carreteras luminosas

Holanda prueba carreteras luminosas

Un proyecto para incrementar la eficiencia de las comunicaciones terrestres mediante carreteras luminosas ha dado comienzo en Países Bajos

Verdaderamente ofrecen un cuadro futurista las carreteras luminosas que Holanda ha empezado a probar. En medio de la oscuridad nocturna, la negrura del asfalto aparece flanqueada por líneas de un verde fosforescente similar al que despiden los relojes que brillan en la oscuridad. El camino emerge perfectamente dibujado a medida que el coche avanza, ésta es la idea que sugieren los diseños del proyecto, que se ha puesto en marcha a lo largo de medio kilómetro, en una carretera cercana a la localidad de Oss, en el sur de los Países Bajos.

¿Para qué necesitamos carreteras luminosas? El desarrollo puede parecer una extravagancia propia de una innovación a veces demasiado entusiasta pero que no siempre acaba de cuajar. Sin embargo, detrás del proyecto que se acaba de poner en marcha en Holanda hay una motivación que hoy en día persigue cualquier gobierno y también cualquier empresa especializada en la construcción de infraestructuras.

Evidentemente se trata de la eficiencia energética. Las carreteras normalmente están alumbradas con cientos, miles –demasiadas, en definitiva– de farolas que se distribuyen en sendas hileras a cada lado de la vía. Cada uno de estos largos y esmirriados vigilantes nocturnos cuesta un dinero, como también lo cuesta su instalación y la del tendido eléctrico necesario para que funcionen.

Pero dejando aparte los costes iniciales, el alumbrado de las carreteras supone un número incontable de bombillas de gran potencia luciendo durante muchas horas diariamente, más aún en invierno. Este problema estructural ha sido abordado por el Studio Roosegaarde, que se ha asociado con la constructora de carreteras Heijmans para proponer una solución.

El Studio Roosegaarde llevó a cabo los diseños a partir de las reflexiones de su fundador Daan Roosegaarde, quien no sólo pensó en la eficiencia energética sino que decidió dar con una solución que combatiera el aspecto anodino de las autopistas. El resultado ha sido la utilización de un polvo luminiscentes que se integra con la pintura de las líneas sobre el asfalto.

Desde luego el desarrollo mejora sensiblemente el aspecto de la carretera. Pero lo más determinante es el ahorro energético que conlleva. Estas líneas, recién estrenada su fosforescencia, brillan por la noche gracias a la luz que acumulan durante el día. Absorben los rayos del sol y después desprenden esa misma energía. Ni qué decir tiene, los costes de instalación son menores que los que implica el alumbrado habitual.

Por el momento la instalación de un tramo de estas carreteras luminosas cerca de la localidad de Oss es sólo una prueba. Aún se desconoce cómo reacciona la infraestructura a un uso continuado por parte de los vehículos y a las gotas de lluvia. A falta de comprobar este factor, la idea del Studio Roosegaarde no se queda aquí, pues también ha propuesto diseños en los que las carreteras avisan a los conductores de las condiciones climáticas, mostrando símbolos sobre el asfalto, tales como el que indica que va a nevar.

Imagen Studio Roosegaarde

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