La eficiencia energética en el hogar forma parte de los esfuerzos del conjunto de la sociedad. Las tendencias actuales, promovidas desde los gobiernos, asociaciones locales e instituciones tan relevantes como la ONU, subrayan la importancia de consumir energía. Esta es una de las obligaciones para limitar el aumento de la temperatura en las próximas décadas. Una de las fórmulas proyectadas para luchar contra el cambio climático.
Y hay muchos detalles a tener en cuenta para ganar en eficiencia energética en el hogar. Lo primero es determinar cuáles son las fuentes de consumo de nuestro hogar. Normalmente la principal es la calefacción. Se requiere mucha energía para calentar el agua de todo el circuito y de los radiadores. Independientemente de que se utilice gas o gasóleo. Y lo mismo ocurre si son estufas o radiadores eléctricos.
El uso del agua caliente para la ducha es otro de los elementos que más consumo energético requieren. Y no hay que olvidar los electrodomésticos, desde la lavadora o el lavavajillas al horno o la placa de vitrocerámica. En este caso lo primero es buscar electrodomésticos con una buena eficiencia energética.
El aislamiento térmico
Quizá lo más importante, en tanto la calefacción suele ser la principal fuente de consumo energético, sea el aislamiento térmico de la vivienda. Y este no solo sirve para evitar el frío en invierno, también mantiene a raya el calor en verano. Y hay que tener en cuenta que en las casas con aire acondicionado, este es una fuente de gasto eléctrico en verano.
Cambiar ventanas antiguas, de madera o de aluminio, con un cristal delgado puede mejorar sensiblemente el asilamiento de la vivienda. Instalar unas nuevas de PVC o aluminio con doble vidrio y rotura térmica es una solución ideal para aumentar la eficiencia energética en el hogar. Pero si no se quiere llevar a cabo una obra de este tipo siempre se pueden sellar las ventanas. Así nos aseguramos de que el aire de fuera no se cuele con facilidad.
Tecnología para aumentar la eficiencia energética en el hogar
Desde luego la tecnología puede contribuir a la eficiencia energética en el hogar. Uno de los principales beneficios que aporta es que resulta mucho más sencillo medir el consumo. De esta forma el usuario conoce cuánto gasta y cómo gasta. Es el primer paso para reducir sus necesidades energéticas.
Un termostato inteligente permitirá regular la temperatura de forma adecuada al uso de la vivienda. Si no hay nadie, baja la calefacción o la apaga, pero puede encenderla antes de que lleguen las personas para tener un ambiente cálido. Aunque también se podrá controlar a través de una app cuándo la calefacción entra en funcionamiento y cuándo no. Es una forma de reducir el consumo, pues permite un equilibrio entre la comodidad y el ahorro.
En este sentido también ayudan los sensores y dispositivos capaces de automatizar algunas funciones de la vivienda. Con persianas inteligentes conectadas al termostato es posible tener un mayor control de la temperatura. La domótica es capaz de subir las persianas para que entre en sol, en invierno, y bajarlas cuando ya lo único que entra es frío. No es necesario que haya nadie en la casa para hacerlo. El sistema ya tiene todos los datos. Cuando percibe que la transferencia de calor es beneficiosa la incentiva y al contrario. Lo mismo puede ocurrir en verano, cuando el sol directo calienta de forma inclemente una estancia. Los sensores se encargarán de aportar los datos para que el sistema dé las instrucciones convenientes.
Dentro de la domótica también existen bombillas inteligentes. Se pueden manejar desde una app y permiten regular su consumo, incluso apagarlas todas si hemos salido de casa y comprobamos que nos hemos dejado alguna luz encendida. De la misma forma también podemos regular la intensidad de la luz que emiten. Y es que no en todos los momentos del día necesitamos toda la potencia de la bombilla.
Los enchufes inteligentes son otro de los elementos útiles para aumentar la eficiencia energética del hogar. Permite encender los enchufes en cualquier momento, en remoto, o programarlos. Con ellos se puede iniciar el ciclo de la lavadora o el lavavajillas en horas valle. El precio de la energía será sensiblemente menor.
Algunos trucos para ahorrar energía
Teniendo esto en cuenta, a veces, las acciones más sencillas permiten una reducción del consumo. Por ejemplo, limitar el uso de la calefacción a las estancias que más se utilicen de la casa. Si hay espacios donde no solemos pasar mucho tiempo se pueden cerrar las puertas para que el calor se concentre en los lugares donde más estamos.
El cambio de las bombillas incandescentes que aún aguanten en algunas lámparas por luces LED también permite un ahorro sustancial. Hay que tener en cuenta que un LED de 10 W ofrece la misma intensidad que la típica bombilla incandescente de 60 W.
A nivel eléctrico, otro de los trucos que suman es desenchufar los cargadores de batería que no estén cargando. Al igual que tener una regleta con botón de apagado para el televisor. SI este es de los que tiene un piloto rojo que indica que aún está en stand-by, incurre en un consumo nada despreciable. Algo que nos ahorramos si apagamos la regleta.Moderar el uso del agua caliente también ayuda. No remolonear en duchas eternas contribuirá a aumentar la eficiencia energética en el hogar. Mientras que fregar con agua fría o solo hacerlo con caliente cuando sea necesario permite igualmente reducir el consumo.