El estudio de la arqueología simboliza una llave que abre las puertas del pasado. No obstante, aún es complicado revelar sus secretos. De ahí que las recientes revoluciones tecnológicas han permitido descifrar lo difícil y el Deepmind ha sido un gran aliado. ¡Ahora es más sencillo descubrir nuestro mundo al explorar críticamente esos elementos del pasado!
Arqueología en la era de la IA
El reto actual de la arqueología no es descubrir nuevas cosas, sino trabajar en aquellos objetos ya excavados y digitalizados. Actualmente, no es posible examinar la totalidad de registros relevantes. De modo que es limitada la capacidad investigativa sobre los objetos obtenidos.
En esta línea, estos son algunos de los avances de la IA que ayudan a la arqueología:
- Descubrimiento de decenas de asentamientos abandonados hace mucho tiempo a lo largo de la costa de Madagascar que dejan ver conexiones ambientales con las comunidades modernas.
- Detección de protuberancias casi imperceptibles de los montículos de tierra dejados por las culturas prehistóricas de América del Norte.
- Otros investigadores han cartografiado los sistemas fluviales de la Edad del Bronce en el valle del Indo, una de las cunas de la civilización.
La inteligencia artificial apoya a los científicos en la búsqueda de nuevas excavaciones arqueológicas a una escala nunca imaginada. Por lo que se puede decir que la IA ha sido una herramienta para los avances encontrados. Los algoritmos de aprendizaje automático brindan una vía más rápida de análisis de datos complejos.
De ahí que, los desarrollos en Inteligencia Artificial y Aprendizaje Automático han permitido clasificar los artefactos arqueológicos digitalizados existentes, mejorando la capacidad de búsqueda de datos y permitiendo una mejor comprensión de las culturas antiguas. ¿Qué tiene que ver con todo esto el Deepmind?
Deepmind: Develando símbolos
DeepMind combina el aprendizaje profundo y los algoritmos. Esto mediante un algoritmo que genera un modelo equivalente al que puede funcionar con datos del mundo real.
De acuerdo con un estudio, uno de los más recientes modelos de IA generado por DeepMind ayudó a restaurar un texto faltante de unas antiguas inscripciones griegas. Sumado a ello, ofreció sugerencias sobre cuándo se escribió el texto, así como sus posibles orígenes geográficos.
Se ha señalado que el DeepMind de Google desarrolló la red neuronal Pythia. Su objetivo era completar las inscripciones faltantes en griego antiguo en las superficies dañadas de los artefactos de piedra y cerámica. Entre sus rasgos particulares destacan:
- Lleva el nombre del Oráculo de Delfos.
- Toma como entrada una secuencia de texto dañado.
- Predice secuencia de caracteres de las restauraciones hipotéticas de las antiguas inscripciones.
El desarrollo más reciente de Deepmind: Ithaca
Ithaca es el nuevo software que se fundamenta en un conjunto de datos de unas 78.608 inscripciones griegas antiguas. Cada una está etiquetada con metadatos que refieren dónde y cuándo se escribió. El algoritmo busca patrones de esta información, las codifica en modelos matemáticos complejos y, con estas inferencias, sugiere:
- Texto.
- Fecha.
- Orígenes.
Ahondando más en esto, un estudio refiere que la precisión de este modelo es de 62% al restaurar letras en textos dañados. Además:
- Atribuye los orígenes geográficos de una inscripción a una de las 84 regiones del mundo antiguo con un 71% de precisión.
- Ubica el texto en un promedio de 30 años alrededor de su año conocido de escritura.
Los autores destacaron que, a pesar de tener un panorama prometedor, Ithaca no puede operar independientemente de la experiencia humana. Las sugerencias se centran en los datos recolectados mediante los métodos arqueológicos tradicionales. Por lo que la arquitectura de esta red neuronal profunda se basa en:
- La colaboración.
- El apoyo a las decisiones.
- La interpretabilidad.
Resolviendo algunos casos controversiales
Este algoritmo Ithaca tuvo su intervención en una controversia histórica en torno a unos decretos atenienses y sus fechas de datación. Se había fijado inicialmente que su fecha era alrededor del 446 a.C. Tras un estudio minucioso de los historiadores, algunos señalaron que los decretos se escribieron alrededor del 420 a.C. Ithaca predijo una fecha de 421 a.C., muy cercana a la conclusión anterior (Oulette, 2022).
Como podemos ver, la historia proporciona información inestimable sobre nuestro pasado. Da sentido a nuestra situación actual y nos ayuda a prepararnos para el futuro. Los investigadores recurren cada vez más a las tecnologías emergentes, por lo que aún queda mucho por recorrer y conocer.