Desde hace tiempo se discute el impacto de las nuevas tablets sobre la docencia y el aprendizaje en las aulas. Hoy analizamos cuáles son los resultados más novedosos sobre el uso de este tipo de recursos.
Hace solo unos días, se anunciaba que Apple vendería más de 35.000 iPads a colegios de Los Ángeles, gracias a un acuerdo entre ambas partes por el que los de Cupertino percibirían más de 30 millones de dólares. El viejo sueño de Steve Jobs, es decir, revolucionar la educación mediante su transformación digital, poco a poco se iba haciendo realidad.
Tim Cook, el CEO de Apple, anunciaba la noticia con la satisfacción de que la adopción de este recurso tecnológico estaba (y está) marcando un antes y un después en la historia del sistema educativo. ¿Sustituirán en el futuro las tablets a los libros? ¿Llevarán las futuras generaciones iPads a la escuela, en lugar de las clásicas mochilas cargadas de los materiales recién comprados y forrados?
Está claro que las nuevas tecnologías y recursos con los que contamos actualmente están haciendo cambiar nuestra vida de manera radical. De hecho, como os contamos hace poco, la propia UNESCO consideraba que su utilización podía permitir el acceso universal a la educación, la igualdad en el ejercicio de la docencia y el aprendizaje, así como una mejor y eficaz gestión y administración de los centros.
Hitos que, sin duda, llevan persiguiendo desde hace años los docentes, las familias y el alumnado, y que gracias al uso de estas novedosas tablets, podríamos conseguir de manera más sencilla y eficaz.
¿Serán las tabletas los recursos didácticos electrónicos imprescindibles del futuro? Y en caso afirmativo, ¿cómo podemos afrontar este desafío? ¿Habrá que diseñar nuevos métodos pedagógicos adaptados a la nueva enseñanza digital? ¿Se verá mermada de alguna manera la docencia y el aprendizaje por el uso de estas tablets? Hoy os contamos algunas de las últimas investigaciones que han aparecido sobre la utilización de estos recursos en la educación.
Papel vs. tablet: ¿Cómo afecta a la comprensión lectora?
Una de las cuestiones más intrigantes acerca de la introducción de las tablets dentro del sistema educativo es si en el futuro la capacidad de comprensión lectora de los estudiantes se verá afectada. ¿Resulta más difícil concentrarse y entender un texto si lo leemos a través de un libro o si lo hacemos en un soporte electrónico?
Lo cierto es que son varias las investigaciones que han tratado de abordar esta pregunta. Y la respuesta no es sencilla, ni por supuesto definitiva. Se necesitan muchos estudios relacionados con disciplinas como la psicología, la neurociencia o la pedagogía para entender qué ocurre en nuestro cerebro cuando decidimos estudiar, leer o trabajar en un soporte digital o en uno de papel. ¿Hay diferencias?
Como explicaban en Scientific American, hasta 1992 la mayoría de estudios concluían que el uso de pantallas sí afectaba a la capacidad lectora de los individuos participantes en estos análisis. De hecho, se decía que estas personas no sólo leían más despacio, sino que comprendían peor los textos que debían asimilar, en el caso único de utilizar pantallas.
Desde aquella época, sin embargo, muchos trabajos han rebatido estos resultados de forma que, como se suele decir, se le está dando la vuelta a la tortilla. No parece tan claro que el uso de recursos digitales afecte significativamente a la capacidad lectora de los ciudadanos. El crecimiento exponencial en cuanto a la utilización de tablets en las aulas podría no estar afectando a nuestros estudiantes más jóvenes.
Así lo indica, al menos, un estudio reciente realizado en la Universidad de Indiana. En el trabajo, en el que participaron más de doscientos estudiantes, se analizó su comprensión lectora tras leer un capítulo de un texto en un libro impreso y en un recurso electrónico. Respecto a la utilización del clásico papel o del iPad 2, los científicos no vieron diferencias importantes. La mayor parte de estudiantes entendía bien el capítulo, fuera en el formato que fuese, aunque los distintos porcentajes del estudio sí se notaron en cuanto a las preferencias de los usuarios.
Una vez finalizado el estudio, los estudiantes debían contestar qué formato y recurso preferían utilizar en su día a día. Y el resultado no podía haber sido más abrumador. El 88% de los encuestados decía leer de manera habitual textos en el portátil o PC de mano, el 51% en su iPad o iPhone y el 36% en su dispositivo móvil. Lo digital está de moda. Y esto no significa que sea nada malo. Sólo que, como decía Bob Dylan, for the times they, they are a-changin’.
Otros análisis, como este trabajo realizado en Turquía, buscan ir más allá. No sólo queremos saber si alguna capacidad cognitiva se ve alterada, también si lo hace a edades más tempranas. Por ello en la investigación que mencionamos participaron estudiantes de 5º grado, por lo que era fácil deducir si en efecto las tablets eran o no beneficiosas en el ámbito educativo, aunque fuera en niños pequeños.
Algunas de las características positivas de las tablets en este trabajo fueron su disponibilidad, ergonomía y calidad de la pantalla. La lectura podía realizarse de manera confortable, ya que los estudiantes podían adaptar el tamaño del texto y la posición del propio dispositivo, para así llevar a cabo el experimento en las mejores condiciones posibles. De hecho, los estudiantes miraban con buenos ojos la introducción de tablets en las escuelas, ya que no veían su uso y transporte de manera tan farragosa como ocurre con los libros, mucho más pesados.
Pero, ¿afectan a la memoria?
Una metainvestigación realizada el pasado curso en toda España también corrobora los resultados señalados anteriormente. Como apunta el trabajo del equipo de investigación de Pere Marquès, de la Universidad Autónoma de Barcelona, el uso de las tablets mejoraría de manera significativa el aprendizaje de los estudiantes, la comprensión de los textos, las competencias digitales, la creatividad, la motivación o el estudio de manera autónoma
Aunque en el análisis se apunta que la utilización de estos recursos no tiene un impacto positivo sobre la memoria, lo cierto es que los propios investigadores reconocen la necesidad de implementar pedagogías mixtas. En otras palabras, tratar de combinar las metodologías convencionales en educación con el acceso a estos recursos tecnológicos, para que, como una vez soñara Steve Jobs, la enseñanza sea la mejor posible.
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