cucaracha robótica

La cucaracha robótica podría darse un buen chapuzón

La cucaracha robótica de próxima generación se atreve ahora a dar un nuevo paso en su progreso: explorar ambientes bajo el agua. ¿Lo conseguirá?

La cucaracha robótica no se conforma con ser el animal tecnológico que más interés despierta en la naturaleza y la ciencia. Este curioso sujeto avanza en su progreso, y no quiere detenerse ante ambientes adversos como, por ejemplo, el acuático. Si una cucaracha normal aguanta hasta 30 minutos bajo el agua, su compañera robótica quiere superarla con creces de la mano de HAMR.

Una nueva generación de cucarachas al mando

Desde Estados Unidos llega el Microrobot Ambulatorio de Harvard, más conocido como HAMR. Esta nueva generación de cucarachas robóticas, de tan solo 1,65 gramos de peso, está dispuesta a romper cualquier barrera sin detenerse ante los escenarios más húmedos. Nadar y caminar en el agua es posible para estos peculiares animales que gracias a la robótica podrán contener la respiración hasta límites insospechados.

Electrowetting, un avance en la exploración de los fondos marinos

La capacidad de HAMR para pasar tiempo bajo el agua supone la llegada de una cucaracha robótica que se convertirá en una gran exploradora de los fondos marinos, gracias al parileno que las recubre y que evita que se produzcan cortocircuitos bajo el agua.

Debido a sus pies multifuncionales, y a las almohadillas que les protegen, la tensión superficial, así como la flotabilidad inducida por la misma, permite que HAMR pueda nadar y entrar y salir del agua cuando le plazca.

Pero, ¿cómo es posible? Sencillo: electrowetting. Se trata de un proceso donde se aplica un voltaje para romper la superficie del agua y que la cucaracha pueda hundirse.

cucaracha robótica

Salir a tierra firme: el reto a mejorar

Emerger o sumergirse. HAMR cuenta con dos opciones que deberá usar según le convenga. Para ello, cuenta con cuatro pares de aletas asimétricas, además de estilos de natación diseñados a medida.

Y es que, basándose en la interacción inestable entre las aletas pasivas de la cucaracha robótica y el agua circundante, HAMR es capaz de imitar casi a la perfección los movimientos de natación de un escarabajo de buceo.

Con capacidad para transportar 1,44 gramos de carga adicional sin hundirse y capaz de remar con una frecuencia de hasta 10 Hz, volver a tierra firme se ha convertido en el reto a mejorar para esta cucaracha robótica. Debido a que la fuerza de tensión superficial del agua dobla su peso, HAMR es arrastrada hacia abajo, incitando un aumento de la fricción en sus patas traseras.

Un inconveniente para que el se optó por poner incrementar la capacidad de carga y redistribuir la fricción a través de almohadillas blandas en sus patas delanteras con las que superar la cuesta y alcanzar la cima: la superficie terrestre.

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