Cuando Javier Rosado, Agile Consultor y voluntario de Fundación Telefónica, decidió aportar su granito de arena para ayudar a aquellos que más lo necesitan, probablemente, no imaginaba lo que supondría Zapatillas Solidarias para muchas personas.
Esta iniciativa surge en 2018, cuando Javier acude al centro de acogida de San Isidro en Madrid. ¿El objetivo? Acercar el deporte a las personas que necesitan una meta a la que agarrarse para seguir adelante. «A mí el deporte me ha aportado y ayudado mucho, de ahí mi objetivo de acercarlo a personas que lo están pasando mal», confiesa Javier a Think Big.
Con este propósito, surge la primera idea que planteó al centro de acogida, donde empezó a colaborar con la entidad Nadie Solo. Esta consistía en recoger zapatillas para empujar a esas personas a correr, ya que Javier entendía que, en muchos casos, no realizaban deporte porque no podían permitirse costeárselas.
Con el tiempo se dio cuenta de que esta no era la razón, porque «seguían llevando su vida igual, pero con mejores zapatillas«, recuerda. Tras este hecho, comprendió que si quería seguir con su propósito necesitaba cambiar de rumbo. Así fue como empezó a construir lo que es hoy Zapatillas Solidarias: un programa de integración para personas sin hogar a través del deporte.
Comenzaron con un solo grupo de tres personas, con quienes Javier entrenaba todos los fines de semana. Hoy, son 25 personas repartidas en tres grupos con más de 15 voluntarios de Telefónica. Los entrenamientos los realizan en el Parque Forestal de Vicálvaro, el Parque Rodríguez Sahagún, la Casa del Campo y un nuevo grupo en el Parque Tierno Galván de Vallecas.
Javier hace hincapié en que esto es el «ahora», porque desde que comenzaron el proyecto hasta el momento presente han sido muchas las personas que han pasado por la iniciativa para mejorar su calidad de vida y tener un objetivo por el que luchar.
El deporte, un aliado contra la exclusión social
En 2020 se alojaron 17.772 personas, de media diaria, en centros de atención a personas sin hogar en España, según recoge el Instituto Nacional de Estadística (INE). Esta realidad muestra una de las caras más duras de la exclusión social, donde cada persona puede aportar su granito de arena para que estas personas dejen de ser una parte invisible dentro de la sociedad.
Nadie Solo trabaja por y para ello. Se trata de una entidad que desarrolla programas de voluntariado para personas vulnerables y en exclusión social. Desde personas que se han visto en la obligación de abandonar su país, hasta personas que han tenido un pasado de adicciones o, simplemente, gente que padece soledad.
La COVID-19 no es la única pandemia que nos está golpeando, la soledad lleva años siendo el fantasma de nuestra sociedad. Una realidad que con la llegada de la pandemia se ha duplicado y donde la soledad no deseada ya no es algo explícito de personas mayores de 65 años, sino que puede extrapolarse a gente de todas las edades.
Javier y el resto de los voluntarios trabajan por poner un objetivo en la vida de todas estas personas para ayudarlos a salir de su apatía emocional. «Se han olvidado de conseguir cosas con su propio esfuerzo«, cuenta. Y eso es lo que les aporta Zapatillas Solidarias, una meta en cada carrera donde depende solo de ellos el poder cruzarla. Razón por la que se definen como #AdictosACruzarMetas.
Beneficios del deporte sobre la autoestima
La mayoría de las personas que comienzan a participar en la iniciativa han estado un tiempo sin realizar ningún tipo de deporte y, de repente, «empiezan a disfrutar con él y a creer en ellos mismos«, cuenta Javier. La autoestima juega un papel vital en cómo afrontamos la vida (pensamientos, sentimientos e incluso metas). A mayor autoestima, mayor es la confianza en uno mismo, haciéndonos sentir merecedores de lo que nos rodea, independientemente de las críticas externas.
El deporte es uno de los mejores aliados para lograr un bienestar psicológico mediante la mejora en las percepciones físicas, así como en la satisfacción corporal. Desde un decrecimiento de la ansiedad, estrés, depresión, ira, etc. Pero, no solo se trata de mejoras para nuestra salud a nivel físico y mental, si no que el deporte, también, une y ayuda a crear conexiones con otras personas. Y, en muchos casos, el sentimiento de pertenencia, de saber que no estás solo es una razón para seguir hacia adelante.
Se trata de la ecuación perfecta, gracias a ello personas como Mobio, Paco y Deisy han dado un vuelco de 360º a sus vidas.
Zapatillas Solidarias, como motor de cambio de vida
Mobio llegó a España desde Costa de Marfil en busca de una vida mejor, dejándolo todo en su país de origen. Para ello tuvo que arriesgar su vida cruzando la frontera entre Marruecos y España. Una vez aquí cuenta que hubo días donde no tenía nada con lo que alimentarse y días, con más suerte, en los que acudía a comer a un centro de acogida. Así, fue como conoció Zapatillas Solidarias.
«Cuando uno tiene una meta y empieza a trabajar por conseguirla, logra todo lo que se proponga«, cuenta Mobio en este vídeo. Poco después de la grabación de esa pieza encontró un trabajo en Zaragoza. Esta iniciativa le volvió a dar la ilusión y las ganas necesarias para poder conseguir ese futuro que tanto anhelaba.
Por su parte, la historia de Paco gira en torno a un pasado de adicciones y a la fuerza interior de querer dejar atrás esa vida en el año 2015. Cuatro años después de esa decisión, le proponen salir a correr dentro de la iniciativa Zapatillas Solidarias. Por aquel entonces, como explica en este vídeo, no era consciente de cómo estas salidas iban a cambiar el rumbo de su vida.
«Zapatillas Solidarias me dio disciplina, constancia, confianza y seguridad«, comenta. Mientras entrenaba, también estudiaba una formación profesional en auxiliar de enfermería. Pero en 2020, su doctor le comunicó que tenía posibilidades de padecer cáncer tras haberle encontrado unos tumores. Pasaron veinte días en los que Paco confiesa que salir a correr fue su salvavidas.
Tras esas duras semanas, le comunicaron que se encontraba sano y que los tumores eran benignos. Ahora, trabaja en un hospital como auxiliar cuidando y ayudando a todas las personas que pasan por allí.
El caso de Deisy Vélez no dista mucho de los anteriores. Ella huyó de su país, Colombia, dejando atrás una vida acomodada, familia y trabajo, tras haber sufrido un ataque y amenazas de muerte por su orientación sexual. Su madre le dijo, como explica en este vídeo, «prefiero echarte de menos a tener que enterrarte». En ese momento, tomó la decisión de marcharse a España para buscar refugio.
Gracias a Zapatillas Solidarias fue capaz de dejar atrás aquella situación para mirar hacia el futuro con ganas de luchar y vivir. Al igual que Pepe, ella quiere dedicar su vida a ayudar a los demás. En 2020, terminó su primera carrera de 10 kilómetros en Benidorm (Alicante), demostrando que cuando te propones una meta, si luchas por ella, se puede hacer realidad.
Creando una sociedad altruista
Por ello, gracias al apoyo de convocatorias como la de Actividades de Voluntariado de Fundación Telefónica, Zapatillas Solidarias obtiene un mayor impulso y respaldo, tanto económico como de voluntarios para poder seguir ayudando a personas. «Telefónica nos ayuda a tender puentes y nos aporta mucho reconocimiento», explica Javier.
La historia de esta iniciativa pone sobre la mesa, la idea de que cada uno de nosotros podemos ayudar a mejorar la vida de otras personas. No solo existe una realidad, si no que cada persona tiene sus propias batallas y, por desgracia, no todo el mundo tiene la suerte de tener comida en la mesa o un techo donde cobijarse. Proyectos como este, nos enseñan a valorar lo que tenemos en la vida y nos recuerdan la importancia de dedicar tiempo a «ayudar a personas que no tienen nuestra suerte«, recalca Javier.