Los partidos políticos pueden sacarle un rendimiento decisivo a las tecnologías móviles. Las nuevas tendencias digitales han colocado en un papel protagonista y decisivo al ciudadano como informadores y comunicadores de lo que pasa a su alrededor a través de sus smartphones.
“La política es uno de estos aspectos, fundamental, que debe adaptarse a esta realidad imparable e iniciar una acelerada migración digital hacia entornos vitales nuevos. O se comprende que la tecnología móvil puede permitirnos una mejor organización y comunicación en la sociedad del conocimiento, para la acción política, o todo lo que se haga serán imitaciones tardías, sin autenticidad y sin sentido.” Así de contundente se expresa el informe La transformación digital y móvil de la comunicación política de Antoni Gutiérrez-Rubí publicado recientemente por Fundación Telefónica.
Y no es en vano. El desarrollo de la tecnología móvil ha puesto a nuestra disposición, en nuestro bolso o bolsillo, una poderosa ventana al mundo, que además de permitirnos saber en tiempo real qué está pasando en cualquier lugar del mundo, constituye una herramienta de participación que nos garantiza la presencia en distintos foros sociales, tanto públicos como privados.
Como se afirma en la publicación: “El móvil facilita la capacidad autónoma de activismo político al margen de los partidos. Es una poderosa herramienta para que los ciudadanos alcen su voz, se unan y difundan su mensaje, haciendo la transición del activismo online a la acción en el mundo real.”
Los móviles como terminales y los medios sociales como canales han catapultado el papel del ciudadano como protagonista del momento histórico y político. Todos nos convertimos en informadores y comunicadores de lo que pasa a nuestro alrededor, compartiendo la realidad circundante en tiempo real a través de nuestros smartphones.
Cualquier evento, cualquier manifestación, cualquier forma de abuso de poder o de represión, cualquier acción bélica, pueden encontrar una denuncia global e inmediata a través de Internet. No hay más que recordar ejemplos como el de Farah Baker, la niña palestina que recientemente tuiteó los bombardeos sobre Gaza tal y como los vivía desde su propia casa.
Los partidos políticos pueden sacarle un rendimiento decisivo a las tecnologías móviles ya desde las propias campañas electorales. En Estados Unidos y Reino Unido existen ejemplos del uso electoral del teléfono. Todos nos convertimos en políticos fuera de la política oficial o como refiere el texto del informe: “Lo mejor de esta nueva revolución móvil es que todos podemos ser «políticos», no necesariamente debemos ser voluntarios de campaña o candidatos. Cada uno de nosotros se convierte en un punto de unión y difusión de información. Gracias a la Red, participamos en proyectos, hacemos cosas, opinamos y brindamos apoyo a causas que rápidamente consideramos nuestras.”
Políticos e instituciones pueden aprovechar las ventajas de este empoderamiento del ciudadano. A través de la comunicación móvil, pueden enviar y difundir mensajes ahorrando costes y esfuerzos, respecto a otras formas físicas tradicionales de contactar con los afiliados o los votantes potenciales.
Un ejemplo ya clásico del uso de la telefonía móvil en la política es la campaña electoral de Obama de 2008 que le granjeó la presidencia de Estados Unidos. Antoni Gutiérrez-Rubí resume la estrategia de Barack Obama en este campo en tres pasos:
“1. Anunció que daría el nombre de su vicepresidente a través del móvil, con lo que consiguió 2,9 millones de teléfonos móviles, gracias a lo cual su campaña logró la mayor base de datos de móviles interesados por la política jamás reunida.
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Aprovechó esos números de móviles, potenciales votantes suyos, para enviarles SMS con información sobre noticias y actos, a menudo de ámbito local.
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Un tercer paso fue crear una herramienta propia para la campaña, un «Obama Phone», en el que además de llamar podías saber si tus contactos ya sabían a quién votar, recibir todas las noticias de la campaña, comparar tus llamadas para convencer a votantes con los usuarios más reclutadores de la red social del candidato demócrata y localizar reuniones, eventos y actos electorales allá donde estuvieras.”
En el extremo opuesto el autor se muestra pesimista con los políticos españoles, que considera que no entienden ni encajan en el nuevo ecosistema social que trae consigo la sociedad digital en red. Se trata de organizaciones que siguen siendo mayormente analógicas en su forma de comunicar y que arrastran el lastre de las rígidas estructuras verticales y de las jerarquías inmutables, todo ello tan opuesto a la realidad fluida y cambiante que caracteriza al nuevo orbe global que habitamos.
La transformación digital
El trabajo La transformación digital y móvil de la comunicación política ha identificado diez cambios fundamentales en la política inducidos por las tecnologías móviles y que caracterizan la denominada “política digital”:
1. Publicidad móvil. Se trata de un formato muy utilizado, aunque todavía se considera más intrusivo que la publicidad web. La optimización del alcance de este sistema puede venir de la mano de su combinación con otras aplicaciones de usuario, como por ejemplo Facebook.
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Optimización para la web móvil. Dado el potencial de comunicación que tiene el correo electrónico a través del móvil (el 87 % de todos los usuarios de teléfonos inteligentes consulta el correo electrónico en su teléfono), los envíos deben ser responsive de forma que queden perfectamente expuestos en dispositivos móviles para su fácil y cómoda lectura.
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Recaudación de fondos móvil. En Estados Unidos se utiliza activamente desde 2012 y queda patente que la recaudación de fondos online podría desempeñar un papel crucial en el futuro cercano
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Participación a través del móvil. Los movimientos ciudadanos que han cobrado tanto protagonismo político en los últimos tiempos son pioneros en el uso de aplicaciones móviles participativas, como Appgree o Liquidfeedback. En una sociedad decepcionada del funcionamiento político e institucional, los partidos y grupos de presión deben dar primero la palabra antes de pedir el voto.
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El puerta a puerta. En EE.UU. las relaciones personales con los vecinos, a la hora de captar votos, son una herramienta fundamental para movilizar a votantes. Es algo que en España no se lleva, por lo menos hasta ahora. A pesar de que la tecnología ayuda para esto, en palabras del autor: “Se trata de movilizar y persuadir a través de las relaciones que se establecen día a día, ayudados por datos, segmentación de mensajes y mapas. El arma secreta son los activistas, no el software (aunque ayuda a no perder tiempo y recursos).”
- WhatsApp en campaña. La aplicación WhatsApp permite que los usuarios de smartphones puedan comunicarse sin costo adicional, aparte de la tarifa de datos. Soporta comunicación multimedia, como el envío de fotografías, vídeos y notas de voz en medio de las conversaciones. Además, permite establecer una comunicación en grupo, con una interfaz de usuario sencilla. A pesar de no haber sido utilizada todavía intensamente en campañas, sus posibilidades en este campo son ilimitadas.
7. Los emoticonos y la política. Aunque parezca pueril, los emoticonos pueden resultar muy útiles de cara a la comunicación política a través de aplicaciones móviles tipo la arriba mencionada WhatsApp: “El lenguaje visual está colonizando la conversación digital. La facilidad, comodidad y rapidez con que se pueden crear (y compartir) memes de gran calidad han disparado la espontaneidad y la inmediatez.”
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La búsqueda del impacto. La tecnología móvil supera a la web convencional en capacidad para impactar en la ciudadanía. Servicios como Google Surge tratan de saturar con mensajes de banners políticos todos los anuncios de Google Ads en diferentes webs, dirigidos al ciudadano concreto de un territorio específico.
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Móviles y campaña en redes sociales. Como es lógico, las campañas están apostando por los medios sociales para acercarse más a los votantes y difundir así su mensaje a través de Facebook, Twitter, Google+, Flickr, YouTube, Pinterest e Instagram. Se trata de espacios que constituyen la máxima energía democrática y cívica, pues es ahí donde se encuentra una parte importante del debate.
10. Tecnopolítica. La tecnopolítica es la herramienta de empoderamiento del ciudadano de la sociedad digital. Es la vía para garantizar la participación de todos y la vida en comunidad en el siglo XXI. Y supone un camino sin retorno, como explica el autor del libro, Antoni Gutiérrez-Rubí: “Nada volverá a ser como era hace ni siquiera un lustro, en política o en comunicación. Nos encontramos en una dicotomía clara entre multitudes, mareas y alianzas versus masas, movimientos y partidos.”
Imágenes vía | Pixabay (Touchscreen), y Wikipedia