. Tras esta decisión lograron obtener la ayuda de la convocatoria del 2021 y, con ella, el impulso y la visibilidad que necesitaban para difundir las actividades y la labor de Prodis a la gente que constituye Telefónica.
«Queremos que el resto de las personas vean que es una experiencia que trasciende y que tiene un valor incalculable, demostrando a nosotros mismos y familias que hay realidades distintas a la nuestra«, cuenta Catalina. Unas semanas antes de realizar esta entrevista, Catalina impartió su primera clase online a profesionales con discapacidad intelectual de Prodis.
Ella recuerda ese momento como «un honor», donde explicó a estos estudiantes de máster a realizar una presentación formal para que ellos puedan realizar, en un futuro, la suya del trabajo de fin de máster. Entre otros talleres, cuentan con charlas sobre el bullying, sobre cómo usar Google Maps, etc. La clave reside en guiar a estas personas a no quedarse atrás con el uso de las diferentes tecnologías, ya que la digitalización es el futuro y todos debemos tener las mismas oportunidades de disfrutar de las oportunidades que ofrece.
También, hay talleres a la inversa, es decir, que son impartidos por profesionales con discapacidad intelectual, como es el caso de Daniel Molpeceres, profesional operario de la Fundación CEE Prodis. Él junto a otros compañeros impartieron a voluntarios de Telefónica y sus familias el ‘Taller de Mrs. Potato’, donde enseñaban los pasos, vía online, para hacer marionetas.
Normalizar la discapacidad: una tarea de todos
«A mí me gusta estar con todos mis compañeros, voluntarios, amigos, etc. Yo me abro a todas las personas, nunca digo que no quiero estar con alguien», cuenta Daniel a Think Big. «Me gusta relacionarme con todo el mundo, porque yo soy como los demás«, prosigue.
Daniel, como el resto de sus compañeros, son un ejemplo de lucha y constancia para todo el mundo. No solo existe nuestra realidad, al igual que no solo hay dos tonalidades de colores. Lo bonito de vivir y disfrutar de un mundo con diversidad son todas las oportunidades que nos ofrece de conocer a todo tipo de personas, es decir, de enriquecernos y hacernos crecer.
Fundación Prodis personaliza las actividades para las capacidades de cada una de las personas que componen la entidad. Una de las tantas tareas de Dani consiste en ejecutar todo el proceso de encuadernación. Desde pesar las hojas, hacer troqueles, colocar las diferentes portadas y contraportadas y colocar el blíster correspondiente para su posterior venta.
Además, estos profesionales con discapacidad intelectual cuentan con el apoyo de un mediador laboral, quien se encarga de acompañar en el día a día laboral a estas personas. Teniendo en cuenta la empresa donde trabajan, las características del trabajador para aplicar la estrategia más acorde para desarrollar su autonomía y mantenimiento del puesto. Daniel define a esta persona como aquella que «pone su granito de arena».
Evitar el uso de un lenguaje y actos dignificantes
En este sentido, no tenemos que dar por hecho que las personas con algún tipo de discapacidad requieren de ayuda constante. La mejor manera de lograr ayudar a normalizar la discapacidad es dejando a un lado la sobreprotección. Una tarea que puede requerir de cierto trabajo, pero donde al final tenemos que poner en marcha la empatía y la inteligencia emocional. No hay nada más efectivo para integrar a las personas con discapacidad que tratar de ponernos en su lugar.
Es vital, también, hacer un uso positivo y correcto del lenguaje que utilizamos. El lenguaje determina nuestra visión del mundo y condiciona nuestro pensamiento, de ahí la necesidad de utilizar un lenguaje adecuado. Esto es un trabajo que nos incumbe a todos, desde conocer el significado real de las palabras que utilizamos hasta el momento en el qué las utilizamos, ya que un mal uso no hace más que perjudicar su inclusión.
Gracias al voluntariado y a entidades como Fundación Prodis, las personas con discapacidad tienen la oportunidad de desarrollarse y de luchar por sus metas. «Al final somos nosotros quienes tenemos que darles las gracias a ellos por las lecciones de vida que nos dan«, comenta Juan.