La crisis climática está poniendo a prueba la destreza que tiene el ser humano para encontrar soluciones tecnológicas allí donde no llegamos por nosotros mismos. Por un lado, es necesario que cambiemos hábitos dañinos como el exceso de emisiones de CO2, la acumulación de residuos plásticos o contaminantes en mares y océanos o, en el caso que nos ocupa, el excesivo consumo de recursos hídricos. Una posible solución es la generación de agua potable con energía del mar. Un proceso que requiere mucha electricidad.
Según la Fundación Aquae, en España hay 765 plantas desaladoras que producen más de 100 metros cúbicos diarios. 99 de estas instalaciones desalinizadoras son de gran capacidad. Y si no fuera por ellas, las restricciones de consumo de agua serían más estrictas en según qué zonas de la península ibérica y de las islas Baleares y Canarias. Sin embargo, hacer funcionar estas plantas implica un elevado consumo de electricidad. Pese a que la ciencia trabaja en procesos más eficientes y baratos para nuestros bolsillos.
Un proyecto español pretende, precisamente, obtener agua potable a partir de energía del mar. Mediante un programa piloto en la isla de Gran Canaria. De esta manera, el proceso sería más sostenible, ya que la electricidad consumida vendría de fuentes renovables y no contaminantes. Su nombre es Desalife, y para hacerlo posible se ha creado el consorcio Ocean Oasis Canarias en el que participan el Instituto Tecnológico de Canarias (ITC), el Grupo de Investigación en Sistemas de Energías Renovables (GRRES) de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), la Plataforma Oceánica de Canarias (PLOCAN) y elittoral, una consultora medioambiental especializada en medio costero y marino.
Agua potable con energía del mar
El proyecto Desalife cuenta con un presupuesto de 10 millones de euros. De ese dinero, 5,9 millones de euros están financiados por la Agencia Europea de Clima, Infraestructuras y Medio Ambiente (CINEA), en el marco del Programa de Economía Circular y calidad de Vida. Si todo va bien, se pondrá en marcha en enero de 2025 y tendrá una duración de 5 años. Si bien la empresa responsable pone otra fecha, mediados de 2026. El objetivo final es emplear la desalación undimotriz para proveer agua a la isla de Gran Canaria. Sin consumir electricidad de la red eléctrica.
A partir de una instalación flotante, alimentada con la energía de las olas, se desalaría agua de mar utilizando un proceso de ósmosis inversa. El mismo proceso que utilizan la mayoría de plantas desalinizadoras que funcionan en la actualidad. Con este método, además de aislar la sal del agua, se elimina cualquier sólido dañino o perjudicial. Las ventajas de emplear la fuerza de las olas son obvias: no se necesitaría electricidad de la red eléctrica ni generaría emisiones contaminantes.
La primera desalinizadora que se puso en marcha en Las Palmas de Gran Canaria fue en 1970. En la actualidad, la isla de Gran Canaria dispone de 11 desaladoras. Algunas de ellas centradas en el uso industrial, otras en el riego agrícola y, en su mayoría, para abastecer a la población. Autóctona y visitante. Si bien también se utiliza esa agua desalada para uso recreativo y turístico. En total, todo el archipiélago canario dispone de 28 grandes plantas de producción de agua desalada con una capacidad de más de 480.000 metros cúbicos diarios. Y tiene un consumo de más del 6% de energía eléctrica generada en la red eléctrica canaria. Con datos de 2022. Esta nueva solución para obtener agua potable con energía del mar pretende reducir ese consumo eléctrico.
Tecnología noruega para desalar el agua
La tecnología que se empleará en este proyecto proviene de Noruega. En concreto, de la empresa Ocean Oasis, que da nombre al consorcio local creado para tal fin. Este grupo empresarial está especializado, precisamente, en la desalinización de agua de mar a través de métodos no contaminantes. Durante 2023, puso en en funcionamiento una boya piloto, de nombre GAIA, que se instaló en el puerto de Las Palmas de Gran Canaria.
El siguiente paso es poner en marcha una instalación de mayor tamaño. Una vez esté en marcha, esta planta flotante generará agua potable con energía del mar. Las cifras estimadas son de 2.000 metros cúbicos diarios, el equivalente al consumo diario de 15.000 personas. Esa agua dulce irá a parar a la estación desalinizadora Arucas-Moya, que opera desde 1995, produce 15.000 metros cúbicos diarios y satisface las necesidades y demanda de agua de unos 100.000 habitantes.
En palabras de Ocean Oasis, “las boyas de desalinización flotantes aumentarán el volumen de agua dulce asequible y sostenible disponible para la población local y los agricultores en la región norte de la isla”. “Al aprovechar el poder de la energía renovable, como la energía de las olas, tenemos el potencial de crear un futuro donde el agua limpia sea accesible y abundante, no escasa. Nos sentimos honrados de liderar el consorcio del proyecto Desalife para entregar agua desalinizada de energía renovable, con cero emisiones, a Gran Canaria. Este proyecto, el primero en su tipo, demostrará nuestra solución para las Islas Canarias y el potencial de entregar agua dulce a otras áreas costeras e insulares que enfrentan escasez de agua”.