Las traineras son mucho más que embarcaciones tradicionales del norte de España. Son historia viva del mar Cantábrico, reflejo de un pasado pesquero que ha evolucionado hasta convertirse en un deporte exigente, vibrante y profundamente humano. Nacidas para faenar, especialmente para la pesca de la anchoa, estas embarcaciones han dado paso a una de las competiciones más apasionantes del litoral norte: las regatas de traineras. Una historia que descubrimos en Mejor Conectados, una iniciativa de Telefónica, de la mano de las protagonistas de este deporte.
Cada verano, puertos del País Vasco, Cantabria y Galicia se transforman en auténticos escenarios de lucha y emoción. Miles de aficionados siguen con devoción estas pruebas, en las que se enfrentan clubes con una larga tradición y un sentimiento de pertenencia que va más allá del deporte.
El motor humano de las traineras: posiciones, roles y fortaleza mental
Una trainera está formada por trece personas: doce remeras y una patrona. Pero esa cifra no refleja la complejidad del equipo ni la precisión con la que cada remera debe desempeñar su papel.
En la proa, las remeras se enfrentan de lleno a las olas. Su labor consiste en amortiguar los golpes del mar, conocidos como pantocazos, para que el resto de la embarcación se mantenga estable. En la popa, otras remeras marcan la cadencia. Son el metrónomo del bote, las que imponen el ritmo que el resto debe seguir, incluso en condiciones adversas. En el centro, las cuatro deportistas más fuertes generan el mayor empuje, impulsando la trainera con toda su potencia. Por último, en el espaldín, una remera maniobra con un remo especial para ayudar en los giros y coordinar con la patrona.
Y es precisamente la patrona de la trainera quien se erige como el cerebro y el corazón del equipo. Más allá de guiar la embarcación, su función es emocional, estratégica y psicológica. Como explica Izaro Lestayo, patrona del club Tolosa, «una patrona tiene que ser psicológicamente muy fuerte». Las remeras van de espaldas, sin ver el mar, completamente entregadas a quien las dirige. Si la patrona duda, esa inseguridad se contagia.
Una patrona tiene que ser psicológicamente muy fuerte.
Izaro Lestayo · Patrona del club Tolosa
El entrenador Juan Mari Etxabe lo resume de forma clara: «El 80 % del rendimiento es psicológico». En plena regata, la patrona debe mantener la calma, motivar, decidir la trazada correcta, anticiparse a las olas y transmitir seguridad. Como confiesa Nerea Pérez, patrona donostiarra: «Si a mí se me va la pinza y digo que vamos contra la roca, vamos contra la roca».
Mujeres al timón: la revolución femenina en el remo
Durante décadas, las regatas de traineras fueron territorio exclusivo de hombres. Sin embargo, la presencia femenina ha crecido imparable, rompiendo barreras y demostrando que el talento y la pasión no entienden de género. Un momento histórico fue la victoria del bote dirigido por Laura Hermo, que alzó por primera vez la Bandera de la Concha femenina, la regata más prestigiosa de este deporte.
Ese logro abrió la puerta a nuevas generaciones. Como recuerda Nera Orena, remera de Hibaika, «al principio hasta me parecía mal que participáramos…». Hoy, su participación es incuestionable, y cada vez más mujeres aspiran a ocupar puestos de liderazgo, incluso en equipos masculinos de la liga ACT.

La trainera es un símbolo del norte, pero también una escuela de vida. En ella se aprende a remar juntas, a enfrentar el mar con respeto, a confiar ciegamente en el equipo y en el liderazgo de una figura clave. El remo es fuerza, estrategia, pero también conexión emocional.
Cada brazada es un acto de entrega. Cada regata, una historia de superación. Y cada patrona, un faro que guía a su tripulación entre la espuma del Cantábrico. Porque en las traineras, como en la vida, nadie llega lejos sola.