Aunque muchos no queramos admitirlo, cada vez nos resulta más difícil limitar el trabajo a nuestra oficina. Desde una comprobación del correo electrónico en el autobús al final de la jornada hasta una llamada telefónica importantísima en albornoz el primer día de las vacaciones, nuestro trabajo ya no se limita a las cuatro paredes de un despacho en horario de 9 a 5.
Por supuesto, el desarrollo tecnológico tiene mucha responsabilidad en esto. Los smartphones, las tablets y los ordenadores portátiles hacen mucho más fácil seguir trabajando mientras ves la televisión un domingo por la noche, por ejemplo. Las empresas ya no se dirigen desde un despacho, sino desde las casas, cafeterías, autobuses, trenes y aeropuertos.
Aunque usar un dispositivo móvil para trabajar no es nuevo, la idea de que se trate de un dispositivo personal sí que se remonta a hace tan solo cinco años, cuando el iPhone de Apple se convirtió en un accesorio indispensable y todos nos pusimos a andar por ahí con miniordenadores en el bolsillo. No fue hasta cerca de 2010 que las empresas empezaron a tomarse en serio el BYOD (Trae Tu Propio Aparato).
Es fácil imaginar por qué funcionó tan bien
El BYOD implica que los trabajadores pueden hacer el trabajo por el que les pagan usando un dispositivo que conocen y que les gusta, ya sea un iPad o un iPhone, y no uno peor que le dé el departamento de TI. Y según una investigación de Cisco, los trabajadores que utilizan sus propios dispositivos están mucho más satisfechos con su trabajo… Y un trabajador satisfecho es un trabajador productivo.
Otro artículo de investigación, publicado a principios de año, decía que un 74 % de las empresas de todo el mundo ya permiten el BYOD, o planean permitirlo en los próximos 12 meses.
Sin embargo, aunque está claro que la mayoría de los que trabajamos con nuestros dispositivos móviles (e-mails, otros documentos, datos, sistemas, etc.) lo hacemos para marcar una diferencia positiva, es cierto que hay riesgos para la seguridad con los que tenemos que tener cuidado.
Los requisitos de seguridad de una empresa son muy diferentes a los de un consumidor
Incluso algo tan inocente como consultar el e-mail o trabajar con un documento puede abrir una línea entre tu dispositivo y la red de tu empresa y a los hackers no les costará nada aprovecharse de ella.
La seguridad en el trabajo es mucho más que un antivirus. Hay que tener cuidado con los intentos de hackeo y los ataques DDoS, monitorizar quién tiene acceso a los archivos y carpetas, realizar los registros pertinentes a efectos legales y mucho más.
Esto es mucho más fácil hacerlo con ordenadores y otros dispositivos que son propiedad de la empresa. El departamento de TI puede instalar programas de seguridad para proteger los dispositivos. Con dispositivos que sean propiedad del empleado, esto es mucho más difícil.
Los dispositivos perdidos o robados suponen claramente un problema: si eso sucede, piensa en todos los datos confidenciales de la empresa que pueden contener. Puede ser un quebradero de cabeza considerable para la empresa, y existen complicaciones regulatorias y legislativas que pueden provocar que tomen medidas disciplinarias contra ti.
Una forma de evitar esto es utilizar herramientas como el reconocimiento dactilar o facial para bloquear el teléfono; un ladrón tendría que pasar un trabajo espantoso para burlar algo así.
Las apps son otra cosa de la que hay que desconfiar, particularmente de los permisos que firmamos cuando nos las descargamos. La mayoría de la gente no los lee, y hay muchas apps que nos piden mucho más de lo que necesitan. Cualquier información confidencial que contengan tus mensajes de texto, tus contactos, tu calendario o incluso tu historial de llamadas es potencialmente visible para esas apps.
De modo que ten cuidado con los permisos que te pide cada app, y pregúntate si realmente necesita acceder a todas las cosas que te está pidiendo. Si no es así, ¿para qué arriesgarse?
No digo que la gente tenga que dejar de usar sus dispositivos móviles para trabajar. Con la cantidad de smartphones y tablets que hay por ahí, es simplemente imposible que eso pase. Digo solo que los que los usamos, deberíamos tener un poco más de cuidado con la seguridad.
No podemos creer que, solo porque estemos accediendo a material del trabajo, la seguridad ya se despliega sola. Si tienes el mismo cuidado con la información del trabajo que con la tuya propia, no hay ninguna razón para que no uses tu dispositivo para trabajar.