En tiempos de pandemia la colaboración es clave. Hace cuatro meses, Antonio López Gracia, Jefe Core & Platforms Technology, y Pablo Montes Moreno, Experto Telco Cloud Architecture, ambos empleados en el área de CTIO de Telefónica, decidieron aportar su granito de arena en la actual pandemia por COVID-19.
Lo suyo es una historia de retos, solidaridad, empatía, colaboración, apoyo y, sobre todo, amor y admiración. En este entorno nace la organización Anaire.org con el objetivo de que cada persona sea capaz de fabricarse su propio medidor de CO2. Una historia que nos demuestra que lo que realmente importa es rodearse de personas que crean en ti y en tu proyecto y que, también, estén dispuestas a apoyarte y aconsejarte.
Los medidores de CO2 como herramienta de lucha contra la COVID-19
Las escuelas, institutos y universidades han estado en el foco de la noticia al tratarse de lugares con bastante cúmulo de personas en un sitio cerrado, dando lugar a ambientes con mayor concentración de CO2 en el aire. Por tanto, los alumnos y los profesores se ven en la obligación, como en otros casos, de ventilar las aulas con el fin de reducir el riesgo a contagio por aerosoles. Una situación bastante dura durante las estaciones de otoño e invierno que, además, ha conllevado un mayor uso de recursos energéticos y económicos.
Antonio y Pablo estaban muy concienciados con esta problemática, ya que la mujer del primero es profesora y ambos tienen hijas acudiendo a centros escolares. Con el inicio de las clases, tras la vuelta de las vacaciones de verano, los expertos estudiaron diversas soluciones, siendo una de ellas, los medidores de CO2. Con el objetivo de poder conocer cuando un ambiente está muy cargado y si es necesaria la ventilación del mismo. Antonio quería conocer la efectividad de este aparato de primera mano por lo que decidió adquirir uno y probar su funcionamiento.
Sin embargo, no todo es tan bonito como parece, y ese primer medidor no era tan bueno como lo vendían. «Mi mujer lo llevaba a clase y variaba mucho de un aula a otro. Además, tenía que ir con un lápiz y una libreta apuntando en qué clase lo usaban, a qué hora, etc.», cuenta Antonio a Think Big.
Por casualidades de la vida, cuando comenzó a barajar la posibilidad de hacerlo él mismo, Pablo le envió una demo en la que estaba trabajando y que hacía uso del Cloud. Por lo tanto, ¿por qué no reaprovechar esa herramienta dándole otra usabilidad a parte de pruebas de red? Ese fue el momento determinante para que ambos se lanzarán con este proyecto: «teníamos los mimbres perfectos para hacer la cesta«, comenta Antonio. Por un lado, él se enfocaría en el desarrollo del dispositivo, mientras que Pablo de la aplicación en la nube que se encarga de subir las medidas del estado del aire al Cloud con el fin de visualizar la información mediante gráficos.
Por norma general, antes de lanzarnos a crear una iniciativa sopesamos los pros y los contras, en el caso de este par de amigos, no. «Somos unos kamikazes», añade Pablo a Think Big. Ellos hablan de intuición cuando se refieren a los inicios de Anaire. La realidad es que esa «intuición» está logrando hacer la vida más fácil a muchos colegios y, por ende, alumnos y profesores.
Una historia de retos y de colaboración
Teniendo en cuenta que el 75% de los contagios por COVID-19 se deben a los aerosoles, el papel que tiene Anaire para la sociedad es esencial. La concentración «normal» de CO2 en el exterior ronda los 400 ppm (partes por millón). A partir de 700 ppm ya estamos en un entorno peligroso y habría que ventilar la habitación, mientras que si nos vamos 1.000 ppm es necesaria la ventilación inmediata. Esto es importante porque según incrementa el CO2, más posibilidades existen de contagio si nos encontramos en un aula con una persona con COVID-19.
Pablo y Antonio tenían muy claro, desde un inicio, cuáles eran dos de sus objetivos clave: querían lograr que una persona sin conocimientos en tecnología fuera capaz de hacer su propio medidor – en su canal de YouTube explican cómo hacerlo paso a paso – para evitar la exposición en ambientes muy cargados. Además de resaltar la importancia y la usabilidad de las plataformas open source (código abierto).
En esta línea, desde que tuvieron la idea hasta que lograron que el dispositivo mandara medidas reales tardaron solo un par de semanas. Mientras Antonio se encargaba del propio medidor, Pablo adaptaba la aplicación Cloud. Pero, ¿qué diferencia existe entre estos medidores y los que se venden en el mercado? Anaire agrega los datos a la nube sin ningún coste, es decir, si tú decides poner un medidor en el colegio de tus hijos, hermanos, etc., desde la aplicación en la nube puedes visualizar cuál es el estado del aire actualizado cada siete segundos. Además, cuando el aire sobrepasa los 700 ppm y los 1.000 ppm salta una alarma avisándote de que debes ventilar porque la estancia no es segura.
Esta pareja de amigos ha ido día a día trabajando en un proyecto que ha superado, sin lugar a dudas, sus expectativas. Aunque no todo ha sido un recorrido sin baches. Toda buena historia tiene sus subidas y bajadas y esta no iba a ser menos. «En las primeras semanas sabíamos que teníamos entre manos una tecnología muy buena, pero que nos daba errores, porque cada medidor nos daba unos datos diferentes«, explica Antonio. Entonces, ¿a dónde acudes cuando necesitas saber algo? Exacto, a Google. Pablo y Antonio encontraron un apoyo fundamental en foros de domótica, Telegram, Twitter, etc.
El sensor del medidor es una pieza fundamental, ya que este te da los valores precisos de la calidad del aire. Este aparato «tiene muchos procesos que si no sabes tratar, te pueden medir cualquier cosa», explica Pablo. De hecho, esta es la problemática de algunos medidores que podemos encontrar en el mercado, es decir, en un mismo entorno miden cosas que no tienen nada que ver. Este fue el verdadero desafío para ambos y en donde realmente «tuvimos que aprender mucho», recuerda Antonio.
«Hay cosas que yo aprendo en mi día a día en Telefónica que me ayudan a desarrollar la tecnología de Anaire e incluso a la inversa», explica Pablo. En un principio esta iniciativa surgió como un proyecto para acabar convirtiéndose en una asociación. ¿El porqué? Como hemos comentado, esta es una historia de casualidades. Justo a finales de año, cuando Pablo y Antonio comenzaron a desarrollar Anaire, desde Fundación Telefónica lanzaron la Convocatoria Navideña de Actividades de Voluntariado Virtual 2020 a la que decidieron presentarse «por probar» y acabaron consiguiendo.
Gracias a ello, Anaire pudo montar 30 medidores de CO2 en varios centros escolares, que se encuentran operativos actualmente, con el respaldo de la fundación y trabajando mano a mano con la Fundación Montemadrid. Ante esta situación, se dieron cuenta de que para ser más operativos, gestionar mejor los gastos, los proyectos, etc., era recomendable ser una asociación.
El papel fundamental de las tecnologías open source
Sin lugar a dudas, la aparición de Fundación Telefónica en esta historia ha sido esencial. Antes de presentarse a esta convocatoria, los medidores de Anaire consistían en equipos pinchados sobre una tarjeta de desarrollo. Ahora, gracias al impulso de la fundación, los medidores se basan en una caja de impresión 3D.
Además, Antonio y Pablo se han presentado a otra convocatoria de la fundación, Convocatoria de Actividades de Voluntariado Virtual 2021, donde tienen que construir 55 medidores. Para ello, proporcionarán kits a los voluntarios de Fundación Telefónica para que los fabriquen ellos mismos con la supervisión y ayuda de este par de amigos. Como mencionábamos, Anaire nace con el objetivo de acercar la tecnología a todo el mundo, así como el código abierto, un modelo de desarrollo de software basado en la colaboración abierta.
El papel que juega el código abierto en la transformación digital está siendo clave en diferentes ámbitos dentro de la sociedad, sin embargo, todavía no ha adquirido uno uso asiduo y reconocido entre las personas. De ahí que uno de los objetivos de Anaire sea poner sobre la mesa las tecnologías abiertas, haciéndolo todo en código abierto, con el fin de que llegue a más personas y que cualquiera tenga al alcance de la mano crear su propio medidor de CO2. «Queremos mostrar que esta iniciativa es un ejemplo real y concreto del poder de la colaboración por encima del poder de la competencia«, cuenta Antonio, ya que Anaire nace en entornos open software y open hardware.
Si miramos a nuestro alrededor, podemos darnos cuenta de que todavía queda mucho trabajo por hacer en torno a esta situación. Hemos crecido en una sociedad que nos ha enseñado a competir con el resto de personas, pero con ejemplos como el de Anaire podemos ser testigos de que gracias a la colaboración podemos llegar mucho más lejos, sobre todo, en tiempos de pandemia donde la solidaridad, la empatía y la colaboración son esenciales.
El inicio de un proyecto que acaba de despegar
Como no podía ser de otra forma, la red 5G es uno de los objetivos a corto plazo a instalar en los medidores para Pablo y Antonio. Esta nueva tecnología es una revolución que ha llegado para cambiar el paradigma y la forma de actuar en diversos sectores (educación, sanidad, turismo, etc.).
El salto al 5G para Anaire supone un avance fundamental, ya que los medidores se conectan a la aplicación Cloud a través del WiFi y esto, en ocasiones, puede dar lugar a ciertos problemas. Por ejemplo, cuando Antonio y Pablo acuden a algún centro público con sus medidores, necesitan que estos abran puertos o que les autoricen IPs.
De manera que con el 5G esperan «resolver todos los problemas de conectividad, además de poder desplegar los medidores en cualquier lugar sin tener que preguntar a nadie si el WiFi funciona correctamente», explica Antonio. A ello, se le suma la posibilidad de conectar bastantes dispositivos de bajo consumo al ancho de banda, logrando un trabajo más óptimo. «Ya hemos empezado a tener conversaciones con gente experta en este tema. Nuestro objetivo es ahorrar trabajo y avanzar más rápido», prosigue.
Otro reto futuro para Anaire es equipar con baterías a los medidores para facilitar el transporte de los mismos a diferentes lugares y «que ofrezcan la misma precisión y frecuencia que estamos utilizando en los actuales medidores», explica Pablo. Aunque reconocen que todo esto «está muy por encima de las expectativas» que tenían durante las primeras semanas. A pesar de que Anaire demostró desde el inicio que iba a pisar fuerte, ya que, desde que comenzaron con los primeros medidores hasta que los colocaron en un centro escolar pasó un mes.
Todo ello, gracias a un trabajo en equipo, no solo entre Antonio y Pablo, sino de sus compañeros de trabajo y de sus familias. La organización Anaire ha nacido arropada por muchísima gente, Antonio comenta orgulloso que «han recibido un apoyo unánime». Se suele decir que sabes que lo estás haciendo bien cuando la gente te apoya. En el caso de Anaire, los compañeros de Pablo y Antonio han colaborado llevando medidores a las escuelas de sus hijos o desarrollando algunas partes del proyecto, convirtiéndose en un pilar esencial.
También, sus familias han sido un apoyo indispensable: ¿te imaginas de dónde proviene el nombre de Anaire? Este nombre resulta de la unión entre Ana + aire. Ana es una de las hijas de Antonio que les ha ayudado con el diseño gráfico de la web. Este nombre es la manera de dar gracias, no solo a Ana, sino a las dos familias por el apoyo incondicional que les han mostrado durante estos meses.
Ganas y esfuerzo: dos pilares esenciales del éxito
Anaire surgió como un proyecto pequeño para crear medidores de CO2. Sin embargo, esta iniciativa ha resultado ser todo un éxito, logrando cumplir cada uno de los objetivos que se habían planteado Pablo y Antonio. «Para mí, el momento más gratificante ha sido cuando una persona nos contactó por Twitter para decirnos: nunca he soldado, pero voy a intentar hacer mi propio medidor«, recuerda orgulloso Pablo. A las semanas, comenzó a subir fotos de los medidores que había ido construyendo para su familia, amigos y el centro escolar de sus hijas.
Esta bonita iniciativa nos deja una lección importante, que quizás habíamos olvidado, acerca de la importancia de la colaboración. Cuando la gente se une y trabaja junta puede llegar a hacer cosas maravillosas. Anaire no es solo un medidor de CO2 que nos ayuda a protegernos del COVID-19, también, es una manera de decirnos «si quieres, puedes». Gracias al ejemplo y la ayuda de Antonio y Pablo todo el mundo estamos capacitados para crear nuestro propio aparato y lanzarnos de lleno a las tecnologías abiertas y, por ende, a la colaboración.
¿Un consejo del equipo de Anaire para personas que se van a lanzar a la aventura de emprender? No sobre planificar y apoyarse en los contenidos colaborativos. «No hay que enfocarse en sacar algo perfecto, sino en obtener mejoras incrementales continuamente«, comenta Pablo.