Autonomía de los coches eléctricos

¿Está el coche eléctrico en crisis?

En los últimos años la adopción del coche eléctrico se ha disparado. Cada vez se ven más Teslas por las carreteras y tampoco resulta extraño toparse con modelos eléctricos de otras marcas. Las ventas han crecido a nivel global, con especial acento en algunos países, como China. Sin embargo, algunas circunstancias poco halagüeñas siembran dudas en torno a esta industria. Esto lleva a plantearse si está el coche eléctrico en crisis.

Algunos fabricantes de automoción han tomado decisiones que se pueden ver como un repliegue, anticipando un frenazo de la demanda. Entre ellas se encuentra Mercedes, que ha anunciado que retrasará sus objetivos de electrificación cinco años. La emblemática compañía ahora tiene la previsión de que los eléctricos e híbridos alcancen el 50% de sus ventas en 2030. Sin embargo, unos años antes había comunicado su intención de llegar a este hito en 2025.

Pero las dudas en torno al coche eléctrico no surgen únicamente por decisiones a futuro. La situación actual no es idílica para Tesla, la marca por antonomasia asociada a este tipo de vehículos. Después de una etapa de robusto crecimiento, en el primer trimestre del año vendió 386.810 vehículos a nivel global. Esta cifra representa un descenso del 9% respecto a los 423.000 que despachó en el mismo periodo del ejercicio anterior. Es la primera caída de ventas en casi cuatro años.

Líderes en coches eléctricos

Elon Musk, CEO de Tesla, ya lo anticipó a principios de año. El crecimiento en ventas previsto para 2024 era mucho menor que el obtenido el año anterior. Pero de nuevo, la prospección es menos relevante que la realidad. En este caso, el hecho de que la compañía practique un recorte del 10% de su plantilla indica que no se encuentra en la mejor de las situaciones. A esto se suma una información de Reuters que afirma que Tesla ha cancelado su coche destinado al mercado masivo, el Model 2. Se iba a empezar a producir a finales de 2025 y costaría en torno a 25.000 dólares.

Un modelo barato que habría nacido en un contexto en el que la compañía de Musk ya ha bajado los precios de sus vehículos, en algunos casos hasta 20.000 dólares. Estos descensos se explican por la creciente competencia, aunque también otras compañías vislumbran dificultades. Tanto Rivian como Lucid, dos fabricantes de eléctricos puros como Tesla, prevén una producción plana este 2024.

¿Caída o ralentización? ¿Es esto una crisis para el coche eléctrico?

A raíz de este estado de la situación, surgen voces que devalúan la importancia del motor alternativo. Existe un discurso que presenta al coche eléctrico en crisis. Aunque aún es pronto para vaticinios aventurados. Según la Agencia Internacional de la Energía, en 2024 las ventas de este tipo de vehículos podrían llegar a los 17 millones. La cifra marcaría un nuevo récord y un sólido crecimiento respecto a unos números, los de 2023, muy positivos.

El de Tesla es un caso concreto, aunque cargado de simbolismo, pero no la foto general del mercado. Los datos de la Agencia Internacional de la Energía indican que en el primer trimestre de este año el crecimiento en ventas fue del 25%, a nivel global. No es tan acusado como en 2023 sino que ronda el incremento registrado en 2022. Esto lleva a pensar más en una ralentización de las ventas en lugar de en una caída.

Para 2024, la Agencia Internacional de la Energía prevé que los eléctricos copen un 45% de las ventas en China, un 25% en Europa y un 11% en Estados Unidos. Cifras mejorables, pero quizá no tanto como para afirmar que el coche eléctrico está en crisis.

Los reparos en la adopción

En 2023, las ventas de eléctricos en Estados Unidos representaron el 8% del total de vehículos. En Europa fueron el 13%. Son porcentajes aún reducidos y con margen de mejora. A los ojos de los consumidores, algunas de las trabas que tienen este tipo de vehículos siguen siendo las mismas. El tiempo de carga, la autonomía y el precio son los principales factores que retienen la demanda.

Batería de los coches eléctricos

Tampoco juega a favor de los eléctricos el contexto de incertidumbre global. Un crecimiento económico más ralentizado, trastornos en la cadena de suministro y las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China dibujan un cuadro poco alentador para el consumo. Además, hay fabricantes que aún no han pisado el acelerador del coche eléctrico. Toyota, una marca pionera en los vehículos híbridos y posicionada mejor que ninguna para explotar la tecnología eléctrica, decidió no tomar ese camino. Desde muy pronto diseñó un prototipo de vehículo basado en pila de combustible. El objetivo estaba claro: saltar directamente de los híbridos al coche de hidrógeno.

Hoy, la compañía se mantiene firme en su estrategia de combinar las tres formas de propulsión: híbrido, hidrógeno y eléctrico. Pero no ha abandonado sus aspiraciones de impulsar sus vehículos con el gas a presión. Aún está a la espera y ha rechazado lanzar un gran volumen de unidades eléctricas.

La apuesta por los eléctricos sigue

Pese a la sensación de crisis en el coche eléctrico, el mercado de la automoción apuesta claramente por ellos. Algunos fabricantes han recortado su producción prevista, como Ford o General Motors. Ambos alegan un crecimiento menor del esperado de la demanda. Sin embargo, ninguno ha frenado en seco sus planes de producción de eléctricos. En su lugar, parecen contener sus recursos a la espera de un momento más propicio.

Algo similar habría ocurrido con la francesa Renault. Tenía previsto sacar a Bolsa su negocio escindido de coches eléctricos, Ampere. Se esperaba una oferta pública de venta de 10.000 millones de euros. Pero el grupo matriz decidió esperar por las condiciones desfavorables del mercado.

Pero la Agencia Internacional de la Energía mantiene expectativas de crecimiento para 2024. Aún cuando estas se apoyan en los números récord del año pasado. Además, la Unión Europea se mantiene firme en su compromiso de emisiones cero para 2035. Para esa fecha, todos los coches y furgonetas nuevas que se registren en la Unión no deberán emitir CO2. Esto es un acicate para que los fabricantes empujen sus planes de vehículo eléctrico. Pero también para la creación de políticas públicas que incentiven este mercado de coches sostenibles.

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