Aunque un tercio de los habitantes del planeta ya están conectados a Internet, aún queda una gran brecha digital por salvar,
En él no caben términos como apps, big data, cloud, o streaming pero sí acceso, cultura, diversidad, progreso o ayuda.
El pasado 17 de mayo se celebraba el Día de Internet en España y en muchos países latinoamericanos, y el Día Mundial de las Telecomunicaciones y la Sociedad de la Información en el resto del mundo porque en dicha fecha se firmó el primer Convenio Telegráfico Internacional en París en 1865.
Se hace con el objetivo de reivindicar Internet y las nuevas tecnologías como un medio para mejorar el nivel de vida de los ciudadanos. Pero viendo la información de los días previos y posteriores he tenido más la impresión de que todo se quedaba en lo anecdótico. En esta ocasión coincidía además con los 20 años de la Web y hemos podido leer cifras y curiosidades de toda índole – no sé si existe ya o es una buena idea, pero la lluvia de datos da para un Trivial.
Según información de Intel de 2012, cada 60 segundos se transfieren 639.800 GB de datos, se ven 20 millones de fotos, se hacen 2 millones de búsquedas en Google y se envían 204 millones de correos electrónicos. Cada minuto, 277.000 personas entran en Facebook, se escriben 100.000 tuits y se reproducen 1,3 millones de vídeos en YouTube. Lo cierto es que somos ya 2.400 millones de usuarios de Internet, es decir, un tercio de los habitantes del planeta, cuando en 2002 esta cifra era tan sólo de 600 millones. Pero hay una grave brecha digital todavía por salvar…
Los números son tan impresionantes que parece complicado recordar cómo era todo antes de que Internet existiera, mirar allí dónde aún no ha llegado nos parece un viaje en la máquina del tiempo. Por eso en estos días se ha escrito también algún que otro artículo con distintos puntos de vista sobre cómo ha afectado la red a la Administración Pública o los nuevos modelos de negocio que ha propiciado.
También han salido a la luz curiosidades como que la primera webcam de la historia se creó en 1991 para… ¡monitorizar una cafetera! y los responsables fueron los informáticos de la Universidad de Cambridge, que la idearon para poder controlar si había café o no sin tener que recorrerse todo el pasillo. También que el primer anuncio en forma de banner fue de la revista Wired en 1994, que es posible que el origen de la palabra spam esté en una actuación de los Monty Python, o que existen distintas teorías para calcular el peso de Internet.
Pero lo que de verdad me ha emocionado con motivo de la celebración de este día es la iniciativa de Fundetec, en el marco del proyecto europeo Voluntarios del Conocimiento, que persigue la formación en el uso de las nuevas tecnologías del colectivo de personas mayores gracias a la labor desinteresada de adolescentes y de otros mayores voluntarios, al presentar un alfabeto especial que define aquellos conceptos, servicios, cualidades, utilidades, sensaciones, etc. que la Red transmite a un grupo de personas mayores de 60 años del Espacio SeniorTEC San Luciano de Madrid que están aprendiendo a utilizar las nuevas tecnologías. Y son términos como “acceso”, “cultura”, “diversidad”, “progreso” o “ayuda” los que aparecen en él.
Esto coincide con el estudio de una Fundación sobre mayores y tecnología que recoge que los valores asociados con más frecuencia por ellos a Internet son la globalidad y su versatilidad. Ambos conducen a la percepción de ventajas como la información casi universal, la capacidad de comunicación, la oportunidad de socialización y la variedad de usos específicos, casi inagotable.
Recuerdo que cuando a principios de año se presentó el Informe de la Sociedad de la Información en España 2012 me pareció una buena noticia que el grupo de edad que más había crecido en nuestro país en lo relativo al acceso a Internet es el que aglutina a personas entre los 55 y los 64 años, que habían pasado del 37,7% al 43,7%. Ojalá este porcentaje continúe incrementándose porque sin duda será en beneficio de su integración y mejora de su calidad de vida.
