Si uno se para a pensar un momento, es fácil adivinar por qué el ratón o mouse tiene ese nombre. La semejanza física es clara: un cuerpecito abombado, para acoplarse mejor a la forma de la mano, y un cable que sale de un extremo, haciendo las veces de cola. Hoy en día, este componente periférico ha perdido su rabito gracias a la tecnología inalámbrica y la evolución del diseño lo ha convertido a veces en un esperpento del roedor al que antes se asemejaba.
Pero antes como ahora, sigue siendo indispensable en los ordenadores desde que se popularizara hace casi tres décadas. Sin embargo, su invención y los primeros prototipos datan de varios años antes, cuando los 60 daban sus últimos coletazos y en Stanford estaba en marcha un proyecto con un alcance más profundo que el dictaban las apariencias: revolucionar la comunicación entre el ser humano y las máquinas.
Prehistoria y primeros pasos en Stanford
Existe un antecedente del ratón, más de una década antes de las investigaciones que culminarían con la aparición de los dispositivos comerciales. En 1952 la Marina de Canadá desarrolló el proyecto DATAR, para el intercambio de información entre radares. Para dar las órdenes se utilizaba una ‘trackball’, que permitía enviar los datos. Esta herramienta estaba compuesta nada menos que de una bola para jugar a los bolos, si bien era algo más pequeña de lo habitual, pues se trataba de la que se utiliza en una variante canadiense del juego.
Este prototipo militar no fue más allá. La verdadera historia del ratón comienza en el Stanford Research Institute, dependiente de la Universidad de Stanford en aquellos momentos (ahora opera bajo la marca SRI en proyectos de investigación para empresas y para el gobierno de Estados Unidos). El científico y veterano de la Segunda Guerra Mundial Douglas Engelbart trabajó durante la década de los 60 en la primera interfaz gráfica y en un rudimentario periférico.
Junto con su colega Bill English, Engelbart desarrolló el primer ratón de la historia, al que llamó ‘X-Y Position Inidicator for a Display System’. No les quedó mucho ingenio para bautizar a su creación, que fue presentada en 1968. Las expectativas de los inventores eran altas, pero el entusiasmo no se llegó a materializar como ellos pensaron. El aparato consistía en una caja de madera con un piloto rojo en la parte superior y un cable que lo unía a la máquina. El mecanismo consistía en dos ruedas metálicas que movían los ejes vertical y horizontal.
Xerox coge el relevo…
La primera materialización comercial del ratón llegó de la mano de la empresa alemana Telefunken, que acompañó algunos de sus productos de un modelo provisto de una sola bola, algunas semanas antes de la presentación de Engelbart. Sin embargo, fue la compañía estadounidense Xerox la primera que lanzó al mercado los modelos evolucionados del diseño presentado por Engelbart en la década de los 70.
En 1981, el Xerox Star 8010, este ordenador incluía un ratón de tres botones para controlar la interfaz gráfica que en la compañía llevaban tiempo desarrollando. Otras máquinas, como el Commodore Amiga o el Atari ST, se sumaron al carro e incluyeron este periférico junto con los dispositivos. En estos primeros momentos en el mercado el componente no funcionó comercialmente todo lo bien que se puede pensar. Tuvo que entrar Apple en el juego para arrastrar a los consumidores y crear tendencia.
Y Steve Jobs se lo quita
En 1984, con una promoción espectacular (incluido un anuncio alusivo a la novela de George Orwell, 1984), se lanzó el primer Macintosh. Funcionaba con una interfaz de usuario que era la joya de Apple en esos momentos y se comercializaba con un ratón. El éxito de este ordenador entre los consumidores marcó el camino para los fabricantes de ordenadores personales, que en aquella época daban sus primeros pasos en el mercado.
Antes del primer Macintosh, la firma de Cupertino había incorporado una interfaz gráfica y un ratón al Apple Lisa, que apenas tuvo repercusión en el mercado, pero sirvió como campo de pruebas. Se dice que este modelo está inspirado en una visita que hizo Steve Jobs con un grupo de ingenieros al centro de investigación de Xerox, de donde sacó la información necesaria para crear su propio producto.
Evolución y pervivencia de los fundamentos
A partir del primer Macintosh el ratón se convertirá en un componente indispensable de los ordenadores personales. Durante los 80 y los 90 evoluciona, pero sus fundamentos siguen siendo los mismos. Las señales que envía a la interfaz gráfica de un ordenador son las mismas que antes, aunque es cierto que su funcionamiento se optimiza. Se gana rapidez y sensibilidad.
En los años 90 Microsoft añadió la rueda para hacer scroll al dispositivo, algo que aún se conserva en los modelos actuales. La misma compañía también probó a cambiar la tradicional bola por un sensor óptico, basado en tecnología LED, que permitía desplazar el ratón por múltiples superficies.
El fabricante de hardware Logitech, ya en la década del 2000, fue el primero en presentar modelos que funcionaban con luz infrarroja, más exacta que la tecnología LED utilizada por Microsoft. También llegarían los ratones inalámbricos, que libraron al periférico de estar atado al ordenador por el cable.
Pero la base de la interfaz gráfica y el funcionamiento del ratón han cambiado poco. A pesar de los modelos que utilizan tecnología táctil capacitiva (incluidos los paneles que integran los portátiles) y el cambio en el diseño, evolucionado hacia modelos mucho más ergonómicos. La influencia del mundo gamer en este dispositivo también ha contribuido a transformarlo.
Ahora el ratón se encuentra ante una encrucijada. Los dispositivos móviles, smartphones y tabletas, hacen que su uso no sea necesario. No es éste su terreno. Sin embargo, la progresiva adaptación de los ordenadores a la tecnología táctil incita a replantearse su uso. La aparición de Windows 8, plenamente compatible con la nueva tendencia, podría relegar a este roedor informático que durante mucho tiempo ha servido a las personas para hablar con las máquinas.
Imágenes: Wikipedia, Geekologie,