La startup Terrafugia presenta su nuevo concepto de transporte aéreo personal TF-X, un híbrido entre vehículo terrestre y aeroplano de corte futurista que revolucionará los transportes de media distancia.
Recuerdo con nostalgia la cinta de Robert Zemeckis Regreso al futuro II, donde se retrataba una Hill Valley futurista del año 2015 con coches voladores aeropropulsados surcando el cielo sin parar a través de las aeropistas. En cambio, si a día de hoy el joven Marty McFly y su amigo Doc viajaran a bordo de su DeLorean al verdadero año 2015 comprobarían con resignación que, a unos dos años para llegar a esa fecha, nada de eso se ha cumplido, o al menos en parte.
Lo más parecido a los vehículos aeropropulsados de Robert Zemeckis es el llamado Terrafugia, un híbrido entre coche y aeroplano creado en 2010 por la startup aeroespacial estadounidense Terrafugia y que está considerado como el primer coche volador de la historia. Un prototipo que requiere licencia de piloto para ser utilizado pero que nada tiene que ver con la estética hollywoodense del archiconocido DeLorean.
En cambio, a principios de ese mes la startup Terrafugia presentó su nuevo prototipo de vehículo volador Terrafugia TF-X, un nuevo concepto de vehículo de transporte aéreo personal que va a dar mucho que hablar y que se asemeja bastante a los vehículos voladores de la futurista Hill Valley de 2015. Se trata de un vehículo rápido y seguro, tal y como asegura el CEO de la empresa Carl Dietrich, y que permite un despegue y aterrizaje vertical sobre cualquier superficie.
Según Dietrich, uno de los principales inconvenientes de estos artefactos es de tipo normativo y legal, ya que la tecnología disponible en la actualidad permite la viabilidad de este tipo de vehículos. En el caso de EE.UU. parece que sólo es cuestión de tiempo para que finalmente se llegue a un acuerdo formal con la Administración Federal de Aviación de EE.UU. y se autorice la libre circulación de vehículos personales voladores por determinados sectores del espacio aéreo norteamericano.
Terrafugia es sólo una de las múltiples empresas que están trabajando en el desarrollo de prototipos de aviación individual. De hecho, Terrafugia tiene bastantes encargos del prototipo desarrollado en 2010, un vehículo a medio camino entre un ultraligero con alas plegables y un sistema de despegue muy similar al de cualquier aeroplano. En cambio, con el nuevo diseño del TF-X las alas se simplifican y se prescinde de la pista de despegue o aterrizaje, ya que el sistema de propulsión permite el despliegue de las alas equipadas con dos motores que permiten el movimiento vertical para su despegue o aterrizaje.
El artefacto dispone de un motor eléctrico en modo auto y un motor de combustión para alimentar los 16 micromotores eléctricos en cada una de las dos vainas, controlados y alimentados de forma independiente como medida de seguridad frente a posibles fallos durante el vuelo.
El Dr. Frank Nieuwenhuizen, ingeniero aeroespacial en el Instituto Max Planck de Cibernética Biológica, reconoce que es una propuesta muy interesante. Nieuwenhuizen es uno de los responsables del proyecto MyCopter, que analiza cómo la industria del transporte aéreo podría transformarse en el próximo siglo. Según reconoce Nieuwenhuizen, TF-X es lo más parecido a los parámetros de transporte aéreo personal que se están investigando en el proyecto MyCopter. Aspectos como la facilidad del sistema de intermodalidad entre el vehículo de transporte terrestre y la aeronave, o el sistema de despegue vertical o aterrizaje, son puntos a favor que ayudarán a consolidar estos revolucionarios sistemas de transporte individuales en un futuro no muy lejano.
Si el Marty McFly y Doc de 1985 viajaran en el tiempo con su DeLorean hasta el año 2015 de la realidad, quizá la imagen futurista de Hill Valley de la ficción sea algo más parecida a la del cielo de Los Ángeles surcado por miles de estos Terrafugia TF-X.
Imágenes | vía Terrafugia