Los smartphones son los nuevos satélites de la NASA

Hace algunas semanas, un trío de nanosatélites bastante peculiares fueron puestos en órbita para colaborar en la reconstrucción de una imagen en alta resolución de la Tierra, a través de un proyecto colaborativo puesto en marcha por los ingenieros del Centro de Investigación Ames de la NASA en Moffet Field, California, y la colaboración de los radioaficionados de todo el mundo. La singularidad de estos minisatélites lanzados el pasado 21 de abril a bordo del cohete Antares, reside en que en realidad se trata de tres teléfonos inteligentes Nexus One de Google y HTC, puestos en órbita dentro de la misión PhoneSat de la NASA.

El objetivo final de la misión PhoneSat fue determinar si a partir del experimento con los tres smartphones apodados “Alexander”, “Graham” y “Bell”, sería posible utilizar dispositivos electrónicos inteligentes de uso cotidiano de forma similar a los principales dispositivos de aviónica de vuelo de un satélite en el espacio. Para ello, los tres satélites en miniatura utilizaron sus cámaras integradas para captar imágenes parciales a cientos de kilómetros sobre la superficie de la Tierra.

Esas imágenes parciales captadas por cada uno de los PhoneSat fueron enviadas en paquetes a través de una señal de radiofrecuencia a varias estaciones de la Tierra, donde cientos de radioaficionados ayudaron en la decodificación de la información de los satélites. Gracias a la colaboración desinteresada de estos radioaficionados, la NASA fue capaz de reconstruir las imágenes de la Tierra en alta resolución a partir de pequeños paquetes de datos, tal y como ilustra la imagen del PhoneSat-2, Graham.

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Alberto Guillén Salas, ingeniero del Centro de Investigación Ames de la NASA y miembro del equipo PhoneSat, afirmó que en tan sólo tres días ya se habían recibido más de 300 paquetes de datos, 200 de los cuales fueron aportados por radioaficionados de todas las partes del mundo. Por eso este proyecto fotográfico experimental no hubiera sido posible sin la participación ciudadana de radioaficionados de todos los continentes –excepto la Antártida–, y en este sentido, podría considerarse como un ejemplo ilustrativo de crowdsourcing aplicado a la ciencia, según explica Bruce Yost, director del Programa de tecnología de satélites pequeños de la NASA.

Dentro del proceso de preparación de los smartphones para su viaje al espacio, estos dispositivos fueron equipados con un transmisor de baja potencia para transmitir en la banda de radioaficionados. De esta forma las estaciones de Tierra formadas por radioaficionados trabajando en red, fueron enviando los paquetes recibidos a los ingenieros de Ames para unir las múltiples imágenes de pequeño formato recibidas de los tres satélites en miniatura y obtener una imagen completa en alta resolución de la Tierra.

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A pesar de que la misión finalizó con éxito el pasado 27 de abril del 2013, los PhoneSats no han podido volver a casa tras su misión, ya que tal y como estaba previsto, los HTC se desintegraron al entrar en la atmósfera terrestre. Pero, el objetivo alcanzado por la misión PhoneSat, además de demostrar con éxito las posibilidades de los smartphones como dispositivos electrónicos de vuelo en satélites, también ha planteado un enfoque novedoso en esta misión. Es decir, ha supuesto una forma creativa y novedosa de participación ciudadana mediante un proyecto científico de crowdsourcing, y también ha demostrado que es posible financiar la exploración espacial de una misión de la NASA al espacio con un presupuesto más que ajustado.

Imágenes | vía pixabay y NASA Ames

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