Elena Maseras fue la primera mujer en matricularse en una universidad española, hace ya 150 años. Cuando la primera facultad vio la luz en el año 1212 en Salamanca. Tuvieron que pasar más de seiscientos años hasta que la mujer tuvo acceso a la educación superior.
En 121 años, la Fundación Nobel ha entregado 609 premios a 968 entidades o personas. Algunos de estos han repetido, por lo que en total se han otorgado 975 galardones. Del total, en 888 ocasiones a hombres y, tan solo, 59 veces a mujeres. De los premios que han recibido, el que más se ha repetido ha sido el Nobel de la Paz, mientras el que menos, el de Física.
Sandie Okoro, directiva del Banco Mundial, afirma que: «uno de los problemas más graves es que muchas niñas acaban siendo lo que de pequeñas se les ha dicho que sean». En 2015, la ONU proclamó celebrar cada 11 de febrero el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia con el fin de animar a la participación e inclusión de la mujer en el ámbito STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, traducido al español).
La necesidad de referentes STEM para niñas y mujeres
Si nos pusieran ante el ejercicio de adivinar a través de una fotografía del aula de una universidad de qué carrera o disciplina se trata, probablemente, acertáramos al prestar atención al número de alumnas y alumnos presentes en la sala.
A pesar de que es una realidad que existe un mayor avance en la igualdad entre hombres y mujeres, la brecha de género aún persiste. «Las niñas necesitan referentes STEM, que vean que una mujer puede ser informática, matemática… Pueden ser lo que ellas quieran«, explica María Luisa García, ingeniera de telecomunicaciones y gerente en Telefónica Infra, a Think Big.
La falsa creencia de que las ingenierías son disciplinas de hombres repercute en que las niñas no se decanten por carreras STEM. Según un estudio publicado en la revista Science, con tan solo seis años, las niñas se consideran menos brillantes que sus compañeros. Mientras que, solo el 30% de las mujeres elige carreras STEM.
El papel que adquiere la enseñanza en el colegio es vital para poder dar una solución a esta situación. Es importantes que el profesorado muestre a los niños y niñas que sí, los hombres son ingenieros, informáticos, arquitectos, etc. Pero que, también, las mujeres son ingenieras, informáticas, arquitectas, etc.
Está claro que despertar las vocaciones científicas en edad escolar es clave y hacerlo con el ejemplo de diversos referentes STEM lo es más. Motivar a las niñas para que sean conocedoras de todo el abanico de posibilidades que tienen delante de ellas, y al que pueden optar para enfocar su vida profesional, es una necesidad. Así, donde hay una Sheryl Sandberg, primera mujer en el comité ejecutivo de Facebook, una Susan Wojcicki, directora ejecutiva de YouTube o una Jedidah Isler, doctorada en Física por la universidad de Yale, pueden estar ellas.
Una igualdad que poco a poco se va quedando en las aulas
Para Esther Sánchez, ingeniera química y Service and Operation Builder en Telefónica I+D, esto es vital porque «cuando eres niña y sabes de una o varias mujeres que ejercen en el ámbito STEM… Te ayuda a abrir la mente y lo comienzas a ver como algo natural«, comenta a Think Big. Tanto para ella como para María Luisa, durante su época escolar, instituto y universidad no tuvieron referentes STEM femeninos. Ambas sabían que querían dedicarse al mundo STEM desde que eran pequeñas, donde contaron con el apoyo de sus familias.
A la izquierda, María Luisa García, gerente en Telefónica Infra; a la derecha, Esther Sánchez, Service and Operation Builder en Telefónica I+D
María Luisa inició sus estudios superiores en 1994, mientras que Esther lo hizo en 2006. Doce años de diferencia que ponen en relieve la cuestión de que hay carreras que poco a poco van logrando la igualdad entre géneros, mientras que en otras todavía queda un largo camino por recorrer.
Cuando María Luisa empezó la carrera de Telecomunicaciones, ella era de las pocas mujeres que cursaban aquel año esa disciplina STEM. Cuenta que, aproximadamente, el 30% eran chicas y el 70% chicos, siendo el curso que más mujeres había. María Luisa recuerda que durante esos años sus compañeros le solían decir: «es que tú eres uno más». A lo que ella recalcaba: «no, yo soy una más«.
Mientras que, la situación que vivió Esther fue distinta. Ella estudió ingeniería Química y recuerda que el primer día de clase se había hecho a la idea de que serían pocas chicas. Para su sorpresa sucedió todo lo contrario, «el 70% de la clase éramos mujeres y era curioso porque en el resto del campus había más presencia masculina que femenina», recuerda.
La falta de mujeres en disciplinas STEM es un problema global, no local. Ya hay ingenierías, enfocadas a las ciencias de la salud, donde hay igualdad casi total entre hombres y mujeres. Mientras que, aquellas como informática o telecomunicaciones subraya la falta de presencia femenina. Una ausencia que no debemos normalizar, porque cuando hacemos normales comentarios, situaciones, etc., estamos consiguiendo todo lo contrario: aumentar la brecha de género.
La influencia de la televisión para poner fin a los estereotipos
Otra manera de animar a las pequeñas a conocer el mundo STEM es a través del entretenimiento. La representación que se hace de los personajes femeninos en los dibujos animados o películas puede influir en el futuro de las niñas. Donde personajes como Mérida, Raya o Mulán son reconocidas como mujeres valientes y decididas.
Según una investigación ejecutada por la Fundación Lyda Hill y el Instituto Geena Davis, ha desvelado que, si se muestra en los medios de entretenimiento el papel de la mujer en el campo STEM, esto puede motivar a que las niñas se interesen por esas disciplinas.
De hecho, el Efecto Scully es un ejemplo de ello. ‘El expediente X‘ fue una serie que estuvo en emisión desde 1993 hasta 2002, donde el personaje de Dana Scully fue el primero en mostrar a una mujer científica en un programa de horario central.
El personaje encarnado por Gillian Anderson consiguió aumentar en un 55% de las mujeres el interés por carreras STEM y el 63% afirmó que Scully las inspiró a tener más confianza en ellas mismas para moverse en profesiones más masculinizadas, tal y como recoge el estudio anteriormente mencionado.
El papel de la televisión a la hora de cambiar los modelos de rol y de estereotipos es enorme. Las series y las películas tienen una gran influencia sobre las personas y un impacto real sobre el futuro de las niñas si se les muestra a través de contenidos audiovisuales que la mujer, como el hombre, puede desenvolverse dentro del ámbito STEM.
La igualdad de género protagonista de los futuros retos tecnológicos
En los próximos años vamos a ser testigos de un mayor desarrollo de la tecnología, que es impulsada por la Unión Europea y los Fondos de Recuperación Europeos, Next Generation EU. Dos pilares clave dentro de este plan giran alrededor de la digitalización y la transición energética. Suponiendo una mayor oferta de puestos relacionados con las nuevas tecnologías, desde perfiles técnicos formados en robótica, inteligencia artificial, big data, etc.
Según estimaciones de la Comisión Europea, existen 500.000 puestos de trabajo sin cubrir dentro de áreas tecnológicas y se espera que haya un mayor crecimiento en estos años, alcanzando los 4 millones de empleos. Las mujeres tienen que formar parte del ámbito STEM en igualdad con los hombres en las próximas revoluciones y retos que nos depare el futuro. Donde en una sociedad cada vez más adelantada y donde las tecnologías son protagonistas de nuestras vidas, no contar con una parte de la población por la existencia de una brecha de género sería un serio problema. Hoy en día, solo el 13% de estudiantes de carreras STEM en España son mujeres, según un estudio de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI).
En este sentido, es labor de toda la ciudadanía motivar a las niñas y mostrarles que el ámbito STEM es una opción factible, como lo pueden ser las Ciencias Sociales. Para conseguirlo, es necesaria una mayor difusión y enseñanza de referentes STEM por partes de la escuela y de las familias y, sobre todo, un trato igualitario para niños y niñas.