Cursos online MOOC o yo también estudio en el MIT

Los cursos en línea masivos y abiertos (MOOC), promovidos por universidades como Stanford, Yale o el Instituto Tecnológico de Massachusetts, vienen revolucionando el mundo académico. Se trata de programas que buscan llevar el conocimiento a estudiantes de cualquier parte del mundo, con sólo tener una computadora y acceso a Internet.

En 2011, un curso dictado por los científicos informáticos Peter Norvig y Sebastian Thrun sobre Inteligencia Artificial de la Universidad de Stanford tuvo un éxito rutilante en su convocatoria: más de 160.000 inscriptos. ¿Qué aula tiene la capacidad para recibir a tal cantidad de alumnos? La respuesta es simple: Internet.

Gracias a los cursos en línea masivos y abiertos (Massive Open Online Courses, MOOC según sus siglas en inglés), Norvig y Thrun se convirtieron en los pioneros de esta nueva forma de enseñar y estudiar desde cualquier parte del mundo, sólo con una computadora y una conexión a Internet.

Imagen de Peter Norvig y Sebastian Thrun

Imagen de Peter Norvig y Sebastian Thrun vía Flickr/BrewBooks

En realidad, desde la llegada de las nuevas tecnologías y con el creciente acceso a la red de redes, la educación a distancia siempre ha estado presente en la industria. Sin embargo, existe una serie de particularidades que diferencian a los MOOC de antiguas modalidades de estudio.

Si bien se requieren de conocimientos mínimos de acuerdo con la temática abordada, nada impide que un interesado se inscriba a los MOOC. Los requisitos técnicos son muy básicos, sólo requiere el uso de un navegador web, una conexión a Internet y aprovechar al máximo las herramientas online, tales como videos en YouTube.

Los MOOC buscan ser globales y llegar a la mayor cantidad de alumnos. Dada su naturaleza, estos cursos online no están atados a husos horarios, y se desarrollan en períodos relativamente cortos, con programas que están divididos por semanas. Aquí el propio Peter Norvig explica de qué se trata un MOOC.

La mayoría de la oferta educativa en este segmento está en Estados Unidos, en donde destacan las plataformas Udacity con los cursos organizados por la Universidad de Stanford y  Coursera de las Universidades de Yale, Princeton, Michigan, Penn, UNAM y el Instituto Tecnológico de Monterrey.

Por su parte, Edx tiene al prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), mientras que la Khan Academy, fundada por Salman Kahn, tuvo diversas réplicas en todo el mundo sobre contenidos educativos de diferentes niveles y asignaturas. En esta charla en TED, Kahn explica el modelo:

“En un MOOC intentamos replicar el espíritu de la educación uno a uno que poseen las aulas y la educación presencial”, dijo Norvig sobre la experiencia del curso online. Especialista en Inteligencia Artificial y Búsquedas en Internet, es el director de Desarrollo de Google junto a Sebastian Thrun, uno de los impulsores de los autos sin conductores que promueve el buscador web.

El ímpetu revolucionario que poseen estos cursos online aún deben enfrentar varios desafíos. En su experiencia, Norvig y Thrun tuvieron 160.000 inscriptos, pero sólo el 12,5 por ciento cumplieron los objetivos: unos 20.000 estudiantes que destinaron entre 50 y 100 horas de estudio y obtuvieron un certificado. Ese es, por lo general, el promedio que suelen contar los MOOC, con una alta tasa de deserción.

A su vez, sus críticos destacan que, a pesar de ser dictados por instituciones de renombre, no cuentan con las mismas exigencias que poseen sus contenidos académicos en las cursadas universitarias.

Los MOOC no dejan de ser una experiencia incipiente. Están en una etapa embrionaria, pero con una rápida evolución. Ya cuentan con cursos que van desde el uso de herramientas de análisis de datos aplicado al periodismo o datajournalism, hasta perfeccionamiento de las técnicas de programación, tales como Codeacademy, CoderRacer, Rails for Zombies y CoderDojo.

Las críticas no intimidan a Norvig, quien es optimista con el futuro de los MOOC. “Lo más apasionante es toda la cantidad de registros que estamos recolectando, que refleja las interacciones de millones de alumnos. Cuando lo analicemos y podamos aprender sobre su funcionamiento, veremos la verdadera revolución educativa”.

Imagen de portada vía Flickr/DaveSee

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