Todos los vehículos de combustión interna, incluidos coches, motor, autobuses y hasta barcos, estarán prohibidos en Ámsterdam en 2030.
En Ámsterdam siempre han tenido un enfoque pionero en movilidad. Ya hace mucho tiempo que la ciudad se dio cuenta de que la diferencia de tráfico entre el día y la noche merecía que este aspecto se tratara de otra manera. Para ello hicieron que muchos de los semáforos, incluidos algunos que gestionaban cruces, parpadearan en ámbar en un rango de horario nocturno.
Los pocos coches que transitaban las noches de Ámsterdam no tenían que aguardar ante los semáforos si no había otro coche que estorbara su circulación. En cuestiones de movilidad eléctrica, la ciudad también quiere ser una de las pioneras. En un momento en que varias urbes y países europeos han condenado los coches con motores de combustión para 2040, la ciudad holandesa se ha marcado la fecha de 2030.
Para este año no podrán circular por el término municipal vehículos de combustión interna. Pero no solo coches. La medida afecta también a los autobuses y a las motos. Va más allá, incluso, y prohibirá la navegación de barcos con este tipo de motor.
La regulación que pondrá en marcha Ámsterdam será integral. Se hará por etapas, pero todo debe quedar despejado para el año 2030. Hay otras ciudades que se han marcado esta fecha como objetivo. Pero su enfoque no suele ser tan radical. Irlanda, por ejemplo, impedirá la venta de coches de diésel y gasolina, pero no su circulación.
Una prohibición escalonada
En el caso de Ámsterdam no se trata de reducir el número de vehículos de combustión interna sino de eliminarlos de la ciudad. Por eso no se prohíbe su venta, directamente se veta su entrada en el término del municipio.
El próximo año se prohibirá la circulación de los coches diésel de más de 15 años. Será una primera medida relativamente ligera. Pero el plan se acelerará con el paso de los años. Ya en 2022 los autobuses que no sean de cero emisiones no podrán moverse por la urbe. Poco más tarde, en 2025, la misma medida se aplicará a las embarcaciones que navegan por los canales urbanos.
Al principio se trata de reconvertir los transportes públicos. Mientras que a los particulares se les dará algo más de oxígeno para que cambien sus vehículos. Para el año 2030 no puede quedar ninguno que lance emisiones a la atmósfera. El objetivo es una ciudad sin malos humos.
El reto es importante, pues para lograrlo Ámsterdam tendrá que volcarse en la instalación de estaciones de carga eléctrica. Solo para 2025 se prevé que se tengan que instalar entre 13.000 y 20.000 instalaciones de este tipo.
Imágenes: dleiva, Travel Center UK