El viaje científico del barco solar Turanor PlanetSolar tiene tanto interés por los estudios llevados a cabo como por la proeza de haber llegado a puerto sólo con la energía del sol.
Después de un viaje de tres meses por el océano Atlántico, el Turanor PlanetSolar ha atracado en uno de los muelles del río Sena, en la ciudad de París. Se trata de un barco propulsado únicamente por energía solar, que ha cruzado la inmensidad azul que separa América de Europa y África. Su propósito ha sido el estudio de la corriente marina del Golfo y del cambio climático, pero su éxito va más allá de su trabajo científico. La travesía confirma la viabilidad de una fuente renovable para un recorrido de larga distancia en el mar.
El aspecto del Turanor PlanetSolar no es precisamente el de un crucero que salga anunciado en folletos de viajes. Las placas solares cubren prácticamente toda la superficie de la embarcación y más aún, pues sobresalen por los bordes para captar hasta el último rayo de luz posible. Además, tal y como está planteada su estructura y diseño sería difícil aprovecharlos para el transporte de mercancías, la principal actividad que realizan los barcos hoy en día.
A pesar de esto, el valor aportado por el barco es relevante. A su actual proeza se suma que fue el primero en completar la vuelta al mundo utilizando solamente energía solar, sin el auxilio de combustibles fósiles, terminando en mayo de 2012. A lo largo de sus 31 metros de largo se despliegan 537 metros cuadrados de paneles receptores de luz que nutren una gigantesca batería de ion litio. Gracias a su capacidad, la embarcación puede alimentar sus motores durante cuatro días en ausencia de sol.
La tripulación del Turanor PlanetSolar, cuya construcción ha costado 20 millones de dólares, estaba formada por científicos de la Universidad de Génova. En su último viaje han realizado mediciones del agua y del aire, centrándose especialmente en analizar el papel que juegan los aerosoles de la superficie del océano en el cambio climático.
Los avances en energía solar
Los éxitos de este barco solar se suman al de la investigación en un campo cada vez más prolífico. Abunda la experimentación para crear placas mejores que optimicen el efecto fotoeléctrico y sean capaces de absorber más energía. Un trabajo procedente de científicos de la Universidad de Oslo ha logrado producir paneles con un grosor 20 veces menor, reduciendo también la cantidad de silicio utilizado en un 95%.
De esta forma, se reduce el coste de las placas solares, uno de los motivos que echan para atrás la adopción de esta energía, y también se propicia una extracción más sencilla de la electricidad. Otra de las investigaciones en marcha, llevada a cabo entre centros de Dinamarca y Suiza, ha demostrado las increíbles propiedades ópticas de los nanocables, que podrían concentrar hasta 15 veces más la intensidad de los rayos de sol.