Interactuar con interfaces gráficas siempre no siempre fue fácil, primero fueron el teclado y el ratón, luego llegaron los stylus y luego Apple decidió revolucionarlo todo y convencernos que nos bastaba con los dedos, para luego añadir el PencilPro, su versión avanzada, estética y tecnológicamente superior del stylus, y ahora la voz parece la próxima frontera de interacción con la tecnología.
¿Pero qué hay de aquellos que no tienen la suerte de la movilidad? ¿Cómo se maneja una interfaz cuando no tienes acceso a tus manos o incluso a tu voz? Tomás Vega, limeño de nacimiento, estudiante de Berkley y apasionado por los interfaces humano-máquina desde que de pequeño desarrolló una tartamudez, ha dado con un olvidado dispositivo perfecto para la tarea, la lengua humana.
Una interfaz invisible y desestigmatizante
Mouthpad^ es el primer producto de Augmental, un dispositivo que se asienta en el paladar y que convierte los movimientos de la lengua en instrucciones para cualquier interfaz, una especie de ratón muscular con una precisión sorprendente y en el que se había pensado poco hasta la fecha y que además cumple una función extra, la de la invisibilidad, ya que elimina la tecnología visible que suele acompañar a todos los interfaces actuales (recordemos el monitor controlado por los ojos de Stephen Hawkins) y que generan un estigma previo a la interlocución con el usuario.
MouthPad^: La tecnología
Los 17 músculos de la lengua son perfectos para controlar una interfaz compuesta por un trackpad capacitivo, sensores de movimiento, un microprocesador que habilita el Bluetooth y una pequeña batería enclaustrada en una funda similar a los modernos correctores bucales, que otorga hasta 5 horas de batería y que conecta con cualquier dispositivo moderno mediante Bluetooth como si de un ratón o unos auriculares cualquiera se tratase.
El futuro del dispositivo
Pero Tomás no tiene pensado quedarse en esta versión del dispositivo MouthPad^, y ya está trabajando en una actualización que añadiría un micrófono de gran sensibilidad que permitiría al usuario contar no sólo con el ratón del trackpad, sino que aprovechando la voz y un sistema que permite “leer” la lengua en 3D, se convertiría también en un teclado, uno en el que el usuario no tendrá que hablar en voz alta para que el dispositivo capte lo que quiere dictar, permitiendo un uso igual de discreto o incluso más de lo que sería teclear en una pantalla táctil.
Protectores bucales inteligentes que previenen conmociones cerebrales, y ahora un trackpad invisible ¿Es la boca el nuevo espacio de innovación humano-máquina?
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