La vida es una montaña rusa, donde estamos expuestos a continuas subidas y bajadas. Hay momentos para los que nadie nos prepara, momentos en los que la única solución es ser fuertes y rodearnos de nuestras personas. Esta es la historia de Jordi Ardit, coordinador de instalación y mantenimiento de recurso propio de Valencia y Castellón en operaciones locales y voluntario de la Fundación Telefónica.
Si hay un rasgo que lo defina es su permanente y contagiosa sonrisa que nos enseña la bonita lección de ser positivos. La historia de Jordi y su familia se puede extrapolar a la de miles de personas más, de ahí la importancia de ser conscientes de qué es el trastorno del espectro del autismo (TEA) y cómo podemos ayudar a través de la inclusión.
Una conexión invisible a través de la música
En 2010 diagnosticaron autismo a Diego, el hijo pequeño de Jordi, cuando tenía apenas 2 años. «Fueron unos meses muy duros de ver cómo nuestro hijo cada vez iba a menos y dejaba de comunicarse con nosotros», recuerda.
Hacia dos décadas que Jordi no tocaba la guitarra, pero a medida que su hijo dejaba de comunicarse decidió volver a tener contacto con la música. Una tarde estaba tocando la canción ‘Tears in heaven’ de Eric Clapton, mientras Diego estaba a su lado. «En un momento dado dejé de cantar y él empezó a tararearla con la entonación y los tiempos perfectos«, cuenta.
Ambos vivieron un momento de conexión a través de la música, siendo este instante la razón de que Jordi creará la asociación Música para el autismo (MUA) esa misma noche.
El poder de las conexiones digitales
MUA nació en 2013 como el esfuerzo y la lucha de padres y madres que buscan apoyar y ayudar a sus hijos a mejorar su desarrollo personal mediante la música y otro tipo de arte. A lo largo del mes siguiente de ese suceso, Jordi comenzó a difundir la idea, logrando fundar la asociación en Valencia con ocho familias y solo un mes después de esa mágica conexión.
Las redes sociales tuvieron un papel fundamental en esta historia, gracias a Facebook dieron a conocer el proyecto, conectándolo tanto con personas que buscaban llevar a sus hijos, como con aquellas que querían ayudar. Así, consiguieron contar con la colaboración de una profesional en musicoterapia y un lugar donde poder llevar a cabo sus actividades.
El poder de la música sobre las emociones de las personas es enorme, una melodía puede transportarnos a un momento concreto que ocurrió hace diez años, a una persona, a un sentimiento, etc. Nos permite poder viajar en el tiempo y a las profundidades de nuestra mente. Para las personas con TEA sucede lo mismo, la musicoterapia los ayuda a mejorar la comunicación verbal y no verbal, ayudándolos a fortalecer las relaciones con otras personas. Todo ello sucede gracias a la expresión de ideas, emociones y sentimientos que se realizan con la música y el baile.
El papel clave de Fundación Telefónica en Música para el autismo
A la par de todo lo anterior, Jordi presentó MUA a la convocatoria de ayudas al voluntariado de Fundación Telefónica. Aunque esta fue la primera vez que participaba en esta iniciativa, fue en 2008 cuando conectó por primera vez con el voluntariado impulsado por la compañía con una carrera solidaria en Valencia.
Jordi reconoce que Fundación Telefónica le ha aportado muchas cosas, «con el voluntariado haces algo por otras personas, mientras aprendes de ellas. Te enseñan mundos que no conocías antes, como el de la discapacidad«, cuenta.
La participación de la Fundación en MUA supuso una evolución que vino marcada por las convocatorias de voluntariado, gracias a esta colaboración lograron dar más visibilidad e inclusión a las personas con TEA. En ocasiones, no somos conscientes de la necesidad y relevancia que tienen este tipo de actividades para las personas con discapacidad, hasta que lo vemos de cerca. De ahí, la importancia de ser altruistas y de desarrollar nuestras inteligencia emocional, algo que hemos aprendido durante la pandemia y no debemos olvidar.
Fomentando la inclusión con talleres de música
Así, comenzaron a dar inicio a proyectos de ocio inclusivo, actividades culturales relacionadas con el arte, cultura, un documental, un álbum, conciertos de música interactiva, etc. Con este tipo de actividades desde MUA trabajan para fomentar que niños con TEA se junten con otros pequeños sin autismo y se dieron cuenta de que esto funcionaba bien y era muy bien recibido. Jordi nos cuenta que el mayor éxito de estos talleres llega cuando «ves que son capaces de comunicarse y hacer cosas que no habrían hecho si no hubiéramos montado este tipo de actividades», explica.
Siendo uno de estos grandes ejemplos, el de una niña con TEA con la parte del espectro más afectada, es decir, sin comunicación, lenguaje, sin mirar a los ojos, etc. Durante un evento que llevaron a cabo en 2014 de ocio inclusivo, la pequeña bailó por primera vez cogida de las manos de otro niño sin TEA. «Todo el esfuerzo que invertimos lo compensan estos momentos«, comenta Jordi.
Otro ejemplo que nos demuestra que todo es posible es la historia de Antonio Belmonte, un músico con autismo moderado que participó en un concierto sinfónico de jazz con músicos profesionales a nivel europeo y que llevaron a cabo desde MUA, gracias al apoyo de la Fundación.
Uno de los sueños de Jordi, como miembro de MUA, era poder colaborar con músicos profesionales de la universidad de Berklee en Boston, donde están los mejores músicos del mundo y cuya segunda sede está en Valencia. Gracias al interés de un alumno de máster en la organización surgieron esos conciertos de jazz para el autismo.
Retos futuros de Música para el autismo
Durante esta entrevista Jordi nos cuenta que han aceptado su propuesta en la última Convocatoria de voluntariado virtual navideña, permitiéndoles sacar adelante la primera actividad presencial desde la llegada de la pandemia, «Cine inclusivo para personas con TEA», donde visualizarán la película Valentina.
Sin lugar a duda, cuando la gente se une pueden surgir cosas tan bonitas como las que llevan a cabo desde MUA. No se trata de ser individualistas e intentar hacerlo todo solos, sino que cuando trabajamos en grupo y conectamos con otras personas y estas a su vez nos conectan con más pueden salir cosas tan bonitas como este proyecto.
Cuando le preguntamos cuáles son sus retos futuros, lo tiene claro: «hacer un musical sobre el TEA con la colaboración de Nacho Mañó, líder del grupo Presuntos Implicados» y más a nivel personal «escribir un libro, donde la historia de un personaje refleje como los niños con TEA mejoran con la música», cuenta.
Él nos habla del poder de visualizar lo que queremos, ya que solo si lo imaginamos tenemos más posibilidades de que se haga realidad.