Toda ayuda es poca para hacer frente a las olas de calor. Un fenómeno limitado a cierta época del año pero que con la crisis climática se ha convertido en demasiado frecuente. Los termómetros muestran valores impropios y, en el hemisferio norte, el otoño ha pasado a convertirse en una extensión del verano. Al menos, la tecnología puede ayudarnos a combatir las temperaturas. Es el caso de la bomba de calor basada en la aerotermia.
Una bomba de calor es una máquina que mueve energía en forma de calor de un lugar a otro. Puede emplearse para calentar una estancia cuando hace frío y, al contrario, para enfriar un lugar cerrado cuando la temperatura es demasiado alta. Según donde vivas te será más útil una opción u otra. En cualquier caso, se trata de una tecnología poco conocida por el gran público que va ganando terreno como una alternativa más económica.
Y es que, hoy en día, para combatir el calor, las tecnologías más usadas son los ventiladores y aires acondicionados. Pero la bomba de calor basada en aerotermia ofrece prestaciones muy interesantes, como consumir mucha menos energía eléctrica, ser útil durante todo el año e incluso se puede emplear para calentar agua más allá de caldear una estancia gélida.
Otra manera de combatir la temperatura
Una simple búsqueda en Internet nos dará varios resultados de bombas de calor para climatizar un domicilio o vivienda particular. Calor o frío, según necesitemos calentar o enfriar nuestro hogar. La bomba de calor funciona de una forma similar a los aires acondicionados. Incluso podemos compararla con los frigoríficos. Es más, algunos modelos se asemejan entre sí. Y los tres emplean la termodinámica. O lo que ahora se conoce como aerotermia, es decir, transportar la energía del aire en forma de calor o frío. Pero a partir de ahí, hay ciertas diferencias.
La bomba de calor hace de climatizador y también permite calentar el agua. Las que emplean aerotermia, utilizan la energía del aire. Pero las más populares a nivel industrial son las que utilizan el frío del agua o el calor del suelo para funcionar. La bomba de calor basada en aire es más simple y cada vez hay más modelos para uso doméstico que han simplificado la instalación. Además, tienen ciertas particularidades. Generan hasta 4 kW de energía por cada kW de energía consumido. Lo que, a la larga, implica un ahorro de energía eléctrica consumida.
Fabricantes de bombas de calor por aerotermia como Toshiba afirman que el consumo eléctrico es de tan solo el 22% de la energía aportada en modelos de bombas con clase energética A+++. Otras marcas dicen utilizar el 70% de la energía del calor del ambiente y solo el 30% de la electricidad. Lo que supone un gran ahorro frente al aire acondicionado ante el calor o frente a otras fuentes para calentar como son el gas o el propano.
Otros fabricantes como Vaillant, conocido por sus calderas de gas, dicen que las bombas de calor por aerotermia suponen un ahorro de hasta el 60% de la factura eléctrica. Pero incluso las principales marcas de aires acondicionados ya tienen en su catálogo bombas de calor por aerotermia.
Respecto a cómo se propaga el calor o el frío aportado por la bomba de calor, hay varios sistemas. La bomba de calor consta de una máquina interior, según el modelo, una unidad exterior que es la que capta la energía del aire y, finalmente, equipos de aire para difundir calor o frío, como los llamados fancoils, y otros sistemas como radiadores o suelos radiantes para transmitir calor y frío. Todo empleando agua repartida en tuberías. En el proceso de calentamiento emplea la energía del aire, y para enfriar, suele contar con un líquido refrigerante similar al de neveras y frigoríficos que enfría el agua encargada de propagar el calor o el frío por la vivienda.
Una alternativa sostenible
Las bombas de calor aprovechan la energía del aire, del agua y de la tierra. Se trata de fuentes inagotables y que encontramos en la naturaleza. Y aunque emplean electricidad para su funcionamiento, en el proceso generan más energía de la que consumen. En conjunto, el uso de este tipo de tecnología es una gran alternativa a otras fuentes que consumen más electricidad, como el aire acondicionado. Y, además, supone una manera de reducir el gasto eléctrico y, al mismo tiempo, reducir las emisiones de CO2 generadas por la industria eléctrica cuando tiene que quemar gas para generar energía.
Combatir la crisis climática no tiene porqué estar reñido con renunciar a ciertas “comodidades” como es hacer frente al frío o al calor. Comodidad entre comillas cuando hablamos de temperaturas extremas que afectan a las personas hasta el punto de hacer peligrar nuestras vidas. Y es que nuestra salud se ve afectada cuando la temperatura exterior supera los 43ºC.
Para combatir las temperaturas extremas conviene hacer muchos cambios en edificios, ciudades y en cómo consumimos y agotamos los recursos disponibles. Pero en combinación con todas esas soluciones, es posible aprovechar tecnologías cada vez más asequibles como las bombas de calor para vencer al frío o al calor reduciendo nuestro impacto en el planeta.