Obtener energía del sol en órbita

Obtener energía del sol en órbita: así es el proyecto Solaris de la Agencia Espacial Europea

El Sol siempre ha sido un referente para la humanidad en muchos aspectos. Influye en cómo organizamos nuestro día a día, afecta al clima directa e indirectamente y, en las últimas décadas, hemos sabido convertir la energía del sol en electricidad. De ahí la proliferación de granjas solares en tierra y también en ríos y lagos. Y aprovechando todo lo aprendido en la exploración espacial, la Agencia Espacial Europea plantea obtener energía del sol en órbita. Es decir, directamente del espacio.

La idea no es nueva. Los satélites artificiales se alimentan básicamente de energía solar en órbita. También lo hacen las sondas y demás artefactos que el ser humano ha enviado al espacio. Es una fuente inagotable y sostenible. Y aunque todavía no podemos aprovechar toda la energía recibida, poco a poco obtenemos mejores resultados gracias a las nuevas generaciones de paneles solares. El salto al espacio sería otra manera de obtener más rendimiento de la energía del sol. La clave está en cómo enviar esa energía a la Tierra.

En el pasado hemos visto varios proyectos encaminados a ese fin. La peculiaridad de este último es que surge de la Agencia Espacial Europea, la ESA. Un ente aeroespacial que lleva años trabajando en solitario y en colaboración con otras agencias. Y que bien puede lograr este hito que ayudaría a obtener más electricidad a partir de la energía del sol. El proyecto se llama Solaris y tendrá como colaboradora principal la empresa Thales Alenia Space, el mayor fabricante de satélites europeo y que cuenta con instalaciones en Francia, Italia, España, Bélgica y Estados Unidos.

Capturar energía del sol en órbita
Fuente: Astrostrom

Cosechar energía del sol en órbita

El plan parece sencillo. Y es algo que hacen los satélites artificiales que orbitan alrededor de la Tierra. Pero no es lo mismo alimentar un satélite que captar la energía del sol y mandarla a la Tierra para generar electricidad. Ahí radica la mayor dificultad del proyecto Solaris, respaldado por la ESA y que allanaría mucho el camino en el objetivo europeo de reducir a cero las emisiones de gases de efecto invernadero. Objetivo que deberíamos alcanzar hacia 2050.

Las ventajas de la energía solar son conocidas. El Sol es un reactor nuclear de grandes dimensiones en el que se producen reacciones químicas. De esas reacciones químicas en las que el hidrógeno se fusiona y genera helio, se libera una enorme cantidad de energía. Además, funciona las 24 horas del día. Sobre todo la energía del sol en órbita. Y aunque todavía queda mucho por mejorar, estamos aprendiendo a captar esa energía para obtener electricidad. Energía limpia prácticamente ilimitada. Al menos hasta dentro de muchos miles de años. Poco más le podemos pedir al Sol.

La responsabilidad está ahora en el tejado de la Agencia Espacial Europea y de Thales Alenia Space. Por un lado, tendrán que fabricar paneles solares espaciales más eficientes que los actuales. Una tecnología que avanza a grandes pasos junto a los paneles terrestres. Pero hay que tener en cuenta la transmisión de energía sin cables, el principal escollo. A diferencia de las granjas solares o eólicas que vemos en lugares remotos, no es posible instalar cableado gigantesco que conecte con una central de procesamiento de esa energía. Es necesario buscar una manera de enviar la energía del sol en órbita a Tierra en forma de ondas y ahí convertirlas en electricidad. Se ha teorizado mucho al respecto, pero conviene hacerlo realidad.

Una fuente inagotable las 24 horas

Decíamos que Thales Alenia Space es la empresa elegida para llevar a cabo el proyecto Solaris de la ESA. Pero detrás de este nombre hay un conglomerado de compañías europeas. Para empezar, TAS está formada por la francesa Thales y la italiana Leonardo. Y a su vez, van a contar con la colaboración de otras firmas tecnológicas como la suiza Astrostrom. Esta firma en particular tiene experiencia en el tema y plantea instalar un satélite que captaría la energía del sol en órbita con unos paneles solares similares a las alas de las mariposas. 

Este satélite estaría colocado a una distancia entre la Tierra y la Luna. Más concretamente, a 61.350 kilómetros de la superficie lunar. Lo que se conoce como punto Lagrange. Las estimaciones apuntan a que sería capaz de captar y ofrecer 23 MW de energía constante. Y es que al estar en órbita, no se vería afectada por las horas diurnas y nocturnas. Captaría energía durante las 24 horas del día terrestre.

El proyecto Solaris se aprobó en noviembre de 2022. Pero hasta ahora no ha dejado de ser una propuesta teórica, un objetivo. En adelante se empezarán a mover los engranajes que harán posible cumplir con dicho objetivo empleando la tecnología disponible y encontrando nuevos atajos. El primer paso es analizar la viabilidad del proyecto. Luego crear un prototipo de demostración, a pequeña escala, disponible para 2025. Y a partir de ahí, en un no tan lejano 2040, deberían ser capaces de comercializar esa energía solar obtenida en órbita para empresas y hogares europeos. 

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