Se acabó. No saldrá ninguna máquina de escribir más de Reino Unido. La empresa Brother ha creado la última de su especie y ha ido directa al Museo de Ciencia de Londres. Así están las cosas en esta era de cambios en las tecnologías de la información y la comunicación. Si te descuidas, sales de la fábrica para ir directamente al museo sin haberte dado cuenta.
Como cualquiera puede imaginar, este punto y final, casi terminando el año 2012, es más simbólico que real. La revolución de la tecnología ha llevado a abandonar los cartuchos de tinta, los tabuladores y los carros. Incluso antes de la expansión de los ordenadores personales otros aparatos habían empezado a reemplazar a las viejas máquinas. Que Reino Unido haya producido su última máquina de escribir nos hace mirar hacia adelante y cerrar una etapa que algunos ya habíamos dado por terminada.
La evolución de la escritura
Por mucho que se marque esta fecha como hito en la evolución de la comunicación, la transición ya estaba bien avanzada. Los ordenadores personales y, desde hace menos tiempo, los smartphones y tablets han convertido a los usuarios en productores de textos a un nivel que no podía concebirse a mediados de los años setenta.
Estos terminales han dado un giro a la escritura y la comunicación en todos los aspectos. Lo primero que se viene a la cabeza al compararlos con las tradicionales máquinas de escribir es, tal vez, la capacidad de corrección y edición que tiene un computador, a años luz de los rudimentarios métodos necesarios para enmendar errores en un texto hecho a máquina.
Y, ahora, todo es móvil. Con todas las ventajas que esto supone. Si el trabajador no va al puesto de trabajo, el puesto de trabajo puede ir con el trabajador, ya sea en su propia casa, en su cafetería favorita o mientras se está desplazando, en el autobús o el metro. Mandar documentos, comunicarse en tiempo real y hacerlo desde cualquier lugar son características con las que los inventores de las máquinas de escribir solo podían soñar.
Olvidándonos de los dedos
Si algo comparten las difuntas máquinas de escribir con los flamantes nuevos dispositivos es que se utilizan con los dedos de la mano. Los teclados mecánicos, que había que pulsar con fuerza para marcar los caracteres en el folio en blanco, han caído en el olvido por culpa de las pantallas táctiles.
Pero sería ingenuo pensar que hemos llegado al cénit de la evolución de la escritura. Hoy en día se están desarrollando tecnologías y aparatos que, algún día, nos harán olvidarnos del teclado y el ratón. La innovación seguirá su curso para hacernos la vida más fácil. ¿Llegaremos a interactuar con la información como hacían en la película Minority Report?
El último modelo inglés
La razón por la que la última máquina de escribir que sale del Reino Unido ha sido donada al Museo de Ciencia es la de hacer justicia a un aparato que ha sido clave en la historia de la comunicación, que debe ser recordado y respetado como se merece. Y se unirá a la colección ya existente con el título de haber sido la última inglesa de su género.
La revolución, por cierto, también llega a la fábrica de Brother, que seguirá dedicada a la creación de material para oficina relacionado con la escritura y además se encarga de reciclar cartuchos de tinta para impresoras. Porque, aunque el panorama ha cambiado mucho, la desaparición del papel todavía está lejos de producirse… si es que llega algún día.
Imágenes | Wikipedia, Wikimedia, Hellodesign.